OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: Pensar bien

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

Recientemente leí un artículo sobre el tema del pensamiento y me planteo estas dos preguntas: ¿Es posible transformar nuestra forma de pensar a partir del trabajo masónico? ¿Es posible adquirir una conciencia política desde el pensamiento masónico?

Recuerdo las palabras del Q.H. Agustín Camacho (Or. Eter.), filósofo, quien me decía: uno de los objetos del trabajo masónico es enseñar al hombre y la mujer a Pensar bien. Este proceso dentro de nuestro institución se le llama arte real, el cual consiste en transformar y mejorar al ser humano. Este arte es un don que nos concede el G.A.D.U. y son muy pocos los invitados.

Este es un trabajo individual, en el que el hombre y la mujer se liberan de su ego y da paso a su ser real, para unir lo disperso conciliando los opuestos, distinguir entre lo que “sabe y lo que cree”.

Un buen pensador es un ser libre, indiferente al orgullo e indiferente a la humildad. Un buen pensador está alejado de los conflictos y sobre todo de la “infalibilidad”, fanatismo y dogmatismo.

Si la masonería enseña a pensar bien es con el objetivo de que controlemos la mente, los sentimientos, las acciones, que sin dirección es nefasta. Todo pensamiento, según su polaridad, genera lo positivo o lo negativo, sobre todo cuando lo llevamos a la acción y estamos expuestos a las consecuencias.

La construcción de nuestro templo interior parte de un buen pensar, un dominio de la mente, y vamos por el sendero iniciático con el todo, como lo asevera el profeta David: «Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los albañiles».

¿Qué es pensar? Desde el punto de vista orgánico es la interacción y el contacto de las neuronas (Sinapsis) en el cerebro y la intervención de los neurotransmisores, que son la base del conocimiento. Desde el punto de vista de la filosofía, desde la antigüedad hasta nuestros tiempos modernos, siguen buscando una respuesta a lo que significa pensar. Unos dicen que es la experiencia, otros dicen que es la sintaxis entre la información empírica y la estructura de la razón. Pero la definición más exacta es: El pensamiento tiene una característica singular, la abstracción, que consiste en extraer de la realidad unas ideas que propiamente no existen en ninguna parte. (La gravedad – materia – ideas). Podemos  planear, proyectar, recordar y discernir. El razonamiento consiste en ordenar los pensamientos e ideas para tomar una decisión. Aristóteles decía sobre el pensar: el asombro es el origen del pensamiento, pensamos sobre las anomalías que nos sorprenden, lo que llama nuestra atención, nos da miedo o nos amenaza. Es la capacidad de analizar, comprender, soluciones a los problemas. Pensamiento es traer a la realidad por medio de la actividad intelectual, y se consideran elaborados por la mente. Pensamientos puros, mente sana.

Cuando la masonería enseña a pensar bien está preparando al ser humano a no tener un “pensamiento único”, empezando por conocerse a sí mismo, y así no ser atrapado en una viscosa doctrina, que lo domine y lo someta. El pensar bien te coloca en las caras de un poliedro, que nos representa las diferentes formas de pensar: donde pesan lo mismo la izquierda que la derecha, liberales y conservadores, no iguales pero sí tolerantes.

El masón en su progreso individual debe cuestionar y cuestionarse y poner en entre dicho las falsas verdades y los malos pensamientos. El pensar bien lo protege de la ortodoxia, el fanatismo, e incluso lo predispone a renunciar en pro de unir los pares en función de construir para todos. Un libre pensador molesta a los institucionalistas, por su peregrinar por otros ritos, por ser un libre errante de buscador a través de los símbolos: “Un masón sin cuestionamientos es un masón alineado” (Michel Eynaud), un masón de pensamiento sometido, dogmático.

El silencio en la masonería no se refiere a que se tenga un pensamiento único, es para escuchar los diferentes pensamientos, expresados por otros y sacar sus propios juicios. El pensamiento único general es comprender que hay un ser superior, una energía universal que lo sostiene y esta es la tradición que nos enmarca. Somos constructores, y somos destructores con el dogmatismo. El pensamiento, palabra y acción es el transcurrir diario de un masón, y protegidos por la Escuadra del Aprendiz, que nos indica cómo se debe expresar, para evitar críticas y expresiones que no sean constructivas y llenas de benevolencia.

Pensar bien es: la capacidad de analizar y comprender y la inteligencia es creativa. El librepensador es aquel que forma sus opiniones sobre la base de la razón.