Pelear por la libertad de Venezuela en estos tiempos, muy a menudo y por desgracia, es no solo pelear contra los malignos intereses que la subyugan y explotan día a día. Es pelear también contra malos hábitos de conductas políticas, no solo inoficiosas y que no ayudan a crear, organizar y establecer sólidos equipos humanos indispensables para obtener la victoria. Ello va sumando dificultades y nos restan energías que deben ser concentradas para el logro del propósito muy superior a cada uno de nosotros como integrantes: ¡la Libertad!
No haré uso del valioso tiempo que me dispensan al leerme, refiriéndome a ninguna persona en especial, u organización. No voy a polemizar con quien esgrima como credencial el decir estar del lado de la lucha de liberación de Venezuela frente a la narcotiranía. Las propias ejecutorias de cada quien irán clarificando el lugar que a cada cual le corresponda.
Por ello no haremos de la narrativa de un grave error cometido, ni de insalvables diferencias que lamentablemente nos distancian de quienes insisten en cometer este tipo de proceder político, cualesquiera sean loa personajes o grupo.
Nuestro foco de atención permanente es la libertad. Sin embargo consideramos necesario deslindar y denunciar la utilización del esfuerzo que cualesquiera de nosotros hayamos podido aportar en determinado momento, intentando crear un sentido de amplitud, tolerancia e integración solidaria en un multidisciplinario equipo.
Trabajar por la claridad de propósitos, vocación para la unión y la estrategia claramente acordadas, que con la asignación de tareas o responsabilidades específicas a cada uno nos permita lograr la vital tarea de conquistar la libertad de Venezuela, desde un “ejército de voluntades” inquebrantables es nuestro reto por Venezuela.
No nos referiremos en este artículo a consideraciones en lo estratégico ni en lo operacional, ni a un plan para liberar a Venezuela. Involucrar nombres de personas en Venezuela, e incluso fuera de ella, que tienen intereses y personas amadas dentro del territorio es de tal grado de irresponsabilidad que más le vale a quien lo haga que se disponga a asumir luego las consecuencias de sus actos.
Dejemos constancia, pues, de nuestra historia, y para la historia que nos da sencillas, pero contundentes lecciones para consolidar fundamentos doctrinarios de nuestra actuación responsable: a) La génesis de Venezuela como República independiente se origina en el debate que se da en lo que era nuestro institución-parlamento como Colonia: el Cabildo de Caracas. De sus integrantes y del liderazgo de la llamada entonces “Sociedad Patriótica” se logró pasar de un acta del 19 de abril de 1810 “en defensa de los derechos de Fernando VII”, a la redacción al año siguiente, con la incorporación de Francisco de Miranda, a la constitución de un Parlamento propio, que el 5 de julio de 1811 acordó e inició la redacción del Acta de Declaración de Independencia, asumiendo la redacción de nuestra primera Constitución. Observemos el sentido incrementalista e inteligente de un proceso llevado a cabo en tales circunstancias de incertidumbre. b) Con la iniciación de la Guerra de Independencia y, por tanto, la necesaria creación de nuestro auténtico “Ejército Libertador” para pelear por la Libertad de Venezuela, reconocemos nuestro glorioso legado.
- c) Muy mal podríamos, entonces, nosotros mismos,y en nuestras específicas circunstancias de 2019,desconocer esa génesis legítima y brillante de lucha que es nuestro Parlamento.
En este caso nuestra Asamblea Nacional, legítimamente elegida en diciembre de 2015 que dio paso a la designación de nuestro TSJ legítimo en el exilio. Luego, en correspondencia con esta Constitución, a la Presidencia encargada de la República, en virtud de ser su actual presidente de Asamblea Nacional, es establecido por ella. Es allí dónde precisamente se origina el reconocimiento internacional y la razón que nos asiste. Bajo las circunstancias excepcionales de hoy, debemos nuevamente unidos “pelear por la libertad” de Venezuela:
Asamblea Nacional, TSJ, y Fuerzas Armadas “Libertadoras”. c) Los errores que se han cometido, o que se cometan en nuestras filas, tienen que ser tomados como parte del reto de rectificación, y de mayor organización y de respeto, para honrar los acuerdos políticos y las alianzas que se han hecho, y las que haya que hacer, como la Alianza Internacional por la Libertad que tenemos que lograr para ir más allá de lo electoral y alcanzar la libertad de Venezuela y de nuestro subcontinente americano.
catedrainternacionalporlalibertad@gmail.com