La mayor parte de los países de Latinoamérica están gobernados por políticos de izquierda de dudosa reputación. Gente sin escrúpulos capaz de aferrarse al poder a cualquier precio. Las órdenes judiciales que pesan sobre Pedro Castillo y Cristina Fernández de Kirchner dejan en evidencia solo la punta del iceberg de un problema que afecta a la región, nuestras naciones están plagadas de infinidad de bandidos que ocupan altos cargos públicos.
Fernández de Kirchner está acusada de corrupción y Pedro Castillo por presunta comisión de los delitos de rebelión y conspiración, aunque previamente la Fiscalía del Perú lo señaló de ser el cabecilla de una red responsable de los delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión. Estos dos dirigentes son un par de joyas que no son muy diferentes del resto de los gobernantes de la izquierda de la región. Por ejemplo todo el mundo sabe bien quién es Maduro y ni hablar de Lula, quien hasta hace poco estuvo en una cárcel, o Petro que fue guerrillero. La lista es larga y los trapos sucios siguen apareciendo.
Latinoamérica está a punto de recibir otro año con un grupo de sátrapas enquistados en el poder y aunque la realidad ahora es más evidente, muchos países siguen añorando importar los anacrónicos gobiernos socialistas.
Espero que el lamentable y vergonzoso ejemplo de Maduro, Castillo y la señora Fernández de Kirchner sirva para que los pueblos del mundo despierten y no caigan en la trampa de los malos gobernantes que quieren disimular su interés y el beneficio personal que obtienen a costa del Estado, disfrazándolo con tintes de igualdad social, aunque nada más intentan engañar y perpetuarse en el poder ellos y los suyos.