En el mundo profano, el termino élite, se define como un grupo muy selecto de personas que tienen un estatus “superior” o privilegiado en relación a los demás y son del más alto nivel en la sociedad.
Existen élites en los diferentes estamentos de la sociedad: social, político, religioso, económico, etc. Hay que considerar que son necesarias en la sociedad. También se usa la palabra élite en las manifestaciones artísticas e intelectuales.
La definición de este término se puede ver como opuesta a la cultura popular y de masas. La palabra castellana «élite» proviene de la palabra francesa “élite”, y esta del latín “eligere” («elegir» o «seleccionar»).
La masonería no escapa al concepto de esta palabra profana: se tilda de elitista, por desconocimiento sobre nuestra Orden, pero no obstante, dentro de la misma masonería hay quienes creen que esto es así, para diferenciarse y reconocerse como individuos superiores. Cuando no hay “cualificación” en un iniciado en la masonería, su proceso lo hace pensar así. ¿Le hace daño a la orden? No. La institución no se nutre y ni se sostiene por los conceptos profanos que se digan de ella, se fortifica de sus iniciados cualificados, por sus virtudes, son reconocidos en el mundo profano.
No somos una élite que desea dominar la sociedad, pero sí deseamos transformarla por medio de las virtudes. Y no es la masonería, son los masones en defensa de unos valores morales, filosóficos y humanísticos que la masonería defiende y sostiene. A la masonería ingresan hombres y mujeres “libres y de buenas costumbres”. Somos una “élite”, no elitista, donde no se discrimina por niveles sociales, económicos, políticos o religiosos. Donde nadie sobra y todos los valores y virtudes se suman, y nuestra base fundamental es la fraternidad.
En la masonería pesa más una pluma de la verdad que el ego profano. Rene Guenon (Apreciaciones sobre la Iniciación) nos dice: “Podríamos decir que la élite, tal como nosotros la entendemos, representa al conjunto de aquellos que poseen las cualificaciones requeridas para la Iniciación, y que naturalmente es una minoría entre los hombres y mujeres”, esta cualificación no solamente es intelectual, de conocimiento, es también otros elementos constitutivos del ser humano, por lo tanto el perfecto elegido, es el que alcanza finalmente la suprema realización.
En estos términos, la masonería es una élite donde todos somos iguales en fines e ideales. Hay otro punto muy importante para verlo desde el punto de vista iniciático: La jerarquía. Procede de la latina hierarquía, y esta de la griega hieros, que puede traducirse como “sagrado”, y arkhei, que es sinónimo de “orden”. En el mundo profano y en el mundo religioso existen escalafones que denotan el progreso de una persona, incluso la Biblia nos muestra la jerarquía del mundo divino: ángeles, arcángeles, potestades, querubines, etc.
La masonería comprende 33 grados, el mundo castrense tiene sus grados: cabo, sargento, teniente, capitán, coronel, etc. La industria es liderada, por un presidente, gerente, supervisor, etc. La masonería tiene una estructura jerárquica, que comprenden los altos cuerpos masónicos como: Gran Logia, donde se desempeñan diferentes cargos para su administración, entre los cuales está el de Gran Maestro, está también la estructura jerárquica individual que lo componen los grados de comprensión.
Es importante recalcular que la palabra “comprensión”, no es de estatus. Las organizaciones iniciáticas son jerárquicas. Sin embargo, podemos destacar que la jerarquía iniciática se distingue de la profana, porque sus grados son de conocimiento, en esto consiste y no tiene otra. El conocimiento es efectivo y no simplemente teórico, que se relaciona con el estado humano y los estados superiores del ser.
La jerarquía por grados, no es más que simbólica en relación a la jerarquía real, porque son grados de conocimiento. Los cargos que se desempeñan en la masonería, son accidentales, por lo tanto su estatus es temporal en cambio el grado es una adquisición permanente. Lo más importante es la iniciación en sus diferentes grados, porque es ella la que influye sobre el estado real del ser. Rene Guenon dice: ”Cuando se habla de la jerarquía iniciática, siempre se trata de la jerarquía de los grados”, pero no da estas, porque somos una institución basada en la fraternidad, con la divisa de libertad, igualdad y fraternidad. El adepto: es el que ha alcanzado la plenitud de la iniciación efectiva.