OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: la religión

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

La religión, según la masonería, “es un sistema social de creencias y prácticas basadas en el dogmatismo y en la creencia ciega de principios y de seres imaginarios, metafísicos, que pueden influir en la vida y en el destino de los seres” (Vicente Alcocery).

«La religión es la conciencia que el Espíritu Divino toma de sí mismo por intermedio del espíritu finito del hombre» (Hegel). Religión es el resultado del esfuerzo del ser humano por contactar con el más allá. Según Kant, «religión es el reconocimiento de nuestros deberes como órdenes de Dios».  La etimología de la palabra religión, proviene del latín “religio”, “religionis”, que procede del verbo “religare”. Del prefijo “re” (repetición) y del vocablo “ligare” (ligar o amarrar), se puede interpretar como “ligar al ser humano con Dios”.

Actualmente, las tres más grandes religiones del planeta son: el cristianismo, el islam y el budismo. Una religión se compone de: templo, sacerdote, sacrificio, libro sagrado y dogma. La religión trata de dar respuesta al ser humano sobre sus tres interrogantes, desde el punto de vista espiritual: de dónde venimos, qué hacemos aquí en este plano y hacia dónde vamos.

Lo más importante de una religión es su base: la creencia en un ser superior. Hay varias clases de religiones: “monoteísta”, su creencia en un único Dios; “politeísmo”, creen en la existencia de varios dioses; “panteísmo”, lo divino es inmanente al universo, Dios está en toda la naturaleza del Universo; “No teísmo”, la no creencia de entidades divinas absolutas, pero conciben la Divinidad en una forma diferente, como ejemplo: el budismo.

Desde que el ser humano tiene uso de su razón, la creencia en un ser superior, siempre ha estado en su mente, el solo observar la naturaleza, en todos sus aspectos, se pregunta: ¿quién creó el universo? Miremos la religión, desde el punto vista iniciático, religión quiere decir; “conciencia en Dios”. El verbo latino “religare”, que es volver a ligar, se trata de la unión del ser inferior con el ser superior, y esto se logra cuando la individualidad se disuelve en la universalidad; cuando el ser humano despierta su conciencia, ha encontrado al ser verdadero, ha cumplido su misión, por lo tanto la definición más cercana es: “La religión es el camino para alcanzar la Divinidad” (Juan 14:6).

La religión no es de origen humano, está vinculada a su origen primigenio, es esa unión entre el ser humano y lo divino, y esta tácito en su ser, es una cualidad íntima del ser, de su alma. Según la tradición, el primer ser humano, fue constituido con elevado estado de conciencia, un ser sagrado. Su estado de conciencia elevado nunca ha dejado de serlo, esta luz siempre lo ha acompañado, solo que cuando ingresa a este plano viene velado, pero con la chispa de lo divino, lo cual siempre lo recuerda y lo busca, deseando siempre estar en la presencia divina, es como una nostalgia de sus orígenes divinos.

Estos puntos son esenciales en una religión y son su fundamento. P. Yogananda, nos dice: “Que si la religión la entendemos solo como prácticas, credos, dogmas, costumbres, si hay razón para que existan varias religiones. Pero si la religión quiere decir conciencia de Dios o la realización de Dios, tanto fuera como dentro de nosotros, no hay más que una religión en el mundo, porque no existe más que un Dios”.

Si la religión se olvida de lo trascendente y se sienta en divagaciones teológicas, extravían su origen y fundamento, solo se convierten en monopolizadores de la verdad, que con su conocimiento puramente intelectual y racionalismo estéril, solo van a caer en el ego por erradas aplicaciones de los principios. Caen en lo dogmático y absolutista porque no están cualificados, un dogmatismo literalista que niega las realidades metafísicas.

La verdad está más allá de las formas, más allá de lo físico. Las religiones no son malas, las vuelven intrascendentes sus dirigentes con sus interpretaciones erradas, cuya comprensión es muy diferente, pero está abierta solo a los cualificados. Hay que salirse del Dios de las teologías y de las especulaciones, el sendero espiritual es íntimo, profundo y abre el ojo del corazón para reintegrarte al estado primordial de nuestros orígenes. El Q.H. Fermín Vale Amesti nos dejó muy buenas enseñanzas sobre este tema.