La convocatoria de una asamblea constituyente para modificar la carta magna colombiana sigue estando en la palestra pública. La razón es solo una. El actual mandatario, aunque lo ha negado en variedad de ocasiones, ya empieza a dar muestra de que acariciaría tal idea para un futuro aún incierto.
De acuerdo con la normativa vigente en la patria neogranadina, solo a través de una modificación de la Constitución colombiana sería posible que el actual presidente se presente a elecciones en 2026. Por otro lado, la propia Constitución del año 1991 es clara al determinar que su reforma es posible solo a través de una constituyente convocada mediante una ley. Ello se estableció así para proteger a este instrumento de futuros abusos de poder.
Pero ya comienzan a presentarse ante la palestra pública juristas de algún renombre que adelantan y sostienen la tesis de que dentro del marco del desarrollo de los acuerdos de paz firmados por el gobierno y las FARC en La Habana, en el año 2016, se dejó entreabierta la puerta a la instauración de una constituyente.
El caso es que Gustavo Petro, sinuoso como ha siempre sido en sus expresiones públicas y en las redes, está dando pasos para configurar la vía que le haría posible presentarse como candidato a los próximos comicios. Y para ello acude no solo a terceros que apuntalen la tesis que acabamos de comentar, sino que él mismo está fraguando un estado de cosas que lo haga aparecer como candidato. El presidente, líder de larga y accidentada carrera política, ha comprobado como ante Colombia él se crece cuando actúa como candidato y se disminuye cuando actúa como gobernante. La diatriba pública es el ambiente en el que se siente como pato en el agua, lo que naturalmente lo anima a alimentarla.
Desde Córdoba, la pasada semana no se refirió a una “asamblea constituyente” sino a un “poder constituyente” radicado en la voluntad del pueblo. A través de un galimatías imposible de entender -pero contundente en boca de un jefe del Estado-, Gustavo Petro maneja ahora la especie de que el poder del pueblo estaría por encima de cualquier instrumento para impulsar reformas porque “poder constituyente es una actitud generada por la democracia…».
Solo que los detractores de su gobierno tienen bien aquilatada tal estrategia. Es así como el expresidente Iván Duque ha sido de los primeros en salirle al paso para desenmascarar sus aspiraciones y para llamar a la nación a no abrir espacio para el engaño que se fragua antes los ojos de todos y que se manipula desde la Casa de Nariño.
Termino diciendo que la realidad es que en el vecino país los colombianos están claros: la vía para el retorno de Gustavo Petro a la palestra electoral ya parece estar en marcha… y no será a través de un camino ortodoxo.
El pueblo puede constituirse, según el presidente, en poder constituyente. No hace falta más.
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