OPINIÓN

Palabras cortas para silencios largos

por Alicia Freilich Alicia Freilich

Cervantes fue liberado de un prolongado cautiverio y por eso después  escribió sobre el Hidalgo que “los soñadores corren peligro”.

Montaigne viajero constató en Roma  como la pompa se ha vuelto más importante que la piedad.

En España el discurso se encanalla  y la democracia se resiente en su funcionamiento. Quedó amante de la palabrería. Los españoles se interrumpen como cotorras.

Rusia se enfrenta a la desolación de sus paisajes expandiendo su alma forjada en las estepas.

Imagino el septiembre de 1939 si Hitler hubiera encontrado como única respuesta un puñado de tuits enérgicos.

Ya no hay ejecuciones en las calles pero la estupidez muestra su vigor en los dogmas contemporáneos.

La profanación es un elemento fundamental en el populismo.

Los Beatles representan el mejor momento del imperio británico. En los años sesenta el humor y la frescura disolvían el horror de las bombas.

El cantautor Bob Dylan señala que la libertad, la crueldad y la justicia necesitan redefiniciones

Las  excentricidades de Trump ponen a prueba los fundamentos de la revolución estadounidense.Su rudeza subvierte el concepto de solemnidad.

Los selfish son las vidrieras góticas  de nuestro siglo, la versión vulgarizada de un viejo arte, el autorretrato.

La lucha por legalizar la propia crueldad e ilegalizar la del otro es constante.

La denuncia del fascismo ha perdido precisión al ser hecha por antifascistas poco creíbles.

En la crisis de este siglo el público no se conforma con su condición  y quiere invadir el escenario.

La impunidad de la palabra soez y expresarse a gritos sin escuchar al interlocutor son indiferencia al bienestar colectivo.

Jesús del Campo (1956) es doctor en Filología, exprofesor de  Lengua y Literatura inglesas  en la Universidad de Oviedo, traductor al castellano, narrador prolífico de relatos y de la exitosa novela Los diarios  clandestinos  de Blancanieves (2001). Autor del Panfleto de Kronborg (Editorial Acantilado, Barcelona, febrero2022) que fusiona reflexiones sobre la actualidad  política y  diversas culturas  artísticas con historiografía, texto  de donde proceden muestras  aquí transcritas, seleccionadas   por entre  sus  numerosas y  polémicas conclusiones, punzantes, aptas para explicar y  discutir por igual  en aulas de todos los niveles educativos y cafetines. 

Estilo muy original, irónicamente  delicioso (un ejemplo: Por qué Marx pidió ayuda al sargento Pepper), modelo que  luce  capaz de interesar  a las cibercamadas Generación Z,  Silents, Baby Boomers, Millennials, Alfa, entre otras.

 Quizás este intento por vincular el tecnificado presente con el  incierto futuro, los ayude a descubrir los aportes de la introspección y vislumbrar el sentido de su propia existencia. El título no es casual porque fue en el palacio de Koninborg donde Hamlet dudó sobre  su “ser o no ser”, sus deberes y derechos. Dilema de múltiples enfoques  psiquiátricos y filosóficos  que cada nueva generación -lo quiera no- debe confrontar.

Quizás no sea demasiado tarde y esta pedagogía que asume  libros de papel,  en línea o de vuelta  a más  presencia  física de lectores  , pueda  disminuir  su pasividad  cuyas  acciones se limitan a exigir más de sus allegados y autoridades  sin ofrecer nada  a cambio y  cuando  por fin  reclaman  políticas  públicas internacionales y locales lo hacen desde  masivas violentas manifestaciones repitiendo clichés cuyo contenido desconocen. Al fin y al cabo, son actores  automáticos de un cómodo  parasitismo.

Conducta que  los convierte en robots de carne  y hueso. En la medida de lo posible, los sobrevivientes  adultos de todas las edades, profesiones y oficios estamos obligados  a señalarles que combinar en la balanza los ayeres con el hoy para un mejor mañana, puede evitar que de por vida se  condenen a la esclavitud fascista.

Los adolescentes presos desde el 28J lo aprenden a juro y su trágico presente necesita otra columna de apoyo a gritos y denuncias sin pausa.