OPINIÓN

Países sin brújula, como Venezuela

por Genaro Mosquera Genaro Mosquera

Foto Pixabay

En recientes intercambios académicos de un grupo de docentes y profesionales asociados a organizaciones civiles y, de varias universidades concluyeron como parte del trabajo de investigación en un compendio cuyo tema central fue “Democracia, Globalidad y Libertad”; tema también debatido en el grupo iberoamericano IDEA en tres seminarios con ex mandatarios del mundo hispano. A tales efectos se examinaron las características fundamentales de la gobernanza en Latinoamérica e indujeron a expresar de manera simbólica que: – varios países perdieron la brújula democrática- y, muy especialmente, el nuestro, Venezuela-.

Resultó evidente que las estrategias del socialismo bajo las directrices conceptuales del Foro de Sao Paulo, los auspicios del Sr. Lula, el apoyo directo y sin cortapisas de los gobiernos de Rusia, China, Irán y de Cuba (este último como operador-mensajero) actúan como primeros violines de una orquesta, acompañados de una claque de algunos países incluso algunos africanos que promueven acciones políticas en los países de Latinoamérica y el Caribe para acceder con éxito al poder mediante  procedimientos electorales fraudulentos, cuyos sistemas adoptaron e influenciaron, es decir, cambiaron las armas y los golpes de estado por elecciones controladas y, financiadas a través del gran poder económico procedente  de la corrupción y los recursos de lo que ahora llaman, el nuevo orden mundial, lo que en realidad es una segmentación estratégica para enfrentar e intentar destruir a las democracias occidentales y cambiarlo por modelos dictatoriales con el formato chino.

El elector común es manipulado mediante mecanismos variados, sin escrúpulos, demagogia populista y sin valores, estas acciones son frecuentemente denunciados, pero desgraciadamente se ignoran, hacen caso omiso de protestas, e incluso de reclamos internacionales de organizaciones que deberían defender la democracia y los derechos fundamentales. Ya en el poder imponen métodos cada vez más sofisticados para administrar los procesos electorales y diseñan la debida coordinación estratégica de las elecciones para preservar el poder por largo tiempo. Sin embargo, la resistencia popular se potencia y se debate en contra de la desesperanza a pesar de ser sometidas no solo a represión sistemática, violaciones de sus derechos y la evidente estrategia de forzar la desaparición de la clase media la cual se ve obligada a emigrar sino también someterse a la sumisión y al arrodillamiento económico. Paralelamente se enfrenta a esquemas que limitan la educación, tergiversación de la cultura y el desarrollo estratégico en los esquemas económicos cuya resultante es el hambre; y la supervivencia forzada que se desenvuelve en un proceso inflacionario.

La población reacciona y se opone al modelo político, su oposición crece potencialmente, pero en este momento de inflexión electoral ve en los mecanismos electorales cierto optimismo para desplazar al poder que los somete, tiene cierta esperanza, aún percibe con desconfianza las elecciones  por los precedentes de fraude y de los  viejos dirigentes que abiertamente colaboran y cohabitan con el sistema para mantener prebendas, sin escrúpulos por una precaria participación en la jugosa  torta del poder.

Ese marco de referencia tiene mucha coincidencia con la estrategia política global y observamos cómo en la región continental, en plenos procesos electorales, comienzan a moverle el piso a los regímenes autoritarios, depredadores o dictatoriales. Por ejemplo, en el caso argentino, Javier Milei despunta como fenómeno electoral y el régimen destapa una acción de violencia política, lo acusa de loco o cualquier cosa con tal de que la Patricia Bullrich, conocida por su complicidad con el peronismo-kirchnerismo, mantenga sus esquemas de poder corrompido.

En el caso de Guatemala, no han hecho otra cosa que intentar descalificar a. Bernardo Arévalo y al grupo Semilla con acciones legales simuladas y de violencia política. En Ecuador, con acciones violentas, incluso de magnicidio que pretenden cerrar el paso a Daniel Noboa favoreciendo con ventaja oficial a Luisa González, ficha de la extrema izquierda y oscura operadora financiera de Correa. En el caso de Paraguay, al triunfante Santiago Peña del Partido Colorado le buscan la vuelta de continuista y de otras cosas descalificantes para desestabilizarlo. En Panamá les han hecho la vida cuadritos a Ricardo Martinelli, y han provocado la división del eterno PRD estimulando a Martín Torrijos, quien ha asumido la escisión partidista para intentar regresar al poder y, como si fuera poco, Rubén Blades llama al chiripero a aglutinarse en la unidad superior para imponer a Ricardo Lombana. La tapa del frasco de ese mecanismo de judicialización es Estados Unidos donde a Donald Trump, dominante de la escena política para el cambio, es sometido al mismo proceso para sacarlo de la carrera presidencial.

