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Panzer: la primera y última arma del Tercer Reich

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Mi primer contacto con el mito de los panzer del Tercer Reich, fue la famosa escena de la película Battle of the Bulge/ Batalla de las Ardenas (Ken Annakin, 1965) donde un conjunto de muy jóvenes comandantes de tanques intentarán una última ofensiva contra el avance Aliado en el frente occidental. El ambiente es de desesperanza, de un claro sacrificio que tenía todas las de perder ante fuerzas abrumadoras; y en ese momento uno de ellos comienza a cantar el Panzerlied (el himno de las unidades blindadas de la Wehrmacht) y el resto lo siguen a coro golpeando el piso rítmicamente con sus botas. Se dice que gracias a esta escena dicho himno se convirtió el más famoso de todo el ejército alemán. La derrota de Stalingrado a principios de 1943 presagiaba el desastre en la Alemania de Adolf Hitler, de manera que el Fuhrer intentará repotenciar lo que le llevó al dominio de Europa: el puño acorazado de la Blitzkrieg, su fuerza panzer.

En la guerra tecnológica, el que llega en el instante preciso con el arma que se impone es quien lleva la ventaja. Si llegamos a poner en línea, este año, nuestro nuevo tanque, a razón de doce por división, habremos dejado atrás de un modo aplastante todos los blindados enemigos. (…) Lo importante es la superioridad tecnológica (…), tener siempre la iniciativa (“9 de febrero de 1942” en: H. R. Trevor-Roper, 2008, Hitler´s Table Talk 1941-44. His Private Conversations).

Hitler, tal como afirmó en la anterior frase, tenía una confianza extrema en la tecnología; y la misma se incrementó cuando los Aliados comenzaron a superar la producción industrial militar de Alemania. Hecho que en Stalingrado y en el Alamein se hizo una realidad imposible de ignorar. Por estas razones facilitó la experimentación y la construcción de nuevas armas, y de diversas variantes de las ya existentes.

Un importante caso de experimentación, fue estimulado por el choque que padecieron sus fuerzas blindadas al enfrentar a los T34 y KV1 rusos al inicio de la invasión de la Unión Soviética en el verano de 1941. Fue una gran sorpresa para Hitler, que la llamada raza inferior (la eslava) por los nazis los habían superado en el diseño de armas. De esta experiencia surgiría principalmente el Panzer V Panther (muchos lo consideran casi una copia del T34), y se consolidaría la puesta en producción del Panzer VI Tiger, carros pesados cuyo diseño se alimenta de la experiencia en batalla. El Tiger, un monstruo con mayor coraza y un cañón de 88 mm, el cual la película Fury (David Ayer, 2014) volvería a poner de moda al usar – ¡el único que se conserva completo en la actualidad! – para las escenas de combate:

No bastaba con tener mejores tanques y luchar para incrementar su producción, se debía hacer el mejor uso de ellos. La calidad debía vencer a la cantidad, y más cuando dicha cantidad cada día crecía cual enjambre. Hitler lo sabía y el 20 de febrero de 1943 se reunió con el general Heinz Guderian, que había sido una de las víctimas de la gran purga de la alta oficialidad que el Fuhrer realizó después del fracaso de la Batalla de Moscú en el invierno del 1941 a 1942, pero el pionero en la Alemania post Weimar en el uso de los tanques. Hitler comenzó el encuentro diciéndole: “Desde 1941 nuestros caminos han estado separados. Hubo muchos malentendidos entonces, que lamento de veras. Le necesito”. Guderian exigió casi plenos poderes (solo tendría a Hitler como superior) en la reorganización de todas las unidades blindadas, su entrenamiento y en la producción (e incluso de los cañones autopropulsados) (H. Guderian, 1950, Recuerdos de un soldado). El 28 de febrero sería nombrado Inspector General de las Unidades Acorazados, comenzaba la apuesta.

Solo la producción de tanques rusos para finales de 1942 ya se había incrementado a 2000 unidades, cuando la alemana no superaba los 600 ¡sin sumarle la producción de Estados Unidos y Gran Bretaña! Y sin advertir que la experimentación y la construcción de los Tiger e incluso uno gigantesco llamado Elefant, reducían el número final. De esto fue consciente Guderian y prefirió darle mayor importancia al Panzer IV con cañón de 75 mm, sumándole a las divisiones algunos pocos de los nuevos tanques. Hitler siempre fue un estratega terrestre, por ello la importancia que le dio al tanque; y dejó de lado el potencial de los submarinos y la fuerza aérea. Queda una pregunta para ser respondido en próximas entregas: ¿pudo Guderian alargar la resistencia de Alemania? ¿cuáles fueron las causas que llevaron a seguir luchando cuando ya era un hecho que la guerra estaba perdida? Por ahora, la próxima semana, volveremos a un frente que tenemos tiempo sin revisar: el Norte de África.

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