Es una fecha propicia para reflexionar sobre los solsticios y muy propiamente el Solsticio de Invierno. En la astrología se define el solsticio como el momento en que el Sol se encuentra en uno de los dos trópicos: Cáncer, 21 al 22 de junio, Solsticio de Verano. Capricornio, 21 al 22 de diciembre, Solsticio de Invierno, cuando la noche es más larga. El cristianismo en sus orígenes, celebraban los solsticios con las características siguientes: Verano: cuatro días antes de la fiesta de San Juan. Invierno: cuatro días antes de la Navidad. La masonería celebra los solsticios, según la definición de la astronomía, donde el Sol presenta su mayor declinación septentrional y meridional y le da una connotación muy espiritual a estos dos fenómenos astronómicos: Verano, reconocimiento. Invierno: esperanza. También se designan a estas fiestas como las fiestas de San Juan. El Sol es un símbolo que representa el principio vivificador y fecundante, por lo tanto, el simbolismo masónico se identifica con el G.A.D.U. (Dios).
El objetivo principal de un iniciado en la masonería es develar el contenido del conocimiento iniciático en los símbolos, de ahí que la masonería es una institución iniciática. En la mitología pagana antigua levantaron templos y ritos a Janva Celi o Janus y de alli se derivó Juan, que significa “Mensajero de la luz” y de la alegría, y guardaban la Puertas de los Cielos y de las Estaciones. En el interior de las logias están representados los fenómenos astrológicos con la imagen del Sol, Bóveda Celeste y sus constelaciones. Los solsticios también representan en la orden francmasónica: sol e invierno -Norte y Sur- mediodía y medianoche (horas de trabajo de un Mason) – Cáncer, Verano – Puerta de los Hombres, por donde salían las almas de los no Iniciados y Capricornio -Invierno – puerta de los dioses, por donde salían las almas de los Iniciados, que habían conocido los estados múltiples del ser, logrando el retorno a la Unidad. Hay que resaltar algo importante: los romanos, en el Solsticio de Invierno, celebraban las fiestas de la agricultura dedicada al dios Saturno, se intercambian regalos y la libertad de esclavos. En estas fiestas no había distinción de clases sociales, todos eran iguales. El Q.H. Rene Guenon nos dice que cuando el Sol ingresa al trópico de Capricornio, el sol desaparece en el horizonte, es considerado simbólicamente el duelo de la naturaleza, el sol se detiene en el punto solsticial a medianoche del 21 de diciembre, Puerta Solsticial, la cual los hindúes la llaman también la “Puerta de los Dioses” y llaman a esta fiesta: la Noche de los Dioses. En este solsticio el Sol está más alejado de la Tierra, el Sol es invisible para el norte de la Tierra, la gente se retira a su descanso esperando la reaparición de la Luz en la mañana; los cristianos celebran la Navidad y Natividad, el nacimiento del Salvador. La masonería como una orden iniciática.
El Solsticio de Invierno observa como un símbolo, que a pesar de la obscuridad, “el fuego del Sol brilla en las tinieblas, venciendo las fuerzas de la noche, es llamado el Sol de Medianoche, Sol espiritual que simboliza la acción interna, que el iniciado que persevera, lo alumbrara su corazón la Luz de lo Real, y lo podrá operativo en el constante trabajo: Desde mediodía hasta medianoche”. (Fermín. Vale A.). El Solsticio de Invierno nos llama a la reflexión, al recogimiento, por el triunfo de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte. El ascenso del Sol para franquear “la Puerta de los Dioses”. “La tradición iniciática ha considerado al Sol como una manifestación simbólica de la divinidad, como fuente de luz, de calor, de vida. La luz irradiada por el Sol es el símbolo del conocimiento mediante el intelecto trascendente y la inteligencia cósmica, tal como el corazón del ser humano, es simbólicamente, la sede de la facultad del conocimiento no aprehendido: la gnosis”, según la tradición hindú.
La retirada del Sol en este solsticio nos lleva a otra reflexión: “La luz se retira a la región de la supraconciencia, de la luz interior. Es la estación donde el Sol se dirige al norte, también el lugar de la retirada de la vida orgánica hacia su fuente. El Sol se retira hacia el centro del ser, de la conciencia divina”. Simbólicamente el Sol es considerado como el corazón de Dios en el mundo manifestado. El Sol es el renacimiento.