OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: La luz procede de Oriente

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

El origen de la Masonería se pierde en la noche de los tiempos. Nadie sabe a ciencia cierta cuando comenzó. Lo que llaman erróneamente la “Masonería Especulativa”, en el ciclo de la Edad Media, después de que grupos de constructores dejaron de levantar castillos, templos y palacios hechos con las manos, se reunieron en grupos, llamadas “logias”, bajo un objetivo diferente: levantar templos a la Virtud, no hecho con las manos: este Templo es Interno, dentro de cada uno de nosotros y está más allá de lo físico, Orden Al Caos. Lo “Especulativo” es el inquisidor del conocimiento, y el “Operativo” es la interiorización y actitud de vida Iniciática. Grandes obstáculos ha tenido la Augusta Institución en sus centenares de años. Considero que nosotros los masones somos los causantes de este temor a hacia los templos masónicos por los profanos, dirigentes sociales (políticos) y religiosos (la Iglesia católica), por ese halo de misterio que le hemos impregnado a nuestros trabajos. Un mason es un investigador del “por qué” de las cosas. Bien lo decía el Q.H. Simón Bolívar: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. Los regímenes y las religiones imponen un “creencia” y lo malo de “creer” es que siempre hay una teoría mejor en que “creer”, todo es relativo, por eso hay tantas creencias religiosas en el mundo. En relación a este punto el actual Dalai Lama respondió a la pregunta: ¿Cuál es la mejor religión?, a la cual afirmó: “La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, es aquella que te hace mejor”. No es la que se impone como una verdad, la verdad está dentro de ti. Y en la política hay un dicho muy popular que reza: “La política sin los ignorantes, los pobres y los ladrones, no puede existir”. Es fuerte este dicho popular, pero en el fondo tiene su razón: en los regímenes totalitarios lo primero que se suprime: los intelectuales y la información. Después de mirar a la Masonería desde este punto de vista, deducimos que la Augusta Institución con su conocimiento y sabiduría lleva al ser humano a ser “libre” de dogmas y prejuicios para poder hacer sus propias conclusiones. No era necesario colocarle tanto “misterio”, que incluso no lo tenemos. El más grande misterio que tenemos los masones es la comprensión del conocimiento que nos dan los símbolos, y son “imposibles de revelarlos”, porque son del espíritu, y las cosas del espíritu, del espíritu son (1 Cor. 2:14).

Se necesita poseer cualificación (como lo dice Rene Guenón) para comprenderlo, y quien trate de estudiarlo sin su cualificación, solo recibe información y se convierte en un mago negro, el cual lo utiliza para “poder”. El más grande poder de un masón es “conocerse a sí mismo” y el que lo logra será un verdadero “Iniciado” y conocerá las leyes de la naturaleza. Comprenden porque la masonería no tiene misterios ocultos, solo tiene conocimiento y sabiduría, y si esto es un misterio, entonces somos misteriosos. Pueden eliminar a todos los masones del mundo, y ninguno es capaz de decir su misterio. Recuerdan cuando Poncio Pilatos le preguntó al maestro Jesús: ¿Qué es la verdad?, y Él se quedó callado, ni él mismo te dirá qué es la verdad, solo te dirá: “Despréndete de todo, toma tu cruz y sígueme» (Mat. 16:24). Son tantas las leyendas escabrosas sobre la Masonería, que me provocan es tristeza por quienes la originan, es una ignorancia crasa profunda.

Permitidme contarles un cuento masónico que leí hace poco: “Una señora muy angustiada llega a la iglesia y se arrodilla en el confesionario. El sacerdote le pregunta: ¿Qué motivo la trae a este lugar, hija mía?. La señora le comenta al sacerdote que su hijo va entrar a la Masonería, y eso la tiene angustiada. El sacerdote le dice: hija mía, regresa en tres meses y te tengo una respuesta. La señora regresa a los tres meses y el sacerdote le pide que regrese de nuevo a los tres meses. Y así pasó un año y medio asistiendo al confesionario cada tres meses. Después de año y medio sin respuesta regresa la señora y le dice al sacerdote: ¿Ya me tiene la respuesta? Mi hijo ya se inició en la Masonería. El sacerdote le responde: Ya le tengo la respuesta: No tenga temor, la Masonería es muy buena y le sirve de crecimiento para su hijo. El sacerdote se inició en la Masonería, no pecó por ignorante. Es un cuento hermoso sobre lo que es la ignorancia. En tiempos remotos, la Masonería estaba integrada por una elite de intelectuales, políticos e incluso religiosos, que le dieron una orientación “moralista”, lo cual desvió los verdaderos fines de la misma. Esto lo combatió Rene Guano.

La Masonería no es moralista, la Masonería es para “abrir conciencia”, y para esto se necesita un proceso y tener cualificación. Ser masón puede ser fácil, pero ser un Iniciado no. A todos los seguidores de esta columna les deseo un Feliz Año 2022. En tiempos de pandemia solo los más fuertes sobreviven, y estoy seguro de que si somos fuertes espiritualmente, llenos de amor, sin temor, pasaremos la prueba de esta crisis de salud. Esta es una reflexión masónica de comienzos del año 2022.