OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff. Hermes Trismegisto – El Kibalion

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

En los tiempos antiguos, según los historiadores, los investigadores del origen del «conocimiento» se remontan a la época de Abraham, personaje bíblico del pueblo judío, que vivió en Egipto, un ser proclamado maestro de los maestros, llamado Thoth, un dios que nos dejó las bases del conocimiento esotérico.

En Grecia se le llamó Hermes, el inspirado de los dioses, el dios de la sabiduría. Las escuelas iniciáticas y religiones tienen su influencia e interpretación metafísica basados en los principios de Hermes Trismegisto, el Tres Veces Grande. Se hizo una compilación de principios herméticos, y se le llamó «El Kibalion», dando origen a los principios de la alquimia hermética, una alquimia que se dedica a la transmutación mental (significa, cambio de forma, naturaleza, convirtiéndose en otra cosa, cambiar los estados o condiciones mentales), llena de máximas y axiomas, las cuales son explicadas por personas iniciadas y cualificadas.

La transmutación mental es controlar nuestras pasiones y emociones por medio de los siete principios herméticos: Mentalismo – Correspondencia – Vibración – Polaridad – Ritmo – Causa y Efecto, y de Generación.

«El que comprenda estos principios perfectamente, posee la clave mágica, ante la cual  todas las puertas del templo se abrirán de par en par» (el kibalion), esto es alquimia, transmutar el plomo en oro, transmutar nuestros defectos en positivos. La posesión del conocimiento, si no va acompañada por una manifestación y expresión en la práctica y en la obra, es lo mismo que enterrar metales preciosos: una cosa vana e inútil.

«El conocimiento, lo mismo que la fortuna, deben emplearse. La ley del uso es universal, y el que la viola sufre por haberse puesto en conflicto con las fuerzas naturales». (El kibalion). Ejemplo, para destruir un grado de vibración no agradable, acudamos al principio de polaridad, concentre la atención en el polo opuesto, lo no deseable se elimina, cambiando de polaridad. Recordemos que los dos polos, positivo y negativo, son lo mismo de una cosa, y así se disuelven los malos hábitos. Para eliminar el miedo (polo negativo), se combate con el valor (polo positivo). Esto es transmutación mental.

Cambiando la polaridad se pueden dominar los estados mentales, y la verdadera transmutación hermética es un arte mental, y la mente, así como todos los metales, pueden ser transmutados.

La transmutación mental no es otra cosa que una especie de química mental o psicología mística, que es tan importante en sus efectos, que la transmutación alquímica en el plano mental,  seria unos de los estudios más importantes para el ser humano. Si miramos el primer principio hermético: «El todo es mente, el universo es mental», esto quiere decir que la realidad de todo lo que existe es mente, el universo es una creación mental, esto es, existe en la mente del todo. Por lo tanto, la transmutación mental, es el arte de cambiar o transformar las condiciones del universo.

El maestro debe ser el dirigente y controlador de las condiciones materiales y operaciones mentales. A esto le llamamos magia y milagros que le atribuimos a los grandes avatares, profetas y personas de alto estado de conciencia. Todos los fenómenos psíquicos, influencia mental, etc., esto es transmutación mental. Es tan importante este punto, que no solo nosotros podemos hacer nuestra transmutación mental individual, también lo podemos realizarla con la mente de los demás.

Cuando somos influidos por alguien está ocurriendo este fenómeno, que incluso lo pueden realizar inconscientemente, sin conocimiento de lo que hacen, ejemplo los políticos, en la escuela, en la universidad. La filosofía hermética junto con todas sus ciencias, no solo aportan conocimiento al intelecto, sino que tienen la cualidad inherente de transmutar, de cambiar al buscador a medida que se adentra en estos conocimientos.

Hermes Trimesgisto fue el verdadero creador y fundador de las escuelas de pensamiento, tales como: la astrología (derivó en la astronomía moderna), la psicología mística (derivó en la psicología moderna), de la alquimia (surgió la química). En conclusión: la energía mental puede ser empleada en ambas direcciones, de acuerdo al principio hermético de polaridad: transmutación hermética.