El caso de Venezuela, hoy en la mira de todo el mundo, toma un rumbo verdaderamente sobredimensionado, estratosférico y asombrosamente relevante e importante.
El debate mundial sobre el resultado electoral presidencial está siendo evaluado con detenimiento y objetividad. Considerado y acogido en todas las instancias políticas de los diferentes hemisferios, donde más allá de ideologías, el tema central y obligante ha sido la defensa de la voluntad popular de un pueblo que demostró junto a una dirigencia renovada no negociante, como se vencen las adversidades y las limitaciones, sin ningún tipo de recursos económicos, en condiciones precarias de participación y en medio de un clima de manipulación y confabulaciones extremas, que marcan un hito en la historia política mundial del siglo XXI.
Cientos de cosas han sucedido y han venido construyendo los escenarios más difíciles, controversiales e impredecibles, desarrollándose todos sin excepción, por parte de la oposición ascendente, con la fuerza y el poder de la verdad, la ética y la moral necesaria, para sembrar con fortaleza y gran profundidad, un antecedente histórico e impensable años o meses atrás, de que es posible alcanzar metas y objetivos claros a pesar de la dureza del clima de control, presión, desinformación, persecución, chantaje, hostigamiento y mentira permanente.
Quiero graficar y ejemplificar lo que aquí expreso con lo sucedido recientemente en el Congreso de España. La salida de Edmundo González del país en calidad de exiliado, copan los titulares de todos los medios internacionales más importantes y objetivos del mundo. Entre las diferentes versiones del origen de esta decisión se observa que todas han sido justificadas por los sectores involucrados y protagonistas de los hechos, quienes buscan sacar provecho de ellas en medio de esta crisis política, por razones obvias y necesarias, ante la debacle indetenible de unos y el éxito irrefutable de otros.
En el año 2023 el actual presidente reelecto de España Pedro Sánchez, luego de los resultados desfavorables para su tendencia política en las elecciones regionales, sorprendió a su país llamando a unas elecciones anticipadas para elegir el parlamento que finalmente es el que elige al Ejecutivo con una mayoría simple.
Numéricamente su partido el PSOE perdió también las elecciones parlamentarias y el PP fue la organización política que superó al partido de Pedro Sánchez, con mayor número de escaños que no fueron suficientes para obtener la mayoría para imponer a su candidato Alberto Núñez Feijóo y finalmente fue un grupo de partidos minoritarios quienes sucumbieron ante las ofertas de Sánchez y complementaron los votos necesarios para investirlo como presidente reelecto, en medio de grandes escándalos y críticas que hábilmente sorteó el actual mandatario, quien permanentemente ha sido criticado, adversado y expuesto a la opinión pública por sus desaciertos y políticas poco nacionalistas por los integrantes de la tercera fuerza política en España, el partido Vox, organización que formó parte del resultado favorable tomado por el parlamento español de respaldar la decisión soberana del pueblo venezolano en los comicios recientes.
Luego de este simple y correcto análisis para entender lo que sucedió en la historia política reciente de la Madre Patria, vimos cómo ese congreso cuya mayoría mantuvo en el poder a Pedro Sánchez, tomó una decisión histórica de reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, basado en los elementos probatorios irrefutables aglutinados en un resultado incuestionable de las actas de cada una de las mesas electorales que emite el sistema automatizado del país que reposan ocultos en el CNE, que se ha negado a publicar, están montadas y publicadas a la vista de todo el mundo, reposan en los organismos internacionales y lo más determinante están en manos y en la mente de los ciudadanos que votaron , fueron testigos y miembros de mesa que además documentaron los resultados en todos los centros electorales del país y el exterior.
A lo que quiero llegar es a que el presidente de España perdió el control de esa mayoría que lo reeligió, ante la pretensión que el parlamento español diera la espalda a esta propuesta política de trascendencia internacional que se suma a muchas otras que finalmente han constituido un bloque que exige transparencia y reconocimiento a los resultados del 28 de julio en Venezuela.
Solo su partido el PSOE votó en contra de reconocer la voluntad popular de los venezolanos y el resto del parlamento que en un momento le dio el poder, ante los hechos fehacientes y contundentes se impuso para generar este respaldo que evidentemente incomodó al régimen que tiene excelentes relaciones con el presidente de España, pero se le imposibilitó influir en la conciencia democrática de la mayoría de los representantes al parlamento del pueblo español.
La situación del pueblo venezolano por el mundo conocida ha sensibilizado y ocupado a la clase política mundial. Hacerse de la vista gorda en este caso generaría hacia el futuro, una crisis política más profunda de lo que hoy es, no focalizada en un territorio determinado o nación en particular, sino catalogada como de carácter hemisférica y que reviste especial cuidado y atención por todos los elementos que la generan, que requieren monitoreo, control y estabilización urgente, sin menoscabo de la soberanía de los pueblos, que en estos tiempos convulsionados solo buscan su bienestar pagando un alto precio por sus legítimos derechos y aspiraciones.
El Estado presidencialista venezolano en estos momentos ha perdido sus cualidades y sus bases necesarias de sustento. Es lógico que una indiscutible mayoría se resista a ser sometida, dominada y empobrecida por una minoría ostentosa y abusiva, que se apartó, divorció y deslindó de la esencia de lo que significa la función pública y el correcto ejercicio del poder que se obtiene por la aprobación a través de una consulta o proceso electoral que legitime un pacto social, que respete la Constitución y las leyes que de la mayor felicidad y bienestar posible a sus ciudadanos.
Quienes diferimos y disentimos de la actuación del modelo socialista y nos constituimos dentro de la diversidad para consolidar la unidad nacional para superar la crisis del país esperamos que este inédito y difícil proceso culmine con éxito para restablecer en su totalidad los derechos que cada uno de los venezolanos tiene.
Las resultas de las acciones y pretensiones de negociación deben comenzar a fluir pese al radicalismo oficialista desacertado, que se atrincheró en el campo de la ilegalidad y la inobservancia y desatención real de la crisis política social y económica que diezman, dividen y fracturan la sociedad y confiscan el futuro de progreso y desarrollo de la nación.
Son tiempos donde debe privar la prudencia y la sensatez, el pueblo ha sido paciente y pese a las circunstancias se mantiene a la expectativa, atento al desarrollo de los acontecimientos que marchan en favor de la verdad, término al que se le atribuye bíblicamente que nos hará libres.
Fe, confianza, perseverancia, constancia y determinación. Que Dios, la Virgen y José Gregorio Hernández nos sigan acompañando y que nos iluminen el camino que comienza a despejarse, gracias a la racionalidad y el entendimiento entre los venezolanos y la solidaridad manifiesta y contundente del mundo entero. Hagamos de la oración nuestro principal escudo.
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