OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: El sendero espiritual

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

En el mundo profano no es corriente conversar sobre temas religiosos, aunque la mayoría son fieles a una creencia religiosa; tampoco es corriente que conozcan más allá de lo que los religiosos le transmiten. Si le preguntas a una persona por qué profesa su religión, estoy completamente seguro de su respuesta: soy de tal religión porque esa es la que practica mi familia, y obedezco a sus preceptos y reglas, porque si no es así, seré castigado con el infierno o premiado con el cielo, solo debo evitar caer en el pecado.

Lo exotérico o religioso se basa en dogmas y en la fe. Son cuestionadas las religiones? No. Dice un refrán popular: “Todos los caminos conducen a Dios”. Cada quien tiene su proceso de evolución en este plano, y necesita de las corrientes religiosas para su proceso. Es muy importante que un iniciado estudie su religión, con los conocimientos que adquiere. Todo ser humano, por estar dotado de la razón, se cuestiona: de dónde vengo, qué hago aquí y para dónde voy. Esto no sucede con las demás criaturas de la naturaleza, los cuales obran por instinto. Pero hay seres humanos con estados de conciencia diferente y no satisfecho con las respuestas que ha recibido, busca otras respuestas en lugares y personas con conocimientos más elevados.

En el sendero espiritual, su conocimiento está velado en los símbolos, los cuales le serán develados cuando esté cualificado. A este sendero lo calificamos de esotérico, que quiere decir dentro, dentro de sí mismo. Conocerse así  mismo. Conocimiento dado solo a personas «cualificadas». ¿Por qué decimos cualificadas?, es la capacidad interna que se tiene para comprender verdades trascendentales, capacidad para comprender lo que hay detrás de la letra, detrás del mensaje de sabiduría, capacidad para descodificar los mensajes de los libros sagrados; capacidad de rechazar la visión ilusoria del mundo, que nos han inculcado desde el comienzo de la historia humana, y buscar respuestas, porque algo le hace falta. Cuando empieza a ver un lado de la realidad que otros no ven, aquí empieza a abrir conciencia, y la puerta del Universo se presenta ante su ser interior, quitando el velo de la ignorancia. Empieza el proceso evolutivo, pero antes tiene que vencer el temor, la zozobra, la dureza de corazón, la apatía, la ilusión, la ceguera, el egoísmo, la soberbia, el orgullo, las tinieblas y, lo más pesado, la inercia, que se vencen con las armas de: la sencillez, la honestidad y la voluntad; el resultado es algo extraordinario: la humildad y la sabiduría. Este sendero es la espiritualidad tradicional. Las cosas del espíritu solo pueden ser aprehendidas por intermedio del espíritu interior que mora en nosotros, porque somos creados a imagen y semejanza del G.A.D.U.

El conocimiento humano no nos lleva por el sendero espiritual tradicional. Solo el conocimiento no humano nos lleva por el sendero de la trascendencia espiritual, el conocimiento que está más allá de lo físico. Solo el discernimiento nos otorga el conocimiento elevado de lo tradicional. El conocimiento Espiritual solo está al alcance de una élite cualificada para obtenerlo, que ha obtenido una experiencia íntima y espiritual profunda.

El hombre de hoy está más cerca de la ciencia y la razón, y le es difícil trascenderla, vive en lo ilusorio. El sendero iniciático se basa en una técnica de ascesis, que es una ciencia del alma, no se puede teorizar, porque pierde su esencia para la realización espiritual. La realidad se manifiesta en dos formas: material y espiritual. La materia se puede afirmar que es la manifestación de lo creado, en cambio lo espiritual es la causa que genera lo material, que no está sujeta al tiempo, ni al espacio, está por encima de lo físico. Para concluir: lo espiritual, es de origen no humano y está basado en principios universales eternos y constantes, y es confiable para los que siguen el sendero de la trascendencia.