El tema que más me apasiona en el “sendero iniciático” es el “despertar de la conciencia”, el cual es el objetivo primordial de este sendero. La masonería es una de las instituciones que por medio de un método de docencia basada en la “simbología masónica” trata de lograr por medio de grados subir a la cúspide de la pirámide buscando el “conocimiento puro”, el cual al final se logra si se interioriza todo lo apreendido, que a la final solo te sirve el conocimiento que proviene de la meditación y el silencio. Hay una condición muy especial para transitar por el sendero: es “ser libre”, porque si no lo eres te quedas perdido en la razón, en el fanatismo, la intelectualidad, la hipocresía, la ambición desmedida o el poder. Ser libre es haber renunciado a los prejuicios, es comenzar un nuevo sendero, de reflexión espiritual y sobre todo te colocas en un estado consciente y conectado con tu ser. Ser libre es estar en la columna del medio, indiferente a la humildad e indiferente al orgullo. No debe alterarte ningún tipo de conocimiento, opiniones o reflexiones, hay que tener en cuenta que cada uno de nosotros estamos en un proceso en este plano, y no todos tenemos altos niveles de estado de conciencia para “comprender” todo. Hay que respetar la diversidad de pensamientos, solo nos limitaremos a hacer un aporte sobre el tema tratado, pero jamás decirle a alguien que está equivocado. Nadie tiene la verdad, el día que la poseamos, trascendemos. Cuando juzgaban al Maestro Jesús, Poncio Pilatos le preguntó: ¿Qué es la verdad?, y el Maestro no le respondió, creo que en el silencio le dio la respuesta. Este proceso de abrir conciencia germina en nosotros como una pequeña semilla, hay que apoyarla con la meditación, hay que abrir la mente y el corazón. Abrir conciencia es un sendero de liberación y con el tiempo la realización del ser, se requiere de un compromiso y una voluntad férrea e incluso de mucho sacrificio. La intuición es un órgano espiritual del cual nos valemos para poder “comprender” los mensajes iniciáticos. Ahora bien, si en este sendero, en este ciclo de vida, no llegamos a comprender todos los mensajes iniciáticos, porque nuestro nivel de conciencia no nos lo permite, al menos comenzamos a tener conciencia de que estamos en el sendero hacia la luz: una paz profunda dentro de nuestro ser nos invade de sentirnos en este sendero y le damos sentido al conocimiento. Debemos comprender que la “verdad” es el nivel de conciencia que logramos con nuestro trabajo interno, y la iniciación es el segundo nacimiento en el mismo cuerpo, donde empiezas a dejar los lastres que no te permiten ver la luz: apegos, carencias, miedos, esto es buscar la luz fuera de mi ser. Todo este proceso de expansión de la conciencia, es posible, pero con la ayuda de la meditación. El despertar de la conciencia no se puede definir y mucho menos explicar: solo es un viaje al interior de nuestro ser, es un proceso de transformación interior y tomo conciencia de mí mismo, dejar de ser esclavo de la mente. Es un proceso de desaprendizaje, del no apego y desprendimiento y salir de la ilusión mental. Abrir conciencia es dejar de verte a ti mismo como una víctima y convertirte en dueño de tu vida. Es reconocer el potencial infinito que hay en ti y reconocer tu esencia espiritual. “Dentro de cada uno de nosotros  hay un gigante dormido. Suceden los milagros cuando el gigante despierta” (Frederik Schiller Faust, escritor estadunidense). Si quieres vivir libre, despierta tu conciencia. Teóricamente hay cuatro niveles de conciencia: sueño, vigilia, autoconciencia y la propia conciencia. El ser humano está encarcelado en el sueño y la vigilia. Despertar conciencia te ofrece conocimientos que cambian tus paradigmas y comprender mejor a los seres humanos. Eliges vivir el presente, pues es todo lo que hay y que conoces: el ayer no existe y el mañana es un incierto, no existe, solo el hoy es real. Todo se basa en la meditación. Cuando nuestra naturaleza espiritual va emergiendo, abres conciencia y todo el universo lo percibes diferente. No es fácil comenzar el sendero iniciático, se requiere un esfuerzo del no apego y desprendimiento, que es un lastre en tu evolución. Es dejar todo lo viejo y dejar entrar lo nuevo, y despiertas un amor de todo y de todos. Donde no hay apego no hay sufrimiento. Cuando el iniciado toma conciencia de su misión en este plano, que es abrir conciencia y de su regreso al estado primigenio, recurre  a los símbolos para recibir el mensaje de los mismos y transmitirlos a sus iguales cualificados. Estos mensajes están más allá de lo físico, que provienen de los planos superiores, de tradición iniciática. La masonería transmite estos mensajes iniciáticos por medio de un rito, como lo dice el Q.H. René Guenon: “el rito es el símbolo en acción”. El rito comunica al no manifestado con el manifestado. El iniciado tiene que poseer un buen nivel de estado de conciencia para comprender estas cosas. Abrir conciencia es luchar por nuestra liberación en el ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación. Tenemos muchos lastres que nos tratan de inmovilizar, sobre todo a nuestra voluntad de acción hacia el sendero iniciático, entre ellos tenemos: “política sin principios, negocios sin moralidad, riqueza sin trabajo, educación sin carácter, gozo sin conciencia y vida espiritual sin sacrificio” (Mahatma Ghandi). Las virtudes del amor, la bondad, la sencillez y la misericordia te preparan el camino para el sendero iniciático. Abrir conciencia es liberarse de las limitaciones del cerebro físico, su mente, del engaño de los sentidos. Nosotros nos debemos reconocer entre sí como hermanos, pero lo más importante es que el mundo profano nos reconozca como seres evolucionados tanto intelectual como espiritualmente. Todo masón está en continuo trabajo de buscar abrir conciencia, consciente de que la existencia en este plano es limitada, pero tiene sus armas poderosas que son sus virtudes.


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