Hay temas que son muy difíciles de desarrollar en este plano, y sobre todo cuando nos referimos a la forma de comportarnos los seres humanos. Temas como la mentira, La verdad, la Hipocresía, el dogmatismo, el fanatismo, la ambición desmedida, y otros más que son intrínsecos en el ser humano, y digo intrínsecos, porque considero que no hay un ser humano en este plano que no esté involucrado en los puntos anteriormente referidos en el camino de la vida. Las religiones utilizan algunos de estos puntos para controlar el comportamiento del ser humano, y no puedo hacer una crítica, porque su labor es muy interesante y efectiva. Incluso en las prisiones de nuestro país la Religión Cristiana hace una gran labor de tratar de inculcar en los presos la vida religiosa y espiritual, llegando al punto positivo de reconsiderar las penas que están pagando llevándolas a reducirlas en número de años muy significativamente. En este punto merecen mi respeto y consideración. El tema de la verdad en toda la historia de la humanidad ha sido muy cuestionada en todos los ámbitos, tanto religiosos, políticos y filosóficos. La verdad, si se practicara, el mundo terráqueo sería muy diferente, pero a la vez es “utópica”, porque muchas veces para que haya paz hay que mentir. Son tantas las mentiras llamadas piadosas a las que hay que recurrir para tener un equilibrio en el comportamiento del ser humano. “La verdad” es tan pura y hermosa que su alta vibración quema a quienes se les acerca, por este motivo es que en el argot humano se expresa así: “La verdad duele”. Considero que la verdad tiene más detractores que la mentira, constantemente nos dicen: “No digas nada porque no conviene” sobre un tema cualesquiera. Es tan difícil decir la verdad que en los tribunales de justicia te hacen jurar ante un libro sagrado que dirás la verdad y nada más que la verdad. Es uno de los términos más vilipendiados que hay, porque todo mundo miente tanto que aunque le digan la verdad no se le cree y hay que argumentarla. La masonería tiene como base fundamental trabajar al lado de la verdad, pero para esto siempre tengo una tesis: sin el apego y el desprendimiento es difícil practicarla, porque mentimos cuando estamos llenos de prejuicios e hipocresía. Solo siendo “libres”, no sujetos al fanatismo y dogmatismo, andaremos siempre con la verdad en nuestro ser, los masones vamos en el sendero hacia la luz y la verdad: abriendo conciencia. La verdad no se debe ocultar ni rechazar y mucho menos deformarla, porque entraría en el campo de la mentira y el engaño. La corrupción gira alrededor de la mentira. La verdad no se debe doblegar ante los poderosos y el temor. Desde el punto de vista de la filosofía la “verdad” es la concordancia del pensamiento con lo real, de lo contrario sería falsa, por lo tanto la verdad es clara y sin adornos. La verdad terrenal está sometida a la lógica; en cambio, en el sendero iniciático, la verdad está más allá de la razón, de lo físico. La verdad está rodeada de honestidad, sinceridad y franqueza. En el mundo cristiano, la pregunta más famosa es la que le hizo el gobernador romano Poncio Pilatos al maestro Jesús: ¿Qué es la verdad? (Juan 18:38). Aunque Pilatos no esperó la respuesta, según mi comprensión, si se la llega a decir, Pilatos se vuelve polvo o mínimo loco. “Los labios fieles a la verdad durarán para siempre” (Proverbios 12:19). La verdad es de suma importancia para el ser humano, si no la hay, no hay confianza y todo lo que la rodea no será fuerte y unida. Dicen, que en el nombre del amor ha habido más persecuciones y muertes, igual ha pasado con los que predican la verdad. Hay verdad no trascendente y verdad trascendente, la primera es la verdad profana que está sometida a las leyes, la lógica, culturas y reglas, y la segunda, trascendente, es la verdad que está más allá de la razón, más allá de lo físico, fuera de toda lógica. La intuición es un órgano espiritual que nos ayuda a comprender lo de lo no manifestado, del todo. Muchos se dejan llevar por sus emociones, no por la verdad y los hechos en este plano, es por este motivo que se dice que entre la verdad y la mentira hay una delgada línea, y si vemos que este plano nos envilece por sus fantasías, ilusiones, la verdad disfrazada, en el fondo hay mucha duda. En la masonería nos instruyen que debemos investigar, razonar y dudar de todo hasta que comprobemos que es verdad. Nosotros, los seres humanos, vivimos en la mentira: es por eso que este es un plano de contrición, lleno de infelicidad. Los maestros Jesús y Buda, para hacer aflorar la verdad, nos predicaron el no apego y desprendimiento para poder tener acceso al mundo de las causas, y después con la meditación nos elevamos a las regiones superiores donde aparece con claridad “la esencia eterna, la verdad”. Desde el punto de vista de la ciencia iniciática, La meditación que no te lleva a un contacto con las energías superiores, las dimensiones divinas y no te dejan huella de una mayor luz de iluminación en tu ser reflejado en amor en el rostro, no es meditación. La única verdad es la que nos da plenitud espiritual y la otra verdad es la que nos da confort, pero siempre estaremos inconformes porque lo material nos tendrá siempre inconformes a causa de los deseos. En el mundo de la ilusión, la mentira y la verdad a veces se confunden, es la forma dualística de la vida formada por los pares opuestos: la ley de la dualidad. En la masonería está representada por el piso cuadrilongo: blancos y negros, en los cuales están sujetos todas las etapas de nuestra existencia. La masonería te instruye en cómo trascender la dualidad por medio de las enseñanzas contenidas en su simbología. La masonería prepara nuestras virtudes para enfrentarnos a la vida y a la muerte, nos coloca en el sendero de la verdad para encaminarnos a los estados primigenios. El principio supremo es la verdad.
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