OPINIÓN

Parsifal D’Sola ¿el último hombre a caballo?

por Jorge Alejandro Rodríguez Jorge Alejandro Rodríguez

Parsifal D’Sola entrevistado por Alonso Moleiro

Hoy nos despedimos de Parsifal D’Sola, un titán de la vida política venezolana de los últimos cincuenta años, empresario visionario y hombre íntegro en la política, que nunca ejerció como oficio y nunca abandonó como pasión, gentil hombre cuyo legado de acción y lealtad marca buena parte de la historia reciente de nuestro país.

Conocí a Parsifal hará poco más de veinte años, en las oficinas del diario Tal Cual. La mañana estaba avanzaba con esa inquietante mezcla de expectativa y fervor que caracteriza a las redacciones. Llegué junto a Oswaldo Barreto Miliani, quien fue conocido en círculos íntimos (además de revolucionarios del mundo entero) como Otto. Otto, un intelectual agudo excepcional de prestado un tiempo a las armas, nos presentó al sumarnos a la reunión que sostenían D’Sola y Teodoro Petkoff. En esa reunión me di cuenta de que estaba ante un hombre singular.

Parsifal D’Sola no era un hombre común y corriente. Su figura emanaba una combinación única de pragmatismo empresarial y fervor social. En el ámbito político, su compromiso con la justicia y la equidad se reflejaba en cada una de sus acciones y decisiones. Como empresario, su visión le permitió emprender y apoyar las más diversas causas, entre ellas su relación con los periódicos más importantes de Venezuela, El Nacional, sin duda el más relevante en el acontecer político y cultural del país, forjado por el tesón de los Otero y Tal Cual, la hija de tinta de Teodoro que en la primera década del siglo XXI sentó cátedra a través de sus editoriales, Boccanegra y columnistas de hondo calado.

Pero más allá de sus logros tangibles, Parsifal era, ante todo, un hombre de principios y de amistad sincera. Su capacidad para forjar lazos profundos y duraderos, basados en la lealtad y el respeto mutuo, lo convertían en un amigo entrañable e invaluable. Su relación con Otto y conmigo no fue la excepción, sino la norma de un hombre que valoraba a sus amigos tanto como a sus ideales.

Parsifal fue, sin duda, el último hombre a caballo de una generación de soñadores y luchadores que buscaron, por todos los medios posibles, transformar Venezuela. Junto a figuras emblemáticas como Luis Miquilena, Teodoro Petkoff, Oswaldo Barreto y Manuel Quijada, Parsifal encarnó la esperanza y la acción en tiempos de incertidumbre y adversidad. Estos hombres, movidos por un amor profundo por su país, no se conformaron con soñar; actuaron, se entregaron y persistieron hasta su último aliento.

En este momento de reflexión, mientras lamentamos su partida, celebramos la vida de un hombre que nos enseñó el verdadero significado del compromiso y la lealtad. Parsifal D’Sola será recordado no solo por sus contribuciones al desarrollo de Venezuela, sino por su espíritu indomable y su capacidad para inspirar a quienes tuvimos la fortuna de conocerlo.

Que la memoria de Parsifal nos impulse a seguir luchando por un país más justo, solidario y democrático, con la misma pasión y dedicación que él demostró a lo largo de su vida.

Descansa en paz, estimado Parsifal. Tu espíritu vivirá siempre en cada rincón de la Venezuela por la que tanto luchaste.

@madrugonazo