Identificarse como antiamericano crea pose madurista (aunque siempre ha sido padrinista) antiyanqui. Pero en estos momentos de tratamiento bajo cuerda con los sabuesos de la CIA, nada rentable puede ocasionar semejante postura.
Hace mucho tiempo el madurismo (o padrinismo) cayó en cuenta de que ser anticapitalista es peligroso porque eso significa tratar de destruir la manera de vivir que tienen en Estados Unidos, para quienes no hay mejor pretexto que les permita derribar a cualquier régimen que les entorpezca desde ese ángulo.
Entonces, los cuatro perritos falderos encabezados por Maduro solo han azuzado el inocuo antiimperialismo y nunca más han vuelto a mencionar el anticapitalismo.
Padrino López pudo decir: «Yo no he sido Pérez Jiménez, López Contreras, Medina, Gómez, Castro. Aquí soy Marlon Brando, metan el caballo a la cama».
Así aparece la varita mágica reviviendo al «fascismo».
Recuérdese que Mao le permitió al ejército un papel muy preponderante y por eso pudo hacer cuanta barbaridad se le ocurría, como lo hacía el militarismo de Stalin. En Venezuela no hay duda de que el ejército encabezado por Padrino López también tiene más cabuya que bulla.
Él ha dicho hace varios días que en Venezuela hay un golpe de Estado “en pleno desarrollo» y que se están preparando para dar la batalla «entre el fascismo y la patria» pero no está claro todo este berenjenal y debe despejarse porque ningún país puede estar en estado de guerra invisible esperando que se visibilice.
Como la ONU insiste en que haya diálogo, es absolutamente conveniente lograr que sea ella la mediadora que organice las reuniones para que tengan éxito, puesto que nadie más puede tener la habilidad y neutralidad que solo tiene las Naciones Unidas.