OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: Transmisión espiritual

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

La masonería, es un sendero iniciático con una metodología “especulativa”, basada en la fraternidad, tolerancia y conocimiento, que hacen que una Logia sea el centro de unión de personas de diferentes ideas y edades.

Como método de transmisión iniciática son los “símbolos”, que busca la esencia de las cosas más allá de las apariencias. Los símbolos nos ayudan desde la inmanencia a la trascendencia, garantiza su autenticidad y sus secretos y es la vivencia más extraordinaria de un ser humano.

La transmisión iniciática es un sendero para abrir conciencia, porque a través del proceso nos proporciona mayor comprensión de los planos superiores. La iniciación masónica consiste en la transmisión de una influencia espiritual.  Para que exista una transmisión iniciática, tiene que estar vinculado a una organización tradicional regular y así se pueda efectuar la transmisión de una influencia espiritual.

La “regularidad” debe ser entendida como excluyendo todas las organizaciones seudoiniciáticas. Esta continuidad de la transmisión iniciática, cadena iniciática, que viene de siglos atrás en forma ininterrumpida, es como una cadena de unión, que fuera de ella no se puede recibir. Y solo se recibe mediante un rito y maestros debidamente autorizados para estas actividades esotéricas.

Un iniciador debe tener “cualificación” para ser un portador de la transmisión y toma como soporte el rito y sus símbolos para realizarlo. Y el rito debe poseer la tradición regular para que sea efectivo. El iniciador, como no es religioso, no necesita tener orden sacerdotal, solo haberlo recibido de maestros que recibieron esta transmisión de una organización iniciática tradicional. Al haber vinculación a una organización iniciática, el iniciador lo sella con el juramento de fidelidad. Hay ritos de orden inferior, que utilizan la «magia», donde solo intervienen influencias de «orden psíquico». Lo psíquico es todo lo que pertenece al dominio de los elementos sutiles de la individualidad humana. En el rito, para que opere una influencia espiritual de orden superior, metafísico, suprahumano, es necesario que el iniciador lo haya recibido en una transmisión regular. La religión cristiana, en su ordenamiento sacerdotal, es algo parecido a lo iniciático, sigue una línea de tradición del apóstol Pedro, de la transmisión de una influencia espiritual. Su rito principal es la continuidad del mandato hecho por su iniciador: El maestro Jesús. En la Última Cena, “al partir el pan expresó: este es mi cuerpo, y al tomar el vino esta es mi sangre*, y lo compartió con sus apóstoles…”Haced esto en memoria mía”. El rito del cristianismo es la emulación de una Cena Mística; dos símbolos incluyen este rito: el vino y el pan. En el rito del cristianismo, la misa, en el momento de la elevación de la hostia (pan) y el vino se realiza la parte más iniciática: “la transustanciación”… la unión de la sangre y el cuerpo, allí se funde la dualidad para convertirse en la vertical trascendente. No conozco un rito que realice este acto tan trascendental e iniciático.

Las congregaciones religiosas son exotéricas, porque les comunica a sus feligreses parte de su conocimiento en general. Las organizaciones iniciáticas son esotéricas, porque solo se le comunica el conocimiento a un selecto número de miembros cualificados. El maestro encargado de una iniciación es solo parte de una organización iniciática, por eso obra en nombre de la Institución donde milita, quien le autoriza a ejercer el rito y a la Gloria del Creador del Universo: E:.G:.A:.D:.U: «La iniciación tiene un origen no humano, por lo tanto los ritos no pueden relacionarse con autores humanos, para que tenga su efectividad, es más, no se le conoce autores, como tampoco se le conoce inventores a los símbolos, porque son no humanos en su origen y esencia». (R.Guenon) y es por eso que los ritos y símbolos tienen en su esencia uniones muy fuertes. Si el Iniciador no está cualificado, no ha recibido la transmisión espiritual, carece de todo efecto en la realización del rito, porque no está «vivificado» por la presencia espiritual.

“Transmisión es tradición” (en hebreo, la palabra gabhalah, tiene el mismo sentido de transmisión en su parte esotérica e iniciática) y es de carácter trascendente. Rene Guenon, dice “todo conocimiento iniciático deriva de la Comunicación conscientemente establecida con los estados superiores y es depositaria de algo que en si misma supraindividualidad y trasciende lo colectivo, es decir de una influencia espiritual”.