audios Petro Gustavo Petro, Colombia sobre migrantes sobre el Darién
Foto AFP

Es indudable que en América Latina se está viendo un cambio impresionante en las actitudes políticas. No solamente es el resonante triunfo de Milei en Argentina, varios indicadores demuestran con contundencia que la izquierda está perdiendo su posicionamiento preferente en el continente. La pérdida de popularidad de todos los presidentes del socialismo del siglo XXI: Boric, Petro, Lula, etcétera, demuestran que la luna de miel de los mandatarios progresistas dura muy poco. Pero aún más concluyente es el incremento de la opción de la derecha en la juventud colombiana.

“Los jóvenes que ubicaron su posición ideológica en la derecha pasaron de ser 7% en mayo de 2021 (fecha del estallido social y en plena pandemia) a ser 37% en octubre de este año. Un incremento de 30 puntos porcentuales en dos años y medio. Cifras que siguen una tendencia, pues en los últimos tres estudios esta preferencia ha estado aumentando: 18% en abril de 2022; 21% en noviembre de ese mismo año y 23% en mayo de 2023. (https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/estudio-de-percepcion-de-jovenes-muestra-que-se-estan-inclinando-a-la-derecha-820045).

Si se remarca que la narrativa izquierdista ha satanizado esta opción, asociándola irremediablemente con fascismo y paramilitarismo, se concluye que una gran parte de los  que se dicen ser de centro en realidad son de derecha, haciendo de esta opción la preferida por la juventud colombiana, si esto es cierto para los colombianos de 18-27 años, pues con mayor razón sucede con los mayores, pues está demostrado que las personas se inclinan más hacia la derecha, pues concluimos que la población está dispuesta a votar mayoritariamente por una opción de derecha, tal como lo demuestra las elecciones regionales de octubre, pues “el país dio un giro político tras las elecciones regionales, dado que en las principales capitales y, con una cantidad de votos generosa, fueron elegidos mandatarios de centro y centroderecha, algunos de ellos reconocidos por ser duros críticos de Petro, y otros, en todo caso, por tener grandes diferencias con él y su gobierno”. (https://www.infobae.com/colombia/2023/10/31/impactante-radiografia-tras-las-elecciones-colombia-tiene-un-nuevo-centro/ ).

Ahora bien, hay que dosificar (y mucho) el optimismo que darían  estos datos, en realidad Petro fue elegido no porque la izquierda dominara en el mapa político colombiano, sino por la desidia del liderazgo democrático del país: la inacción de Duque ante la embestida terrorista disfrazada de protesta social (igual que sucedió en Chile y Perú), la falta de una estrategia programática y electoral que uniese a todas las tendencias antisocialismo del siglo XXI, la penosa tragedia de las primarias entre los candidatos de la centro-derecha vetando al principal partido de esa tendencia, el Centro Democrático, el cual también la embarró ante la ausencia de unas primarias internas que hubiese elegido a una candidata con carisma y “perrenque” -María Fernanda Cabal- quien indudablemente tenía el apoyo sólido de las bases uribistas, pero la alergia de Uribe a expresarse de derecha planteó un esquema muy dudoso de elección del candidato, lo cual terminó en desastre, el cual se agigantó pues estaba claro que unas primarias cojas determinaría un fracaso de la candidatura de ese sector, lo cual llevó a la estrategia de confabulación entre Petro y Hernández, asegurándose así el triunfo del socialismo del siglo XXI en el último bastión de la democracia liberal continental que era Colombia.

La primera condición para el triunfo es las ganas de obtenerlo y el establishment democrático no ha mostrado esa condición fundamental. La experiencia Milei demuestra que no hay que tener miedo a declarar posiciones radicales antisocialismo y la unión con el macrismo determinó ese triunfo.

