No es grato leer que debajo de las estructuras de los icónicos y reconocidos molinos de viento, sembrados en toda la costa de Países Bajos, existe una formación geológica que alberga una gran reserva de gas natural.
La noticia, especialmente ahora que Europa necesita ser independiente energéticamente y no depender de Rusia, cae anillo al dedo.
Pero el tema se presenta como un verdadero dilema para los residentes de Países Bajos.
Es el conocido como “campo de Groningen”, que, según experto europeos, tecnológica e industrialmente bien explotado supliría de gas a Alemania para su consumo eléctrico, olvidándose de las amenazas del dictador Putler.
Aunque los volúmenes no tienen una cuantificación precisa, porque el campo está desgraciadamente en proceso de cierre, expertos indican que tendría volúmenes suficientes para alimentar a Países Bajos y a Alemania.
El cierre de Groningen es por la cantidad de perforaciones que ya se hicieron en él y los deslizamientos y temblores provocados en el entorno. Es un campo que suministró gas a toda Europa desde 1963. En dólares actuales: el campo generó una ganancia calculada de 428.000 millones de euros (422.000 millones de dólares), de los cuales el estado holandés recibió 363.700 millones de euros en los últimos 60 años (según el periódico Het Financieele Dagblad).
Los más conservadores calculan que esa reserva, todavía no eficientemente explotada, debe tener más de 450.000 millones de metros cúbicos de gas extraíble. El precio de ese gas supera fácilmente los 1.500 millones de dólares, especialmente en las duras condiciones energéticas que se encuentra Europa hoy en día con la guerra de agresión de Rusia a Ucrania. Y quizá, los más atrevidos como yo, nos aventuramos a creer que están “bajo tierra” el valor de 2.500 millones de dólares de un gas que, de momento tiene mercado pero no tiene posibilidad de ser explotado por las duras condiciones regulatorias que los Países Bajos se impusieron asimismo, que rayan, francamente en el fundamentalismo verde.
Ciertamente la explotación de ese campo generó daños en propiedades de personas, en hogares, viviendas, etc., pero nada que no pueda compensarse; más aún ahora que existen nuevas tecnologías de explotación, nuevas dinámicas de preservación de entornos ambientales y principalmente una necesidad extrema de que Europa cuente con gas para alimentar su sistema eléctrico.
Pueden haber otras soluciones al gas: prolongar la utilización de plantas nucleares, seguir invirtiendo en renovables pro definitivamente la solución vía gas podría ser una carta de salvación de Europa, siempre y cuando se dejen los fundamentalismo ambientales de lado y se compense a los habitantes de la zona y se entienda que hoy más que nunca se requieren medidas extremas para salir de la dependencia de gas de la dictadura del ruso Putler.
El propio comisionado de la Unión Europea, Thierry Breton, dijo que los Países Bajos “deberían reconsiderar su decisión de cerrar Groningen”.
La explotación de Groningen siempre fue objeto de cuestionamiento por los temblores que, según los expertos, desató en sus primeros años de explotación; pero ahora Europa se enfrenta a un nuevo desafío y estoy seguro que se podría llegar a una fórmula de compensación adecuada para que esa zona pase a ser una zona de explotación gasífera y trasladar a los residentes allí instalados. Quizá los números den para que todos queden contentos.
Por culpa de esa dura regulación el campo redujo su volumen explotado desde 54.000 millones de metros cúbicos (2013) a apenas 4.500 millones de metros cúbicos en 2022.
Están en parte de la explotación de ese campo las corporaciones Shell y Exxon Mobil Corp.
Quizá en tiempos de guerra, que está Europa, debiera darse preeminencia a la explotación de ese campo que ciertamente es necesario para ayudar a garantizar la independencia energética europea de los cosacos.
Ciertamente la ética y el compromiso de Holanda (Países Bajos) con el medio ambiente son importantes, no es menos cierto que estamos en tiempos de crisis que necesitan ser resueltos con creatividad.
@BorisSGomezU
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional