OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: Masonería

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

La palabra profano proviene del latín “profanum”, compuesto de “pro“ (delante) y “fanum” (templo). Esto quiere decir: delante del templo o antes del templo. Si quieres saber más, no esperes que te llamen, solo tú decides dar el paso para entrar. Se le llama templo, erigido a la sabiduría. Dentro del templo se realizan las reuniones o tenidas, trabajamos sobre el perfeccionamiento personal.

El masón R. Kipling, en el poema “Mi logia madre”, escribió: «Tras la puerta cerrada de la estancia en que se unen el templo y el taller todo lo han nivelado la escuadra y la plomada. Rangos y vanidades han de quedarse fuera». La masonería no tiene dogmas, tiene principios e ideales, cultiva las virtudes y no reconoce otro límite que la razón para acceder al conocimiento.

La francmasonería acoge en su seno solo a hombres libres, no sectarios, ni fanáticos, independientes, espíritus libres, solo dependientes de su conciencia y preocupados en su perfeccionamiento. El masón es libre, practica la tolerancia y vive en la fraternidad. Son hombres y mujeres libres que desean progresar y desarrollarse interiormente.

La masonería es una institución mundial, ética, filosófica e iniciática, tiene un ideal realizable basado en la razón y la educación. La masonería predica el respeto a las opiniones y creencias ajenas y evita toda discusión política o religiosa con el fin de propiciar la unión fraternal, comprensión tolerante y armonía entre los seres humanos.

El masón se mueve en la  armonía, la verdad y el amor fraternal, que trabaja por el progreso y la libertad. Su norte es combatir la ignorancia, el vicio, la ambición desmedida, el fanatismo, la hipocresía y su oriente, la luz, es  inspirar el amor a la humanidad, la libertad, la igualdad, la fraternidad y practicar las virtudes. Los historiadores de la masonería vinculan su nacimiento con las corporaciones medievales de albañiles (operativa), y actualmente sus herramientas son simbólicas (especulativa), para construir templos no físicos, internos, que simbolizan su perfeccionamiento o expansión de la conciencia.

Los principios de la masonería: “libertad”, de pensamiento y de movimiento; “igualdad”, de derechos sin distinción de raza, religión, sexo y nacionalidad; “fraternidad”, entre los seres humanos y naciones. Todos los seres humanos nacen libres e igual de derechos.

La masonería busca una estructuración más armónica de la vida sobre bases de amor y de justicia social. Procura dignificar al ser humano capacitándolo para un desarrollo superior de la conciencia. Cuando hablamos de “moral” en la masonería, no es filosófico ni religioso, solo que el ser humano se apega a los preceptos universales que enseñan a ser mejor y amar a los semejantes. Podemos citar algunos puntos del código de comportamiento masónico: amar a la humanidad como si fueran tus hermanos. Ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie. Escucha la voz de tu conciencia. Evita las querellas. No sufras de ira, porque reposa en el seno del necio. El sabio practica la virtud, el necio festeja la vanidad. Si tienes un hijo, regocíjate, pero tiembla del depósito que se te confía. Lee, busca conocimiento y ocúpate en el bien de tus hermanos. Entre los profanos sé sencillo y libre y ante tus hermanos sé fraternal.

La masonería no tiene “dogmas”, tiene principios e ideales y todos los masones somos iguales en fines e ideales. El trabajo del masón en conocerse a sí mismo se manifiesta en su inconfundible conducta privada y pública. La masonería no está limitada a genios o superdotados, los masones somos seres humanos trabajadores a los que nos caracteriza nuestro afán de mejoramiento moral, espiritual e intelectual, tanto individual como colectivo. Nuestra cámara o templo, con sus símbolos, representa al macrocosmos y el masón es el microcosmos.

La parte iniciática de la institución consiste en develar el mensaje de los símbolos que contiene conocimiento y sabiduría, mediante el conocimiento del silencio o del amor. El masón no cree, conoce, medita y comprende, el silencio te lleva a la comprensión. No cree en Dios, comprende a Dios, al que lleva en su interior, en ese templo que construye no físico. La virtud es la capacidad de hacer el bien en su más amplio sentido. La virtud es la calidad suprema de la moral. Un masón acata las leyes, vive con honor, practica la justicia, ama al semejante, trabaja en bien de la humanidad.