Solo los poderosos tienen derecho a la salud, quien padezca de una enfermedad crónica corre riesgo de perder la vida en cualquier hospital.
El Estado debe asumir por humanidad el derecho a la salud y la vida de todos los pacientes crónicos que actualmente están en riesgo.
Muchos enfermos de cáncer no pueden cumplir con su tratamiento oncológico porque en los hospitales es imposible aplicar las quimioterapias; son muy escasas las intervenciones quirúrgicas para resolver problemas coronarios por los problemas de insumos; tampoco funcionan los tomógrafos y los servicios básicos son deficientes; son cada vez menos las máquinas de diálisis que están operativas, lo que hace imposible cumplir con el protocolo de recibirla 3 veces a la semana y porque continúa paralizado desde 2017 el programa de trasplantes correspondiente al convenio con el Estado italiano para trasplantes de médula ósea que en una oportunidad logró salvar a muchos niños del hospital J. M. de los Ríos.
Sin duda alguna que estamos en presencia de falta de humanidad por parte del Estado y la vulneración del derecho a la salud que está obligado a garantizar. Con su manera de proceder afecta a los menos pudientes, que son los que sufren por no contar con un buen salario ni pensiones dignas, menos aún con un seguro de salud ni hospitales que presten un buen servicio. Es una indolencia sin precedente en el país.
Para finalizar, no puedo más que condenar nuevamente la conducta de todos los que integran la mesa de negociación por no incluir en los temas de discusión la situación de los pacientes crónicos, la reactivación del programa de trasplantes, además del bienestar social y calidad de vida de los venezolanos