Independientes consolidados como una fuerza política en estos tiempos de crisis y convulsión política deben organizarse y hacer frente a la partidocracia, es imperdonable que para las elecciones presidenciales esta fuerza creciente y dominante termine nuevamente en las manos de sus verdugos, los partidos políticos. El cambio y la transformación del país debe desmontarse del tradicionalismo que lleva por dentro lo más chocho, vil, obscuro, inescrupuloso y pervertido de la dirigencia, la mayoría asociados y practicantes de las conductas más execrables y aberrantes, siempre contrarias a la ética y la moral que deben ostentar quienes pretenden bien conducir una nación devastada por la pandemia llamada socialismo, que continúa haciendo estragos en el país y otras latitudes.

Venezuela vive desde hace años en un limbo. Mientras la población entera es sometida a políticas de distracción y control que generan la pérdida del tiempo productivo de cada ciudadano, las organizaciones paralelas al Estado hacen y deshacen con los recursos de los venezolanos, abusando del poder conferido o secuestrado. El ciudadano cabresteado y sodomizado en gran parte por la infame revolución, pasa su tiempo registrándose en el Saime para sacarse la cédula o el pasaporte pensando en irse del país. La necesidad de movilizarse le obliga a inscribirse en algún programa de distribución de gasolina que cambian de modalidad permanentemente, además de mensualmente tener que ingresar al sistema de subsidio, para pagar el cupo que le corresponde en teoría a cada usuario, para luego hacer cola semanalmente para surtir combustible subsidiado o dolarizado. Como dicen los funcionarios del régimen, más de 17 millones de personas todos los meses están revisando la tormentosa plataforma patria, para conocer qué bono miserable es depositado. Como todo depende del régimen esclavista, los sitiados ciudadanos viven abriendo alguna cuenta en bancos del Estado que le exigen para algún trámite o beneficio. Todas estas plataformas son catalogadas como ineficientes porque permanecen todo el tiempo colapsadas o fuera de servicio. También, en este caso los cabezas de familia religiosamente viven pendientes de hacer el depósito al inquisidor jefe de calle para recibir la bolsa CLAP, y destinan otro medio día haciendo cola para recibir los alimentos de tercera y de muy mala calidad de este humillante programa. Como las comunicaciones no sirven, invierten tiempo visitando Cantv todos los meses para que le restablezcan el servicio de teléfono e Internet en oficinas donde los pocos funcionarios que quedan atienden un número limitado de personas y pese a la insistencia de los usuarios nunca hay solución, pero siguen cobrando las tarifas que ajustan constantemente. Hay que levantarse de madrugada para hacer cola en algún centro asistencial para conseguir una cita médica y después para que te atiendan. Un día de espera y luego lo mandan a uno para la casa con una lista de medicamentos por la que hay que pagar entre 20 y 150 salarios mínimos. Si los hijos asisten a las escuelas y liceos públicos, es un desastre del cual estoy seguro de que la mayoría de los venezolanos pueden expresar miles de observaciones. La educación en los últimos 3 años ha ido en descenso abrupto y no se ejecuta ninguna planificación. Los padres o representantes deben ocupar gran parte de su tiempo solventando las carencias y grandes debilidades de las instituciones educativas, todas vulnerables, desasistidas, politizadas y desmoralizadas por un Estado intransigente, enrevesado y descaminado.

Toda la cotidianidad del venezolano es absorbida por los espejismos del régimen.  Lo que la población expresa a diario es una política inducida de distracción permanente que se ha ido asumiendo sumisa y progresivamente. La consolidación de esta realidad está fundamentada en muchas políticas generadas y aplicadas incluso antes de la revolución. Los venezolanos piensan erróneamente que una organización política determinada podrá resolver sus problemas. Quienes no se percatan de la realidad y no se preocupan por dilucidar el dilema político en el país son los grandes promotores del continuismo, del centralismo y los cogollos partidistas amantes del poder, que lo obtienen en cada proceso electoral, unos creando moderadas estructuras que salen a la caza de los más necesitados y vulnerables de la sociedad; y otros que apelan al sentimiento popular, ayudados por grandes capitales, aplicación de tecnologías de punta y recursos del poder en todos los niveles.

