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Participación popular 

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Huelgan los comentarios sobre la votación efectiva del 6D, pues los escandalosos niveles de abstención fueron demasiado evidentes. Fue una abstención espontánea de la ciudadanía, que no refleja las líneas políticas de Guaidó o de los partidos de oposición. Por el contrario, es el resultado del descrédito radical del aparato electoral que siempre declarará el triunfo de Maduro sin importar el tipo de elección donde intervenga, así sea en unas fiestas patronales para elegir a una reina. Esto se evidenció, de manera grosera, cuando el PSUV, en lugar de ceder varias de las curules conquistadas, prefiere inflar los votos para obsequiarlas a los participantes seudoopositores de esta hora que las reclaman con la mayor sutileza y cortesía posibles.

Era de suponer que el costo político de participar en el show pactado, además del dinero involucrado, se traduciría en la concesión de varias diputaciones para aquellos seudoopositores que se prestaron, públicamente, a promover los comicios. Para ello utilizaron un falso lenguaje de oposición con la promesa de un cambio que se generaría al ellos obtener el triunfo. Para sorpresa de muchos, los más bullangueros, cuales mesías de la «nueva oposición», quedaron fuera del reparto; aunque algunos si resultaron favorecidos: unos como principales, y otros, muy pocos, como suplentes. Claro está, esto ha movilizado a los capitostes de la falsa oposición, a diligenciar en todo lo posible su inclusión en la primera quincena de enero de 2021, para tratar de ocupar una curul que les dé algo de vida política después de la inmensa raya que obtuvieron con su participación, donde invirtieron el irrisorio patrimonio moral que les quedaba.

Realmente al ser desechados por el régimen, que se reservó el derecho de elegir a sus contendientes, piden en verdad una reconsideración o revisión del contrato, aunque nadie sabe qué más el régimen puede ofrecer. Y, porque ya no caben todos, entre ellos pujan por las pocas curules que quedan. Pero eso sí, con la mejor delicadeza cortesana, hacen sus peticiones, porque solo gritarán fraude si están bien lejos del país, inventándose un heroico exilio político al inaugurar un apartamento o una casa en un exclusivo condado gringo, por ejemplo.

Ahora bien, una situación diferente se vive del otro lado de la acera, el llamado a la consulta popular, mecanismo válido para un sector de la oposición pero no para otros. Aunque ambos grupos tengan el mismo objetivo ―el cambio inmediato de gobierno― los procedimientos para lograrlo no son iguales, sin dejar de nombrar el poco liderazgo que queda en el tapete. Estoy seguro de que el resultado será un final de año sin ningún cambio en el escenario político, y el resurgimiento de conflictividad, en algunos casos, y desilusión, en otros.

Distinto se abrirá el 2021, un año en que el régimen que hoy usurpa el poder vendrá con nuevas tácticas para seguir manteniendo su posición. Por ende, en la oposición debe prevalecer la sensatez y poner los pies sobre la tierra a nivel político; mantener el pensamiento en la construcción de una nueva unidad, llamar de manera seria a la participación de todos los sectores y construir verdaderas estrategias para una transición. El ruido del silencio es más ensordecedor de lo que muchos pueden imaginar. El 6D demostró con la abstención que los ciudadanos de una Venezuela libre somos mayoría, que  Venezuela libre existe, persiste y resiste, y está a la espera de una oposición unida, con planes claros y precisos que la guíen en su entrada real al siglo XXI.

@freddyamarcano

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