Este plano físico es denso, por lo pesado y difícil que es vivir por la lucha de poderes, es muy profunda; debemos comprender que este plano es una lucha del ser humano contra el ser humano, y por lo tanto se necesita de instituciones religiosas e iniciáticas, para ayudar a develar nuestro estado de Conciencia, pero todo este proceso nos exige voluntad, trabajo intelectual y espiritual. Para todo trabajo, sobre todo manual, se necesitan herramientas especiales para el oficio de constructor o albañil. La moral es el ceñimiento a las reglas del bien vivir, son las reglas que te impone una sociedad para convivir entre sí: como el conocimiento de lo que debe hacer o evitar para conservar estabilidad social. Aunque no estoy de acuerdo con la palabra moral en la masonería, no puedo escapar de la comprensión que mis hermanos tienen de ella, basan sus actitudes y comportamientos bajo esta bandera. Cuando un profano (a) es aceptado para ser iniciado en la masonería, es porque se le reconoce en el medio social en que se desempeña como un ser libre y de buenas costumbres, mi tesis es que un iniciado, trasciende lo moral: ama a los buenos, compadece a los débiles, huye de los malvados, mas no odies a nadie. Ética y moral son las virtudes más grandes del ser humano: es el respeto, la tolerancia, moderación, prudencia y la fraternidad. La masonería no es una religión, es una institución que abarca personas buenas y honestas, dedicadas al estudio y al servicio de la sociedad. La escuadra es uno de los instrumentos más significativos del masón, como instrumento de los constructores y albañiles. Ahora bien, el símbolo de la escuadra, como iniciados, vemos también una enseñanza espiritual. El masón se rige por el símbolo de la escuadra en su “recto proceder”. La escuadra dentro de su interpretación, contiene instrucciones filosóficas, espirituales y es una guía recta para ir hacia la verdad. El masón que ha comprendido la masonería, se encuentra entre el equilibrio de la escuadra (la materia) y el compás (el espíritu), desprendido de las cosas ilusorias del este plano. La escuadra es un símbolo terrestre, representa la materia. La cruz contiene cuatro escuadras de noventa grados, que simboliza los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, tierra y aire. El compás y la escuadra es el Yang (masculino) y el Yin (femenino) representan a las dos serpientes del caduceo. La escuadra está formada por dos brazos, los cuales representan la horizontal (el plano en que vivimos) y la vertical (el plano espiritual): la tierra y el cielo. Y también la escuadra simboliza la unión de la plomada y el nivel, rectitud e igualdad. Es importante recalcar, que el compás representa el cielo o la vida espiritual y la escuadra representa el universo en lo material, ninguna de los dos pueden operar por separado, sería el caos, el uno sugiere al otro y están entrelazados. La escuadra en sus orígenes era sencilla sin marcas de números y rayas que indicaran medida, solo es perfecta en sus noventa grados, medida de exactitud e integridad. La Escuadra es el símbolo de nuestros actos y pensamientos que integran la estructura de nuestra personalidad. Cuando colocamos sobre la Biblia la escuadra y el compás, aceptamos la trascendencia del espíritu sobre la materia. La escuadra en la masonería es el símbolo de la rectitud y se aplica bajo el manto del Creador. El iniciado, que ha interiorizado los símbolos masónicos trasciende la moral, por lo tanto es un hombre o mujer libre y de buenas costumbres. Si no tenemos como principio que hay un ser superior, la moral decrece y pierde su objetivo. El plano físico es muy proclive en ir en contra de la moral y esto propicia la anarquía donde imperaría las bajas pasiones, la hipocresía, fanatismo, ambición desmedida, todo sería una lucha por el poder: gobernaría los tiranos y la tiranía, una sociedad así se autodestruye. Esta sería la moral no trascendente, y se combate con las leyes morales Trascendentes de los diez mandamientos y la práctica de las virtudes. No podemos olvidar la sencilla ley de la Escuadra: rectitud, tolerancia y prudencia: no hagas a otro lo que no deseas que te hagan. El que pierde este principio, la verdad le será velada siempre. En nuestro corazón llevamos siempre una escuadra, que es la conciencia. Salmo 15:1-2. “¿Quién habitara en tu tabernáculo? ¿Quién mora en tu Monte Santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla Verdad en su corazón”.