OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff. Hermes Trismesgistus (I)

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

El sendero iniciático, es imposible su estudio sin hacer referencia a un nombre que ha marcado por siempre los estudios  del conocimiento de los planos superiores: “Hermes”, que incluso se ha convertido en una expresión para referirse a lo inexpugnable por medio de la razón, lo metafísico, lo que está más allá de la razón, lo “hermético”. Con esta palabra se formaron escuelas herméticas, donde se iniciaban solo las personas cualificadas capaces de comprender la “gran verdad”.

El hermetismo es solo para seres cualificados, seres que trascienden la dualidad y la razón. Donde la especulación no tiene asiento. En varios lugares existían estas escuelas, incluso con nombres diferentes, pero siempre se refieren a lo “hermético”.

¿Quién era Hermes, que incluso se le reconoce en diferentes épocas y culturas con otros nombres? Dios griego, hijo de Zeus y de Maya, hija del Titán Atlas. Los romanos lo llamaban Mercurio. En la Biblia se hace referencia a Hermes. Cuando Pablo visitaba Listra en Laconia, curó a un hombre tullido y la gente se refería a Pablo como la encarnación de Hermes, pues decían que los dioses bajaron de lo alto.

Recordemos que Hermes en Grecia era un dios y se le consideraba el mensajero por su habilidad con la palabra, la elocuencia. En la cultura antigua egipcia, a Enoc se le conocía con cuatro nombres, y uno de ellos era “Hermes”. Es el primer Hermes, cuya personalidad encarna un profeta, un rey y un sabio. Hermes Trismesgistus, nombre en griego, que significa el “tres veces grande” (En latín es: Mercurius ter Maximus). Se le conoce por los ocultistas como el sabio paralelo al dios Tot de los egipcios, que creó la alquimia y desarrolló creencias metafísicas que hoy se conocen como hermetismo; también se le atribuye, el primero, la enseñanza metafísicas sobre la verdad y la alquimia.

En la tradición islámica, a Hermes Trismesgistus lo comparan con Idris, y a este a su vez lo comparan con Enoc. Aunque H.T. no figura en el Corán. Los escritos de La Tabla de la Esmeralda, el libro fundacional de la alquimia y estudios filosóficos como Corpus hermeticum, también son atribuidos a sus enseñanzas. Por lo tanto, tres épocas diferentes esparciendo aabiduría: Hermes, Tot y Abraham, se les considera en el sendero Iniciático como el mismo Hermes Trismesgistus. Al final hay dos tradiciones que nos comunicaron la alquimia: una solar, pública,  que es el Antiguo Testamento del Pentateuco y una privada transmitida de maestro a discípulo: Corpus hermeticum.

Observemos un principio hermético, extraído del diálogo de Asclepio: aquí no se refieren a Dios como una persona, sino como un concepto, se le denomina: “El Todo Bueno”, como “la Inconcebible Unidad que constituye el Universo”, aquí no consideramos que Dios hizo todas las cosas, si no que “Dios es todas las cosas”, todas las cosas actúan dentro de Él. Pero Hermes considera que el ser humano es el único reflejo de la Unidad, de lo bueno. Dice Hermes Trismesgistus: el orden y el tiempo transforman las cosas, evolucionan, todo se adapta y de acuerdo con las circunstancias se acomodan en su orden y tiempo.

Los libros de Hermes Trismesgistus son considerados como hermética, y se asocia con la alquimia, la magia y la astrología. Los estudios y prácticas de los escritos de Hermes Trismesgistus se les considera: “sellados herméticamente”, de aquí la expresión de cerrado y hermético. Rene Guenon considera que la tradición hermética no es conocimiento de orden metafísico sino de orden cosmológico, en su doble aplicación: microcósmica y macrocósmica, sin despreciar con ello las ciencias tradicionales que pertenecen al Hermetismo.

El Hermes griego tiene una característica iniciática y es su caduceo, que se relaciona con la «alquimia humana» y concierne a su estado sutil. También se puede transferir al orden cósmico, pues lo que compone el ser humano tiene correspondencia con el universo. La naturaleza dual está figurada por las dos serpientes del caduceo.

Como ya lo hemos observado, Hermes (el griego) se le presenta como el mensajero de los dioses, es un intermediario entre lo celestial y lo terrenal, y tiene también dominio en los mundos sutiles como «psicopompo». Recordemos que Hermes representa al dios egipcio Thoth, que es imagen de la sabiduría, el sacerdocio: transmisor de la tradición.