El ajedrez tiene un origen “sacro”, por su intermedio simbólico, se instruía conocimiento para el desarrollo de la conciencia. Abrir conciencia. Observando los elementos del juego lo podemos describir así: el juego representa una batalla espiritual entre dos ejércitos: la infantería son los “Peones”. Los Caballos es la Caballería. Los “Alfiles” serían los elefantes. Las “Torres” serían los carros de combate y el “Rey y la Reyna” serían las autoridades que rigen la batalla o juego. Siempre en una batalla, los dos contendores representan al bien y al mal, es como una batalla espiritual. Relacionamos las Torres con los Elefantes, es porque este juego es “esotérico”, y el Elefante (Dios de la Sabiduría), en la China del Siglo IV se le conocía como el juego del Elefante. Las fichas tienen sus valores simbólicos: “El Peón”, humilde en su presentación. Andre Danilcar Philidor, (francés y gran Maestro del Ajedrez –siglo XVIII) manifestó: “Los peones son el alma del ajedrez”. El Peón es una ficha, que por su posición, esta presta al sacrificio, en beneficio de otra ficha. Su objetivo es llegar al otro lado del tablero, simbolizando al ser humano en su samsara en este plano físico. En el juego, al llegar vivo al final del tablero, recibe la recompensa del triunfo y revitalizado como pieza de mayor rango regresando al juego. El ser humano es como el Peón, busca alcanzar la trascendencia, y regresa a este plano con un estado de conciencia elevado de evolución espiritual, para ayudar a los hermanos que se encuentran encerrados y velados en este plano físico, y puedan salir de la rueda de las reencarnaciones. El peón que no llegó al otro lado del tablero simboliza al ser humano, que debe seguir el ciclo de las reencarnaciones. “El Alfil”, ha tenido varios nombres: Francia, “Flou”, bufon. Rusia, “Slon”. Primero se llamó ”Pil – Elefante”, los árabes lo llamaron: “Fil”, y los Moros en España, lo llamaron “Alfil”. Inglaterra, “Bishop”, traduce Obispo, esta pieza fue relacionada con el clero en los tiempos medievales. Esta pieza se mueve en forma oblicua en un solo color, blanco o negro, sin desviarse, por lo tanto se le relaciona con la “Lealtad” y la “Sabiduría”. El “Caballo”, su movimiento en forma de “L”, no está sometido a una línea de color, se mueve en ambos colores, nos recuerda la ley Hermética del “Ritmo”. “Las Torres”, son cuatro y están situadas en las cuatro esquinas del tablero del Ajedrez, nos da la impresión de que el juego o lucha por defender, ocurre en un Castillo, nos hace “Comprender” que el juego es en el interior, por lo tanto, desde el punto de vista esotérico, esta lucha es en el interior de nuestro ser: entre el bien y el mal, entre las bajas pasiones y nuestras virtudes. Una mejor “Comprensión”: nosotros edificamos nuestro Templo interior rodeado de una muralla con cuatro Torres, que son las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza para proteger nuestro Templo Interior. Siguiendo con el analices de las pieza del Ajedrez y su simbolismo esotérico, tenemos a la Reina y el Rey. La Reina tiene un movimiento sin reglas que la limiten en el juego, lo único es que no puede pasar por encima de una pieza en su movimiento, es fundamental y se debe hacer lo posible de conservarla en todo el juego. El “Rey”, solo tiene movimiento de un solo cuadro sin distingo de color, es el centro y objetivo del juego. Cuando al rey se le inmoviliza, esta acción se le llama “Jaque Mate”, fin del juego. Según los historiadores del ajedrez, en los comienzos el “Rey” eran acompañados de un “Consejero” llamado Firzan, y en el siglo XV se eliminó el consejero y se colocó la “Reyna”. Como lo dije antes, la Captura del “Rey” es el objetivo del juego, huyendo de la tiranía de los sentidos y controlando el mundo de la ilusión. Podemos comparar el ajedrez con una orquesta musical: si un instrumento se desentona, perjudica a la orquesta, igual ocurre en el ajedrez, si una pieza hace un mal movimiento, perjudica la trama del juego. El Rey en el ajedrez y el V.M. de una Logia, tiene sus similitudes y diferencias: ninguno de los dos tienen habilidades y destrezas extraordinarias, el Rey no puede dominar ningún aspecto del juego como lo hacen otras piezas, es débil y depende de las demás piezas, tiene el mismo movimiento de los “Peones”. En una Logia, el V.M. no es el que más conocimiento y sabiduría tiene. No es electo para que eleve su ego demostrando que intelectualmente es superior, si no para administrar la logia y conducirla. El Rey está rodeado de todas las piezas, igual el V.M. está rodeado de Luces, dignidades y oficiales. Tanto en el Ajedrez y la Logia, cada quien desempeña una labor. Otro aspecto importante: ni el “Rey” ni el “V.M. se valen por sí mismos, solos no tienen valor. Lo más importante de una Logia son sus integrantes que ayudan a construir el sendero hacia la Luz. Hay diferencias: El Rey tiene poder absoluto. Un V.M. su poder es limitado, el Orador Fiscal es el que tiene la última palabra y puede reconvenir al V.M. el cual trabaja en forma colectiva. El Rey es perpetuo y hereditario, en cambio el V.M. es de tiempo limitado. El Tablero de Ajedrez es cuadrado, cuatro lados iguales, es una expresión del cuaternario: armonía, orden y equilibrio. El cuadrado, desde las civilizaciones anteriores, era considerado sagrado. En el Ajedrez, con los cuadros blancos y negros, aprendemos que el bien y el mal, el día y la noche, la Luz y las Tinieblas, una no existe sin la otra, se complementan, así es la ley de la dualidad en el Universo. El juego representa el Libre Albedrio con los límites de la ley natural. Lo dual son nuestros conflictos espirituales. Las piezas del ajedrez son los avatares de la vida y filosofía, en sus procesos mentales y espirituales. Sobre las piezas del Ajedrez y la Logia decimos lo siguiente: El Rey el V.M. – La Reyna el Or. Fiscal – Los dos Vigilantes, Los Caballos-La Torres serían los dos expertos- Los Alfiles, el secretario y el Tesorero. El Rey representa al Sol y la Reyna a la Luna. “El Rey representa el espíritu, la Reyna la Mente, los alfiles las emociones, los Caballos la vitalidad, las Torres el cuerpo físico, los Peones son los impulsos sensoriales y facultades perceptivas. El Rey blanco y su sequito simbolizan el ser y sus vehículos. El Rey negro, y su sequito, el no-yo, el falso ego. El juego del ajedrez establece así la eterna lucha de cada parte de la naturaleza compuesta del hombre contra la sombra de sí misma” (Alcoseri).