OPINIÓN

Paciencia como indicador de resiliencia

por Alejandra Jiménez Pomárico Alejandra Jiménez Pomárico

 

Encomio a la resiliencia podría ser el pueblo venezolano, que ante todo tipo de estresores y dificultades, cada mañana se levanta y decide seguir adelante. Una nación con vicios como la conocida viveza criolla, y múltiples bondades como el excelente humor y calidad humana, reconocida internacionalmente. El venezolano un gentilicio donde se juntó el amor y la diversidad cultural, para procrear un pueblo apasionado, inquieto y paciente con árboles genealógicos de muchas ramas y donde si no tienes familia cerca, los amigos se constituyen como una muy propicia.

Cuando pienso en mi nacional con todas sus virtudes y conflictos. la palabra paciencia surge como cualidad elástica del colectivo. Hacer una broma de las circunstancias difíciles, hace posible atravesar por ellas de forma más llevadera, adoptar al solitario o extranjero, genera un ambiente de familiaridad que les hace sentir que forman parte de todo, aun cuando no sea así. Esto a tal punto, que una gran cantidad de foráneos por diversas razones hicieron de Venezuela su hogar, y volver a sus países de origen les daba la sensación de ser extraños allí.

Ser paciente ante una situación apremiante refleja amor, dominio propio y esperanza. Frases como: -¡Seguramente esto también pasará!-, -¡esto no es tan grave!- o -¡todo tiene solución!-, son expresiones comunes entre los pobladores de estas tierras. En tiempos de crisis, dolor y cambios es fácil identificar las fallas, las debilidades, se visibilizan los desaciertos, pero comentar una sublime paciencia, que se eleva escurridiza en medio de la oscuridad; no resulta tan fácil notar, hasta que convives con sus protagonistas. Mi corta edad y poca experiencia, no son los consejeros más idóneos, ante la experticia de mentes altamente resilientes y temples inquebrantables, que materializan infinidad de cosas en su desarrollo humano,perpetuado durante toda la vida.

Volubles respuestas y objeciones apasionadas son naturales en la juventud, justo la etapa donde se toman las osadas decisiones que generan los cambios significativos de la vida. Las frases populares como -¡hoy eres el resultado de las decisiones de ayer, y mañana serás el resultado de las de hoy!- cobran vida en los encuentros estacionales con aquellos que tienen más conocimiento. Medito en ello y pienso que en la multitud de consejos parece encontrarse cierta vitalidad.

Nuestras tierras han abierto sus puertas en ambos sentidos durante momentos históricos divergentes. En el pasado, permitieron la entrada de perseguidos, exiliados de las guerras y desolaciones que producen, peregrinos de otros países y soñadores, en busca de un futuro mejor. Ahora, se abren nuevamente a oleadas de individuos que salen y entran ejercitando la supervivencia, ante una transformación social pertinaz que no permitirá que nadie siga igual. Todos al final habrán cambiado de piel y sus pasos enderezaran los caminos o desaparecerán en ellos, si estos se constituyen caminos de maldición.

Resulta más objetivo pensar que no se ha logrado aún, lo que se requiere para sobrellevar con salud mental y sabiduría, los inestables momentos que se viven a nivel mundial. No obstante, ninguna generación tuvo una trayectoria fácil antes de nosotros, y tampoco será sencillo para otros después. Empero, ejercitar conscientemente paciencia nos transforma en los individuos que necesitamos ser, aunque no lo planeemos, es decir, aflora una mejor versión de las personas que somos.

@alelinssey20