Platón  dice: “El  tiempo  es  la  imagen  movida  de  la  eternidad”. Como lo hemos escrito en otras oportunidades, el conocimiento trascendente está oculto en “símbolos”, el cual es develado por seres cualificados, término que utiliza el Q.H. René Guenon para referirse a personas que tienen un alto nivel de estado de conciencia. Porque debo recordar que la institución masónica está dedicada a “abrir consciencia”, no una escuela moral como la califican en el mundo profano y la mayoría de los masones que no comprenden lo que es el sendero iniciático. Hay un símbolo, masónico, que contiene un mensaje no  trascendente, es la “Regla de 24 Pulgadas”. Pero primero estudiemos qué es este instrumento y para qué sirve en el mundo profano. Proviene del latín “regula”, es un instrumento sencillo, plano, de metal o madera y es utilizado para trazar líneas, instrumento indispensable para los arquitectos y dibujantes técnicos, y en otras labores que también la utilizan. El origen se remonta a más de ocho siglos antes de la era cristiana, y los griegos consideran que el primero que la usó fue un arquitecto de la época llamado Rhyco, el cual construyó el Laberinto de Samos. Para el estudio iniciático este instrumento de arquitectura se presenta en dos formas: triangular y la regla de 24 pulgadas. La regla de forma triangular  tiene tres lados, y cada lado nos indica las tres partes del día en que se trabaja: 8 horas para el trabajo, 8 horas al servicio de Dios y auxilio de un Hermano que lo necesite y 8 horas para el descanso, sumando las horas de actividades es 24, que es igual también a la Regla de 24 pulgadas. Las Reglas también se refieren a las normas y leyes que nos rigen, tanto en la Augusta Institución como en el mundo profano. Para mi comprensión, este instrumento me recuerda el tiempo que transcurre y los beneficios que debo sacarle al tiempo en mi formación espiritual. En la mano del masón sirve para regular y controlar la forma de la piedra bruta que talla, a ajustar su verticalidad y horizontalidad. La Regla de 24 pulgadas y el Reloj me indican mi utilización correcta del tiempo en el presente y que no debo perderlo haciendo cosas que no son fructíferas para mi progreso material y espiritual. Nuestro sendero debe ser en línea recta, las curvas se presentan cuando no estamos preparados para afrontar las dificultades. Medimos el resultado de nuestros actos, nuestro trabajo, sobre todo el desbastar nuestra piedra en Bruto y la tolerancia. La Regla es un instrumento de autocontrol, de medir la prudencia y los alcances de nuestros actos, nos acerca a la práctica de la sensatez, y a evaluar las situaciones y los alcances de las opciones. Nos recuerda que en el ser humano existe una “intuición” que nos indica distinguir lo malo de lo bueno, por lo tanto debemos actuar con conciencia para convertirnos en seres autocontrolados. Todas mis actividades masónicas tienen su tiempo y su lugar. Esta herramienta me sirve como medio de orientación a mi talento, criterio, inteligencia, reglas de honor, la virtud, deberes y las relaciones sociales. La Regla también simboliza el día y las 24 pulgadas, las horas. Nos enseña a dividir nuestro tiempo diario para nuestro estado físico, mental y una parte se dedica a la construcción de nuestro Templo Interior, a todo lo que nos hace crecer interiormente, a aquietar nuestra mente, abstraernos del mundo profano. Para trabajar la piedra en bruto es necesario tener la regla, nos puede indicar imperfecciones en el desbaste. La Regla debe servir de medida y a qué se han de ajustar las acciones para que resulten rectas. Si deseo construirme para abrir conciencia, debo aplicarme con constancia las reglas correspondientes. ¿Qué es más importante, que la regla sea buena o que se use bien? Las dos cosas: las reglas deben ser correctas, no ambiguas, para su correcta aplicación y cumplimiento. De esta forma se busca conciliar a dos opuestos, trabajo y ocio, con el reparador descanso que simbólicamente todo lo cura. Simbólicamente nos ayuda a medir nuestros actos, palabras y pensamientos. Parte de su simbolismo es el de medir y comprobar que una cosa tiene la medida simbólica correcta y por lo tanto útil, transmite la idea de la progresión lineal a muchos niveles de consciencia. Es el símbolo de la búsqueda de la perfección como instrumento de medida, es la actitud juiciosa, comedida y armónico equilibrio las 24 horas del día. Todo es un sendero, es una búsqueda, es un conflicto interno, caídas, de la que extraemos enseñanzas y nos levantamos de nuevo con la Regla en la mano para aplicar criterio e inteligencia donde no ha habido y volver a empezar. El dominio de las pasiones, como condición para el acceso al conocimiento simbólico y realización del deber de perfeccionamiento. La Regla de 24 pulgadas la encontramos relacionada con la necesidad de medir el resultado de nuestros actos, de nuestro horario, de nuestro trabajo, de nuestras palabras, de nuestros impulsos, a medir la prudencia y los alcances de sus actos y eso se logra con sabiduría y madurez. Al interpretar filosóficamente la Regla de 24 pulgadas, lo que estamos haciendo es establecer la historia del tiempo, los cambios de posición del Sol desde oriente hacia occidente, que simbolizan desde la  apertura  hasta  el  cierre de  nuestro templo  masónico,  es  una representación simbólica del tiempo. Todo  esto  está esotéricamente simbolizado por  la Regla de  24 pulgadas. Esta  interpretación  del  tiempo  en  la  vida  del masón indica  que  existe  una  ocasión  y  un  tiempo  para  todo  en  este mundo: un  tiempo  para  nacer y  un  tiempo  para  morir.  Irene Mainguy (italiana y autora de libros masónicos) escribió:  “La regla utilizada de la manera correcta ayuda al masón a encontrar la medida, la precisión y la corrección en su conducta, el orden inherente a todas las cosas, la disciplina diaria, la presencia en el instante, la atención a todo lo que hace, la constancia en su libremente asumido compromiso de realizar la construcción de su templo interior”. La teoría de la relatividad  de Einstein establece la unión del tiempo con el espacio.


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