El Salmo 133 dice lo siguiente (según la versión Reina-Valera 1960): “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía. Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna”. Es mucho lo que se ha escrito acerca del Salmo 133, por su simbolismo y significado dentro de la masonería, sacraliza la fraternidad humana. En el Salmo 133 describe el encuentro de las doce tribus de Israel, formando así un solo pueblo, estas festividades eran propicias para reunir los familiares y amigos, en medio de la hermandad y la fraternidad, se congregaban los judíos procedentes de las “doce tribus de Israel” en la ciudad de Jerusalén. “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía”. En este verso no hace distinción de tribu de origen o posición social sino que llama a todos los judíos hermanos. En la Masonería, este Salmo se destaca por su llamado a la unidad y la concordia entre los miembros de la fraternidad masónica. Se utiliza para enfatizar la importancia de la hermandad entre los masones, independientemente de su origen, raza, religión o condición social. El aceite mencionado en el Salmo puede interpretarse como un símbolo de la armonización de las mentes y corazones, así como de la unión de los miembros dentro de la Logia. La Masonería, en su esencia, busca promover la paz y la tolerancia, y el Salmo 133 es visto como una expresión poderosa de estos ideales dentro de la orden masónica. En la Masonería, la fraternidad es un principio fundamental que guía la conducta y las relaciones entre los miembros de la orden. La Masonería fomenta la unidad, independientemente de sus diferencias sociales, culturales, religiosas o políticas. Los masones están comprometidos a trabajar por un mundo mejor.  Los masones se consideran “hermanos” entre sí, que trascienden la misma fraternidad, está basada en el “amor masónico”. La fraternidad masónica se basa en la confianza, y el apoyo mutuo. La fraternidad masónica es una fuerza poderosa que une a los masones de todo el mundo, siendo un ejemplo para la sociedad en general. Tenemos una interpretación cabalística y mística del Salmo 133: “Los hermanos”, Aarón (este verso también hace referencia al momento en que Aarón fue ungido como sumo sacerdote en Israel), y sus hermanos, Moshé (Moisés) y Miriam. Bueno y agradable, la armoniosa unidad de los hermanos. Moshé (Moisés), representa el Intelecto, Aarón y Miriam Representan las Emociones. Las emociones y el intelecto deben trabajar en equilibro.  Y esta armonía es como un buen oleo (El óleo es el más exquisito y fino de los aceites del olivo, que a su vez era enriquecido con plantas aromáticas mediante un riguroso proceso de elaboración), que surge de triturar la aceituna, que significa estrujar los límites de la materialidad, y se logra a través del estudio, practica y meditación. El aceite se usa para encender las Luces de la Menorá (la Menorá se debe a que su luz ardiente expresaba la presencia de Dios) y el Oleo era para ungir a los gobernantes. Es más significativo el aceite que enciende la Luz, y esta manifiesta la presencia D.G.A.D.U. (Dios). Ahora bien, la unción en los reyes, representa la presencia de Dios en sus acciones, las cuales tenían que ser dirigidas al servicio del pueblo. La armonía entre el intelecto y las emociones debe estar dirigida al no manifestado y no al egoísmo, fanatismo, hipocresía, bajas pasiones y ambición desmedida. “El aceite desciende sobre la barba”, esta significa dignidad, respeto, sabiduría y liderazgo. El aceite significa espiritualidad, se derrama sobre la mente e influye en el pensamiento, equilibra la razón. El aceite desciende hacia las emociones. La espiritualidad sin acción es nula, y la acción sin espiritualidad es egoísmo y vanidad. Cuando la persona se viste de espiritualidad y guía sus actos de una forma amorosa y razonable sin duda que hallará lo que es bueno y agradable si vive con ella como un principio. Lo derivado de la materialidad debe ponerse al servicio de lo trascendente, la meta de la personas deben estar dirigidas por altos valores y no por la mezquindad. Actuando acorde a nuestra armonía interior. El aceite llega “hasta el borde” de esas vestiduras espirituales, nos indica que hay un límite dentro de nuestro si las obras no se realizan con amor y Bondad, las cuales no tienen limite. El salmista usa el termino roció de Hermón (2.814 metros sobre el nivel del mar, en Israel es llamado “Los ojos de la Nación”), alto y frio, para referirse a la nieve derretida que alimenta los ríos y arroyos de la zona. Sion (que a su vez es el nombre del monte en donde fue construida Jerusalén,), Jerusalén o Sancton Sanctorum, donde convergen las tres religiones: Judaica, Católica e Islámica. Así como el roció baja de lo alto, el aceite y el óleo, debemos mirar a los más elevados principios. El texto fue escrito por el Rey David, nieto de Boaz y padre de Salomón creador del primer templo. Así el templo surge como lugar y espacio sagrado en el que confluye la energía de cada uno. Lo que nos lleva a pensar en algo más espiritual, en el placer de ver a mis hermanos reunidos fraternalmente en un ágape. El Salmo 133 nos indica que tenemos que vivir con la fraternidad, que es como una bendición de Dios y encontraremos la vida eterna. Cuando terminemos este ciclo de vida, lo que cuenta son nuestras obras, son las que nos trascienden y las que nos lleva a nuestra estado primigenio. El amor fraternal es uno de los principales elementos presentes en el salmo 133. Conviene comprender que el amor fraternal es algo más que un sentimiento. Para los masones del mundo, el amor que se siente por un hermano trasciende la lógica de la construcción de relaciones sociales.


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