OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff. La verdad

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

Así como el Triángulo, en el sendero Iniciático, sobrepasa el entendimiento humano, igual ocurre con la verdad, pues esta es comprendida en el momento que empieces abrir conciencia. Los rayos de la sabiduría entran a tu ser en el momento en que la Luz encuentra el ángulo correcto para entrar, y así comprender semejante tema. La inteligencia no tiene acceso a “la verdad”, solo puede percibir su información, es por este motivo que la justicia está sometida a la razón, por lo tanto crea sus leyes, la forma de conocerlas y manipularlas. Aquí es donde entra el conocedor de las leyes, el abogado y juez, para darle su interpretación y aplicación. La justicia y la verdad, para mi comprensión, no caminan juntas, si partimos de que la base del derecho es “la moral de los pueblos”, cada pueblo y cada lugar del Universo tiene sus propias interpretaciones en sus acciones y comportamientos. La justicia no es una, tiene sus diferentes variaciones, en cambio la “verdad” es una, como se dice en el argot popular: la verdad es la verdad aunque duela. Los grandes pensadores de la antigüedad y los modernos, siguen todavía dándole interpretaciones a la “justicia”, pero la “verdad” no ha sido el objetivo, no hay como definirla, y se puede resumir en dos palabras: “la verdad es”.

La verdad es opacada por el “egoísmo, la malicia y la desconfianza”. Hay otro aspecto importante: el ser humano es un juez constante en este plano, todo lo juzga y todo lo critica, base de los conflictos humanos. Toda la “Sabiduría Védica” se llama “Trividya”, en Sánscrito: “Tri” significa triple y la palabra “Vidya” significa Sabiduría. H.P. Blavatski (fundadora de la Teosofía) en su libro Isis sin Velo hizo por primera vez hizo una afirmación muy trascendente sobre la triple naturaleza del Universo: “La Creación es un triángulo de fuerza, y los secretos de la Creación están encerrados en su misma naturaleza triple (es la cerradura). La clave para entrar en la sala de los misterios es ‘la Naturaleza del Hombre’ (es la llave) que también es triple, por lo tanto, la ‘verdad’ está dentro del mismo ser humano». J.Krishnamurti escribe en su libro ¿La Verdad? lo siguiente: “La Verdad es una tierra sin caminos…no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna secta, por ninguna religión, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede organizarse. No puede formarse organización alguna para conducir o forzar a la gente a seguir un sendero particular”. La verdad no puede rebajarse, es más bien el individuo quien debe hacer el esfuerzo de elevarse hacia ella. No puede traer la cumbre de la montaña al valle, al contrario, si quieres alcanzar la cumbre de la montaña, debes cruzar el valle y subir la cumbre sin temores. Ninguna organización puede conducir al ser humano a la espiritualidad. La Creencia nunca debe organizarse, por que se convierte en un muerto, en una secta, en un credo, en una religión que debe imponerse a los demás, y es lo que hacen todo el mundo. La verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, que están momentáneamente descontentos.

En el momento en que sigues a alguien, dejas de seguir la verdad. El objetivo de la Masonería es hacer seres humanos libres, sin condicionamientos, sin miedos a la muerte, a la salvación, del miedo al amor, a la vida, librarlos de sus limitaciones, solo eso les dará felicidad eterna. En el psicoanalices definen la verdad no como buena o mala, solo es dolorosa, no es la exactitud, como as ciencias exactas, es la verdad de una subjetividad, no es medible, ni calculable, sino algo que se construye. Según Freud, la verdad  es imposibilitada a la conciencia. La verdad es la coincidencia entre la afirmación y los hechos. La falsedad y la verdad son propiedades de las afirmaciones y de las creencias. En este plano físico existe algo ubicado como verdad Universal, son constantes en el mundo y en la propia realidad, que es imposible controvertido. Cuando caemos en la trampa del relativismo o subjetivismo en el momento de interpretar la realidad, entonces el ejercicio racional pierde todo sentido. El conocimiento que posee el ser humano, le permite moldear el pensamiento y cambiar la realidad donde le sea más atractivo, pero limita la comprensión de la verdad. En su obra El Criterio, Jaime Balmes sostiene certeramente que “el pensar bien consiste: o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a la misma”. Nietzsche afirma que “a los hombres de ciencia nos falta aprender que la verdad también es una ilusión, aunque una ilusión sin la que no podemos sobrevivir”. (Yalom, 2011, p.339). El mismo pensador también escribió: “Una vida sin verdad es la muerte en vida” (Yalom, 2011, p276). La aceptación de la verdad y del destino es esencial para que el hombre tenga noción de lo que le espera dentro de su vida.