Para relajarse en Navidad (I)

En Caracas ya han comenzado a aparecer las tradicionales decoraciones navideñas en tiendas, oficinas e incluso ventanas y balcones de casas y apartamentos. Para nada es como en los tiempos de prosperidad de la democracia (1958-1998), cuando los edificios de instituciones privadas y estatales tenían inmensos adornos; pero nos anima a seguir luchando en medio de los peores tiempos de la República. 2019 ha sido un año muy duro y necesitamos un período de descanso y relajación, y como no podemos tomar “vacaciones del país” se hace necesario preparar nuestra respectiva burbuja reparadora. Es por ello que inicio una serie de artículos con consejos al respecto. En este caso, me dedicaré a las películas que me alegran en las mejores fiestas del año.

Las Navidad nos alegra por su razón fundamental: el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Toda nuestra atención debe estar dirigida al trato con Él, quien nos dice: “Vengan a mí los que estén cansados y agobiados” (Mateo 11, 28). Pero nuestra humanidad limitada necesita diversos apoyos y entre ellos está el buen cine que nos hace viajar a “momentos” mejores. Nos divierte, emociona y nos hace identificarnos con maravillosos personajes. Los recuerdos de felices navidades se ven acompañados por algunos filmes ¿Quién no ha tenido esa experiencia inolvidable de estar en casa con sus seres queridos (o solo ¿por qué no?) viendo un clásico cinematográfico se ha perdido de uno de los momentos de mayor magia y alegría, especialmente en Navidad? ¿Cómo no pensar en la transformación de Ebenezer Scrooge, el Grinch y en el despertar de George Bailey ante su sentimiento de frustración por creer que su vida no ha servido para nada? Todas estas experiencias tienen tanto que decirnos a los venezolanos…

De mi lista ya les he adelantado anteriormente tres: Cuento de Navidad en cualquiera de sus versiones, aunque yo tengo debilidad por la de Edwin Marin (producida por el gran Joseph Mankiewicz de 1938 y la de animación de Robert Zemeckis de 2009; Cómo el Grinch robó la Navidad caracterizada por Jim Carrey y dirigida por Ron Howard en el 2000; y la magnífica: Es una vida maravillosa de Frank Capra y con actuaciones de James Stewart y Donna Reed en 1946. También está el sano humor en medio de un pueblo al cual me gustaría retirar cuando llegue a anciano de: Dos viejos gruñones (Donald Petrie, 1993) con Jack Lemmon y Walter Matthau. Cuando Harry conoció a Sally (Rob Reiner, 1989) con Billy Cristal y Meg Ryan, los cuales nos llevarán a los maravillosos ochenta. Otra comedia romántica de Navidad que disfruto es: Sleepless in Seatle (Nora Ephron, 1993) con Tom Hanks y Meg Ryan.

Ya tiene la lista para diciembre, para esos momentos que pueda descansar. De modo que encuentre su lugar preferido de la casa o prepárelo. Y Dios le haya conservado en buen funcionamiento su aparato reproductor de películas para que pueda ver o volver a disfrutar de estas maravillas. Si no lo ha hecho antes, le espera ahora una inmersión en una encantadora burbuja, de la cual saldrá de nuevo a la Venezuela de las dificultades pero con un sentido del sacrificio y de entrega que no tenía antes. Y todo ello al mismo tiempo que se sentía relajado y contento mientras disfrutaba de los excelentes clásicos del cine.