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Obreros de Hiram Abiff: Teoría del Conocimiento (II)

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“El verdadero origen de la filosofía debe colocarse en el pueblo griego” (Jacques Cavalier, Historia del pensamiento, página 539). La filosofía, definida como la madre de las ciencias, ha tratado de explicar nuestra existencia por medio de una serie de razonamientos, un poco complicados, pero muy importantes para el desarrollo del conocimiento humano. Los razonamientos son objetivos y subjetivos, y comprendidos de acuerdo a nuestro nivel de estado de conciencia. Todos somos filósofos, pues todo lo que pensamos y decimos está contenido en la “Razón”.

La filosofía plantea y la ciencia lo comprueba con sus investigaciones. Cuando tocamos el pensamiento sobre lo “absoluto”, aquí nos introducimos al mundo de la “metafísica”, que está más allá de la razón, más allá de lo físico, y para comprender estos principios hay que trascender la razón. No podemos desconocer que muchos le atribuyen a Mileto ser el padre de la filosofía, quien en su tiempo reveló, por sus observaciones, que el sol y las estrellas son astros de fuego y no dioses como lo creían en su época. Entre los filósofos que vamos a citar como parte de la teoría del conocimiento está Platón.

El filósofo Platón nació en Atenas por los años 427 a.C., hijo de Aristón y Perictione. Su encuentro con el maestro Sócrates, fue su discípulo por más de ocho años, constituye el punto de partida de su vida como filósofo. En Atenas fundó su academia en honor al héroe “Academus”. Esta academia también formaba a políticos de la época, basados en su libro de La República.

Platón es un personaje impresionante en la filosofía griega y un punto de partida del nuevo pensamiento griego, claro está, influenciado por el maestro Sócrates y los filósofos presocráticos. Lo prepararon los físicos jónicos, los pitagóricos, los eleáticos. Su pensamiento  toca los campos de la teología, metafísica, ciencia y la política. Muere Platón en el 347 a. C.

Los maestros Platón y Sócrates en sus planteamientos filosóficos estaban seguros de la existencia de las verdades universales. Pero el maestro Platón sostenía que las verdades tienen una existencia propia y real separada del mundo sensible. Hay un mundo ideal, separado del mundo sensible, es “el mundo de las ideas”, el mundo real. Es la aceptación de las realidades absolutas, eternas e inmutables, independiente del mundo de los fenómenos. Las ideas son las causas y finales de las cosas. El conocimiento de las ideas y sus relaciones constituye el auténtico saber. El mundo sensible es una realidad inferior, es el mundo visible que percibimos a través de los sentidos, es engendrado y está en continuo devenir. Sostiene Platón que el mundo sensible no es más que una copia del mudo de las ideas. Hay una dualidad planteada por Platón: mundo de las ideas y mundo sensible. Su teoría de las ideas constituye su centro, punto de referencia de toda su filosofía.

En La República, el libro siete contiene el mito llamado “La caverna”, con el cual explica en sus diálogos la alegoría de las teorías de las  ideas. Este mito es una analogía del mundo en que vivimos, llenos de información. Es un modelo explicativo de la condición humana y que por medio de las ideas, para comprobar que todo lo que se ve en este plano es un reflejo de la verdadera realidad. El mundo de sombras de la caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias, es decir, el mundo sensible, en el que existimos los seres humanos y a la vez somos esclavos de la ignorancia. La hoguera representa la idea más perfecta, el bien, es superior sobre todas las ideas. Las sombras de la pared es la ignorancia, como los del poder nos hacen ver las cosas como si fuera realidad, la cual nos instan a la búsqueda del conocimiento que muy pocos encuentran. Cuando hablo sobre el poder, no me refiero a lo político, me refiero a la ignorancia, nuestro mayor tirano. Como lo expresaba el hermano Simón Bolívar: “Nos manejan más por la ignorancia que por la fuerza”. En el mundo sensible solo captamos las sombras de la realidad. El escape de la caverna es el viaje al mundo de lo real, a un nivel superior de conocimiento, es el mundo real del pensamiento y representa la figura del  filósofo, es un camino difícil, es lo que llamo el sendero para abrir consciencia. El exterior es el mundo de las ideas, el pensamiento, comprendo que es la razón. El prisionero, que somos todos nosotros, representa el alma prisionera en el mundo sensible. Las cadenas son el cuerpo físico. El prisionero, encadenado a su cuerpo físico, que logra escapar, representa al filósofo, tiene la intuición de las ideas, busca el conocimiento, conoce el mundo real, y como siempre ocurre, la enseñanza sobre el mundo superior es despreciada por los seres humanos, satanizando a los que lograron ver la luz, que es el fanatismo, el dogma y la hipocresía, ejemplo clásico, el maestro Jesús.

Las personas que portan las figuras que se reflejan en la pared pueden calificarse de “porteadores”, también son esclavos, pues están bajo el yugo del poder y son utilizados para proteger la ignorancia. Platón nos plantea la dualidad entre el mundo material o sensible y el mundo de las ideas. El mundo material o sensible es el mundo efímero, pero el mundo de las ideas es lo más valioso, eterno, y solo es comprendido por los filósofos. Este mito de la caverna de Platón tiene y tendrá vigencia en este plano, siempre y cuando estemos los seres humanos buscando el poder, el dominio, y para conseguirlo tienen que ubicarnos en una caverna, incapaces de pensar, con los mismos protagonistas. Los protagonistas del poder son “los mercaderes de la ignorancia”, así como los que venden armas, les llaman “los perros de la guerra”, viven de la oscuridad y el dolor humano. La “ignorancia” es el punto clave del mito.

Venimos a este plano velados totalmente de conocimiento y nuestra misión es develar la ignorancia, seguir ideas y no seres humanos. El enemigo mortal de nosotros los seres humanos es la flojera mental; en nuestro tiempo  hay más posibilidades de buscar la luz que en cualquier época del pasado, por la tecnología y la globalización de la información. Este mito de la caverna se adapta a los tiempos que vivimos, en los campos de lo espiritual, religioso, político, económico y social. Es increíble, como la ignorancia tiene vigencia en toda la historia humana, hasta a la actualidad, plagada de poder, y esto conlleva a guerras, conflictos sociales, no hay respeto por las ideas y siempre hay alguien tratando de imponer la suya. Una cosa es exponer una idea y otra es imponerla, ahí está el poder. Esta alegoría de la caverna de Platón representa la realidad, solo que estamos velados, hay que abrir “consciencia” para comprenderla.

Platón plantea que hay varios niveles de conocimiento, todo depende del nivel de estado de consciencia en que nos encontremos para poder comprender la verdad o realidad del Universo. Platón: las ideas no necesitan ser pensadas para existir, no ocupan espacio, es la verdadera realidad. En conclusión: el mito de la caverna nos invita y nos motiva a buscar el conocimiento, ser inquisidores y no quedarnos en la comodidad de la ignorancia.

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