En Colombia, por el contrario, el liderazgo ha aceptado como “fait accompli” la narrativa de la izquierda, el tal discurso de la paz, subterfugio para la implantación del narcoterrorismo, ahora es aceptado y patrocinado por el mismo Uribe, quien tiene representación en las dos mesas de diálogo instaladas con la finalidad de la implantación del socialismo del siglo XXI y la conversión de Colombia en un narcoestado.

Petro está siguiendo fielmente el guion chavista de destrucción de la democracia desde el poder, no necesita de la constituyente porque de antemano ya se acordó con el ELN “examinar, desde una perspectiva democrática, el modelo económico, el régimen político y las doctrinas que impiden la unidad y la reconciliación nacional”. (https://www.elespectador.com/colombia-20/paz-y-memoria/estos-son-los-seis-puntos-de-la-agenda-que-negociara-el-gobierno-colombiano-con-el-eln/). Con eufemismo, esto significa que se aprobó eliminar la democracia, que es el régimen político vigente y la economía de libre mercado, que es el modelo económico que funciona en Colombia; luego, se aprobó la instauración del socialismo del siglo XXI, y esto nada menos que con la firma de Lafaurie.

El modelo de implantación del totalitarismo efectuado por Chávez y que, insisto, sigue Petro tiene como eje fundamental la quiebra de la economía del país, esto es el decrecimiento, que acá se justifica con un plañidero discurso ecologista que no tiene ni pies ni cabeza, Colombia puede dejar de producir petróleo y gas y eso no tendrá absolutamente ningún efecto en el cambio climático, pues el aporte del país a las emisiones de gases de invernadero es nula, para que haya un efecto importante de la reducción de emisiones en el clima, Estados Unidos y China, tienen que dejar de emitir estos gases y ninguno de los 2 países hará esto, además el porcentaje de hidrocarburos que se deje de producir pues tiene que ser importado o se paraliza el país, como lo demuestra la misma intención del gobierno Petro de traerlos de Venezuela, país que ni siquiera produce el gas y la gasolina que necesita su vapuleada economía. Está demostrado pues que el decrecimiento que se busca tiene como único fin el mismo que en Venezuela: pauperizar al pueblo para hacerlo sumiso a la dictadura del socialismo del siglo XXI.

Para redondear este objetivo se necesita a la par de la sumisión del pueblo la no injerencia opositora de las fuerzas vivas, por eso es que Petro coopta a la dirigencia genocida de los partidos tradicionales, quienes se entregaron al régimen y le están aprobando las reformas necesarias para la estatización del aparato social (salud, seguridad social, educación) y la emasculación de las fuerzas militares:

“Tan pronto se posesionó Petro, con la remoción de unos 80 generales fueron emasculadas, castradas o capadas. A esa calificación masiva de servicios —que las desorienta, por decir lo menos—, siguieron la reducción presupuestal, la deficiencia operativa y la inhibición en el cumplimiento de su misión, por el cese unilateral del fuego, decretado por el gobierno. El país va muy mal, pero Petro muy bien. Y para él ha llegado entonces el momento de intentar el control absoluto de las Fuerzas Militares. Los generales despachados son reemplazados por coroneles, y estos, por otros oficiales, y así sucesivamente ocurre en cada grado, de manera que a todos los peldaños solo pueden acceder los militares que estén dispuestos a aceptar la nueva orientación, es decir, una oficialidad obediente y leal al gobierno. Con unas Fuerzas Armadas depuradas de preocupaciones sobre la Constitución, la legitimidad, la democracia y el modelo económico-social de libertades individuales, la revolución no puede detenerse.” (https://lalinternaazul2.wordpress.com/2024/01/20/ffmm-de-la-emasculacion-al-control/ ).

En conclusión, si bien la población está dispuesta a renegar de su elección del 2022 a favor del socialismo del siglo XXI, para que esto se concrete debe haber una oposición orgánica a este y hasta el momento esta no se ve, o el establishment democrático sale de su letargo y se avoca a derrotar la intención totalitaria de Petro, o esta se realizará tal como lo está intentando Petro siguiendo el guion chavista de aniquilación de la democracia.


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