Los partidos políticos en las últimas décadas han dejado de ser instituciones democráticas, son nichos de vivianes, por lo que los sectores independientes en el país deben tomar la batuta y enfrentar las pretensiones de los partidos de querer utilizarlos como relleno, carga franelas, de banderas y pancartas.

Existe una infinidad de organizaciones, asociaciones civiles, movimientos sociales y otras estructuras que deben entrar en la conquista del poder en condiciones de igualdad, respeto y reconocimiento en esta gesta que se persigue al rescate de la democracia

Hay oportunidad de crear una gran confederación que invite y agrupe a todos estos sectores que hoy sumados son la mayoría en el país y crear uno o algunos instrumentos electorales que les sirvan de base de sustentación a la hora de participar electoralmente hablando.

Recordemos que tenemos un Estado que concentró los poderes, nos corresponde a los venezolanos concentrar el sentimiento nacional que es mil veces más poderoso y eso se logra con la unificación y participación absoluta de la voluntad de cada uno de los venezolanos. Debemos motivar y construir grandes instancias y puntos de encuentro que activen y moralicen a la población, que suprima el sectarismo y fomente la inclusión.

Los escenarios por venir requieren de orientación para evitar la dispersión. Tenemos un escenario de primarias en un sector importante de la oposición el cual es amenazado, se estima que de concretarse decantaría 13 aspirantes a 1. Se prevé igualmente que vendrán al menos entre 5 y 10 candidaturas más. la mayoría de origen deleznable que persiguen un vahído en la oposición.

Se debe trabajar en base a una estrategia y no fundamentarse en una pasión. La opinión pública está siendo bombardeada con acciones que generan posibles escenarios que para muchos revisten complejidad. el régimen tiene guardado la mayoría de su arsenal para generar la división y su jugada magistral será las elecciones generales. ¿Ustedes se imaginan si para esta fecha y en las circunstancias que estamos no ha sido posible un mínimo de entendimiento entre los actores políticos de oposición para definir una candidatura, a pesar del clamor popular? ¿Ustedes se imaginan cómo poner de acuerdo a los partidos y dirigentes con sus intereses por delante, para consensuar o llevar a primarias o cualquier método, candidaturas nacionales, regionales y municipales juntas? ¿Ese escenario viene y quién está trabajando con base en esta realidad?

El ejercicio de la política se deslindó de lo convencional para entrar en lo que denominaron los oficialistas “lo asimétrico”. Lo único que no tiene calculado el régimen de Maduro y así lo he estudiado y puedo asegurarlo, es la organización definitiva y contundente de los independientes como fuerza política cohesionada, que por su fuerza mayoritaria se le enfrente e imponga a la nociva borra partidista y se niegue rotundamente a subordinarse a sus designios y postulados, por siempre impuestos al electorado venezolano. Hay muchas formas de esclavismo, la mayoría de los venezolanos sufre los rigores de ellas. La masa laboral venezolana es esclava del sistema socialista, que liquidó sus salarios y beneficios, pero también hay un esclavismo político que ejercen los partidos, en su mayoría, sobre la militancia.

Recordemos que los partidos políticos de las diferentes corrientes por todos conocidos son los instrumentos que reducen e inducen al sentimiento popular a confiar en un símbolo, color, figura o propuesta general y a través del voto se hacen del poder por consentimiento del elector, que no exige, no se organiza y es permisivo al sistema que los subyuga y los pone siempre en segundo plano. El ciudadano independiente debe pasar de ser relleno a ejercer su papel protagónico. Eso sí es parte del cambio.

 


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