Los casos anteriores contrastan con la consolidación aparente de los gobiernos extremistas-socialistas de Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Honduras y México. Todos están en el piso de la opinión pública, pero la población afectada por su modelo político prepara la aplicación de cambio en el mediano plazo a favor de las democracias. Lamentablemente el poder global, las directrices del foro y la dictadura local apoyada por las armas de militares, para militares, la corrupción y los sistemas electorales fraudulentos hacen limitante el cambio de modelo que intenta preservar el poder y un falso legado de los que no queremos mencionar cuya procedencia fueron comandados por cadáveres insepultos y de una satrapía de personajes señalados globalmente por sus fechorías.

Los pocos liderazgos que sobreviven sin tacha, especialmente en Venezuela, comienzan una estrategia electoral correcta en el sentido de buscar legitimación de su liderazgo para enfrentar al oprobioso madurismo. Una vez obtenida mediante consulta popular la representatividad necesaria con un procedimiento de validación, tiene en contra un falsificado registro electoral, y la obstrucción del organismo electoral, el cual debió ser transparente, que no lo es, y donde el régimen acaba de anunciar a una nueva directiva enemiga de la democracia, por lo demás. integrada nada menos que por quien descalifica judicialmente a algunos candidatos, dos esbirros reconocidos y dos más que tienen una marca en la frente de alacranes por no decir, mujiquitas o esquiroles de un partido que perdió las masas, la influencia y se ganó el desprestigio de sus líderes.

De entrada, es el sustento del inicio de un nuevo fraude. Pero no nos desviemos, las primarias para seleccionar o validar a un candidato tienen problemas de logística, sus organizadores se aferran al voto presencial, el que no está inscrito en el RE no vota, el que esté en el exterior se las verá negra para participar; un porcentaje precario está inscrito en dicho registro y su ubicación es aleatoria, como si fuera poco, los organizadores se resisten a emplear métodos en línea disponibles y que son altamente confiables para hacer una consulta masiva, directa, confidencial, cuyo sondeo permite obtener finalmente resultados en tiempo real sin estar sometidas al control oficial y adicionalmente ofrece otros parámetros que permiten desarrollar la estrategia de una campaña moderna con una planificación adecuada.

Si se hace la consulta, muchos creen que no será posible por la violencia y la inconveniencia para el régimen, este promueve el adelanto masivo de elecciones para desatar las ambiciones locales y sacudir al país, señalando el camino de  la judicialización al candidato que tiene mayor poder de representación para sacarlos de la carrera electoral y obviamente ajustarán sus acciones para elegir al candidato de la “oposición” de su conveniencia, es decir, del régimen y lógicamente será un alacrán.

El venezolano desesperado desea un cambio, tiene opinión y convicciones poderosas, que incluso las encuestadoras a pesar de sus limitaciones, condicionamiento, credibilidad y patrocinantes interesados lo reconocen, entonces, lo más probable ante tanta evidencia de una derrota anunciada contra del régimen usarán su nueva arma; nada más ni menos que la judicialización, es decir, usar un organismo judicial dependiente del capo mayor para declarar fuera de lugar esa candidatura.

No se puede caer en la trampa de gestas golpistas, sino de penetrar en la conciencia del venezolano, sensibilizarlo y comenzar a actuar para evitar que la catástrofe se profundice, y la resistencia interna inevitable se potencie; es necesario con soporte muy bien documentado ir a las instancias internacionales para poner al descubierto el arma de la judicialización ilegal e inconstitucional, sabemos en esos organismos son lentos, y que mucho de los dictadores tienen ahí a sus esquiroles, pero hay que hacer un escándalo mundial que ya afecta a muchos países. Hay que oponerse a cómo dé lugar a ese instrumento ilegal, el cual cercena la libertad y se debe combatir decisivamente esa estrategia. Si no se hace, simplemente harán lo previsto: eliminarán, apresarán, torturarán, chantajearán o los echarán del país indocumentados y exhaustos. Tampoco crean que los gremios ayudarán, sus objetivos son la defensa de sus intereses, empresas, empleo y los ingresos, son insensibles al sufrimiento inducido por la política socialista, la excusa es fácil, “tenemos que ganarnos la vida, no soy político”. Los demás, nos fregamos, pero somos muchos venezolanos, demócratas, con valores ciudadanos fuertes, creemos en la democracia y no seremos derrotados, tenemos suficiente capacidad de lucha y la bendición de Dios.