OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff. La templanza

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

En todos los artículos de esta columna, hemos tratado de ofrecer una orientación sobre la Masonería, una de las instituciones menos comprendidas en el mundo, tanto por la Iglesia católica, como de algunos gobiernos y regímenes que nos miran de reojo, incluso llegar al punto de una persecución y exterminio de masones, así está escrito en los libros de la Historia, y no falta algún masón que haya sobrevivido a esta infamia y narre más preciso estos acontecimientos. Uno de los más fuertes, fue el régimen de Francisco Franco en España, los masones que sobrevivieron lograron huir del país. La Masonería es perseguida porque forma hombres y mujeres “libres”, esto quiere decir que no están sujetos a dogmas, fanatismos ni hipocresía. Es la Masonería una augusta institución basada en la razón y en la conciencia. Voy a transcribir una frase atribuida a Siddhartha Guatana (Buda) en la que afirma que el ser humano todo lo que ve y escucha debe someterlo al dictamen de la razón y a la conciencia: «No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos. No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen. No creáis en nada sólo porque así lo hayan creído los sabios en otras épocas. No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os inspira. No creáis en lo que dicen las Sagradas Escrituras sólo porque ellas lo digan. No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano. Creed únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia». (Siddhartha Guatana –  Buda, 563-483 a.C.). Esta frase fue pronunciada por uno de los seres más espirituales de la historia, y todavía tiene y tendrán vigencia hasta el final de nuestros tiempos. La Masonería se afianza en esta tesis del maestro Buda. Simplemente lo que plantea este Gran Maestro de Luz es que seamos “libres”, sin ataduras y desprendidos para poder iluminar el sendero hacia la Luz. La Masonería nunca ha atacado ni perseguido a nadie y mucho menos a la Iglesia y formas de gobierno. Tampoco opina nada el respecto. Los masones, de acuerdo con su formación y que ha tenido la oportunidad de ocupar cargos de responsabilidad, tanto en la misma Iglesia como en los gobiernos, seguramente han puesto su granito de arena para tratar de cambiar algunas cosas. Muchos masones se han convertido en líderes en la lucha por la libertad, igualdad y fraternidad. Todo está escrito en los libros de la historia. La Masonería “No” es Religión. La Masonería “No” es política. La Masonería es un camino y sendero espiritual, en el que sus integrantes son practicantes de las “virtudes”, por medio de la cual se combaten las bajas pasiones. La Masonería define al “ser masón” como: “Un hombre o una mujer libre y practicante de las virtudes”. Ya definimos que es ser “libre” en esta augusta institución, ahora vamos definir cuál de las virtudes son las más hermosas para un masónn. A mi persona no le gusta tratar la palabra “moral” dentro de la Masonería, pues para aceptar un profano sea “iniciado” tiene que ser un “hombre o mujer” libre y de buenas costumbres, por lo tanto hasta allí llega lo moral. La institución no es para perfeccionar a nadie en su conducta. La Masonería es para “abrir conciencia” y enseña a “pensar bien”.

Definamos que es la “virtud”. La definición más precisa es la de Aristóteles: “Es la excelencia de algo”. Las virtudes se clasifican en dos grupos. Cardinales: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Teologales: fe, esperanza y caridad. Nos dice Platón (filósofo griego) que para él, la principal virtud es la justicia. Para mi persona la más importante es “la templanza”. Claro está, un mundo sin justicia sería un caos, pero para llegar a la justicia debe haber templanza en cada ser humano. La templanza es el dominio de la voluntad. La armonía entre el dominio de la voluntad (dominio y control sobre sus actos)  y la sabiduría conduce a la virtud de la justicia. Aristóteles (filósofo griego) decía que la templanza es “el punto medio entre dos extremos». El maestro masón está en la columna del medio, así que la templanza es el equilibrio del ser humano, libre de emociones y para ello debe estar acompañado del desprendimiento. Si no tenemos desapego, no conocemos ni comprendemos la templanza y la justicia. Y para concluir, hay una parte de la templanza llamada “asctidad”, que religiosamente la definen en el campo sexual, pero es mucho más que eso: la castidad es aquella capacidad de dominar la voluntad, sentimientos e inteligencia, decisiones, es el dominio y conocimiento de nuestro ser, cuidar la moral, la ética, vivir de manera prudente, ser fiel a nuestros sentimientos y a quienes queremos y amamos.