Las cuatro virtudes cardinales son: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Para mi comprensión la prudencia es la forma  correcta de contemplar las demás, es más, la Prudencia es una actitud de vida para la conservación de la misma, contemplada en todos los estamentos de la vida: religiosa, social, política y familiar. En la práctica tenemos: juzgar bien, discernimiento y deliberar bien, así están presentes las demás virtudes, encierra todo un arsenal para conocer la dignidad y el respeto a sí mismo. Considero que la prudencia es un respeto a sí mismo (conocerse a sí mismo) y a los demás. La prudencia se define como la “recta ratio agibilium», es decir, «la recta razón en el obrar” (definida por los escolásticos – latín scholasticus-eruditos – corriente teológica y filosófica medieval – entre la razón y la fe, Dios es fuente de ambos conocimientos y la verdad. En el siglo XIV hubo diferencias entre ambas, así como la filosofía y la teología). La prudencia es fundamental en la filosofía de la masonería, desde este punto de vista, es reflexiva y sabia. Recordemos que la masonería es una sociedad fraternal que promueve valores éticos, morales y espirituales. En el templo de la vida, la prudencia se erige como la columna que sostiene la estructura de nuestras acciones y elecciones. La prudencia en la masonería está estrechamente vinculada a la búsqueda de la verdad. Como masones, hemos aprendido que la verdadera sabiduría no solo reside en el conocimiento adquirido, sino también en la aplicación cautelosa de ese conocimiento en nuestras vidas cotidianas. Como artesanos de la moralidad, entendemos que nuestras acciones afectan no solo nuestras vidas individuales, como también la sociedad en la que vivimos. En la logia, el compás nos recuerda la necesidad de trazar límites en nuestras decisiones, no es solo cuestión de saber qué es correcto, sino también lo adecuado para actuar. La prudencia nos insta a reflexionar sobre las consecuencias de nuestras elecciones, a considerar el impacto a largo plazo y a sopesar las opciones con serenidad, nos recuerda que nuestras decisiones deben estar alineadas con los principios universales que guían nuestras vidas. Actúa como un faro que nos guía el camino a través de la oscuridad de la ignorancia y la imprudencia con su Luz. Nos invita a buscar la verdad, a comprender la naturaleza de nuestras acciones y a actuar con la moderación que caracteriza a un verdadero masón. Una amplia reflexión sobre la prudencia en la masonería: La prudencia se considera una de las virtudes cardinales, que sirven como guías éticas, proporcionando un guía moral para sus vidas. Es discernimiento ético y la capacidad de tomar decisiones reflexivas y bien fundamentadas. Los masones cultivan una conciencia aguda de lo que es correcto y justo en diferentes situaciones, con principios éticos en sus acciones, con un discernimiento prudente en su viaje hacia la comprensión más profunda de sí mismos y del mundo que les rodea. La Lámpara de la Prudencia, mencionada en algunos rituales masónicos, simboliza la “la luz de la razón” y la sabiduría que los guía en sus reflexiones diarias. Los masones buscan cultivar la capacidad de resistir impulsos imprudentes, practicando la autodisciplina, autocontrol, con la moderación y la mesura en sus acciones y palabras. Los masones reconocen que son los arquitectos de sus propias vidas y que deben actuar con sabiduría y prudencia en la construcción de su carácter. Los masones son alentados a tomar decisiones basadas en la reflexión y la sabiduría. Los masones se esfuerzan por ser reservados y cuidadosos al compartir información confidencial. La discreción es esencial para mantener la integridad y la confianza dentro de la hermandad. Los masones buscan constantemente mejorar sus habilidades, conocimientos y carácter, aplicando la prudencia para evaluar sus propias acciones y aspiraciones. Se manifiesta en el respeto hacia las opiniones de los demás, fomentando un ambiente de tolerancia y comprensión. En el Budismo, la palabra «prudencia» no se utiliza directamente en las enseñanzas de Buda, sus enseñanzas tiene conceptos similares, como la atención plena, la moderación y la comprensión profunda de las consecuencias de nuestras acciones. La prudencia se encuentra en la senda del medio, evitando los extremos, buscando el equilibrio en las emociones y pensamientos. Buscar la senda del medio es la más alta acción de la prudencia, cultivando una mente clara y consciente en cada momento, la atención plena en cada acción, palabra y pensamiento, es estar plenamente presente en el momento de nuestras acciones. La prudencia, en el budismo, implica una profunda comprensión de las repercusiones de nuestras acciones en este plano terrenal, aquí nos referimos a uno de los siete principios herméticos del Kibalion: “Causa y Efecto” (toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley)”. Buda enseñó que aferrarse a las cosas materiales o a las ideas puede conducir al sufrimiento. Practicar la “prudencia” significa ser consciente de la impermanencia y no aferrarse demasiado a las circunstancias cambiantes de la vida. La prudencia en la filosofía budista se manifiesta a través de la atención plena, la moderación, la comprensión de las consecuencias y el desapego. Lao Tse fue un filósofo chino antiguo y figura central en el taoísmo, una tradición filosófica y religiosa de China. El término «prudencia» no se utiliza, pero alguna de sus enseñanzas tienen relación con ella: “La no acción”, implica saber cuándo actuar y cuándo abstenerse de hacerlo, en armonía con el flujo del Tao (camino o vía). Sencillez, humildad, desapego, desprendimiento y pensamiento profundo, promueve una forma de sabiduría práctica y reflexiva que comparte similitudes con la “prudencia”, especialmente en términos de discernimiento, adaptabilidad y respeto hacia el flujo natural de la existencia. En la filosofía, Aristóteles decía: una virtud práctica que implica la capacidad de tomar decisiones sabias y deliberadas. Sócrates: la prudencia en la visión socrática está vinculada al conocimiento de uno mismo. Tomas de Aquino: la capacidad de juzgar correctamente en situaciones concretas. Platón: la prudencia está asociada con la sabiduría y el conocimiento del bien. Kant: La prudencia, es la sabiduría de aplicar principios éticos (deber moral) en la toma de decisiones. El Judaísmo: La humildad y el reconocimiento de la limitación humana son aspectos importantes de la prudencia. En conclusión, la prudencia en la masonería representa un compromiso profundo con la ética y la moralidad, guiando a los masones en su búsqueda de la verdad y su compromiso con el bien común.


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