OPINIÓN

Para derrocar la dictadura

por Héctor Silva Michelena Héctor Silva Michelena
Capriles- embajador de Rusia

Foto: Archivo

Desde hace varios días me he dedicado a poner en limpio las propuestas, para derrocar esta dictadura, incompetente, corrupta y criminal que nos oprime. Por el lado de los partidos, poco se ve; han sido intervenidos sin fórmula legal, sus directivas suspendidas y sustituidas por mercenarios de la dictadura. De ellos poco se puede esperar, con la bravía excepción de Acción Democrática, el único que protestó con coraje ante la intervención de sus directivas legítimas.

Busqué, pues, fuera de los partidos anulados y me enfoqué en las propuestas de los dos líderes más activos hoy en día: Juan Guaidó y Henrique Capriles Radonski, sorpresivamente. He aquí sus propuestas:

Así expone el vocero Guillermo Sucre la de Guaidó: “La propuesta de Guaidó es la del quiebre. La estrategia es hacer presión para producir el quiebre del régimen. La presión interna, que debió hacerse el año pasado, es lo que se está haciendo ahorita: buscar movilizar de nuevo a las masas con marchas, concentraciones. Esto, más las sanciones de Estados Unidos, es lo que va a producir la fractura. Además, esperar que, con los incentivos, alguien dentro del gobierno abandone o traicione a Maduro y eso ayude al quiebre”.

Guaidó también propone realizar una consulta para que los venezolanos puedan expresar su verdadera voluntad mediante un mecanismo nacional e internacional de participación masiva ciudadana.

Y otro Sucre, Ricardo, expone la de Capriles “Su propuesta es que la legitimación viene de abajo hacia arriba, por eso es que él habla de la unidad, pero de la unidad de la mano del pueblo. Él apuesta por luchar de abajo hacia arriba y es por eso que considera necesario primero energizar al pueblo, es decir darle condiciones para que puedan unirse a la lucha”.

Y algo más, muy importante: Aclaró que Capriles busca recuperar espacios a través del reconocimiento del régimen, pero que esto no significa que no quiera una salida de Maduro del poder. Para claridad meridiana, aseguró: “La propuesta de Capriles no es que no se negocie la salida del gobierno, sino que plantea un reconocimiento a esa fuerza y sobre esa negociación construir unas condiciones y un contexto que permita que, a través de un pueblo ya más organizado, se pueda ir a unas elecciones y que Venezuela decida”.

Esto me recuerda la adopción del programa de “Paz Democrática”, por parte del PCV, en abril de 1965, que buscaba abrir espacios de legalidad para reorganizarse y avanzar; logró poco. Las masas no se dejaron seducir.

Yo no veo cómo la propuesta de Guaidó pueda tener éxito. Sencillamente el régimen de Maduro no se va a quebrar ante esos empujes, que son débiles, esporádicos e inconsistentes. Esa es la historia desde hace tiempo. El fallido golpe de La Carlota no fue más que un episodio de Radio Rochela. Estoy y seguiré estando con Guaidó, pero no soy ciego para observar que su vela ya no es más que un cabo. Debe repensar su vía, puede hacerlo pues cuenta con el gran sostén de Estados Unidos, de Trump. ¿Qué ocurrirá si gana Biden?

La de Capriles tiene una base más sólida, pero dudo mucho que este régimen, que ha declarado que no cederá el poder con elecciones, ni con nada (remember declaraciones de Padrino López) permita a partido alguno recuperar espacios a través del reconocimiento del régimen, o por cualquier otra vía. Su política explícita es eternizarse en el poder. Es más probable que colapse por su enorme ineficiencia. Nunca ese régimen generó prosperidad. Cuba sobrevive en la pobreza, al nivel de subsistencia. Y con dádivas, ayer de la URSS, hoy de Venezuela. Esa es la misión de los cubanos encajados en la FAN.

De nuevo, la pregunta de Lenin en su libro de 1902 abarcaba tres problemas, a saber: los problemas acerca del carácter y el contenido principal de la agitación política, acerca de las tareas de organización y acerca del plan de crear, simultáneamente y por distintas partes, una organización combativa destinada a toda Rusia. En breve: la agitprop, organizarse y combatir. En Francia: la clandestinidad, la resistencia y un periódico combativo. En Venezuela: doble acción, legal y clandestina, hoja periódica y, fundamentalmente, una condición o ingrediente indispensable y esencial. Originalmente era un término legal latino para [una condición] sin la cual no podría ser: ¡unidad!