OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: El sacrificio

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

 

La palabra «sacrificio» proviene del latín «sacrum facere«, es decir, «hacer sagradas las cosas». El tema del sacrificio es bien interesante, pues mirando la historia de las religiones, el sacrificio se refiere a la inmolación de animales para dedicarlos a los dioses y recibir a cambio favores de ellos y ayuda. El sacrificio era la construcción antropomorfa de los dioses. Desde el hombre primitivo se utiliza esta forma de pedir o agradecer a los dioses, incluso para aplacar su ira con el pueblo. También es bueno recalcar, que estos sacrificios llegaron al extremo, donde el inmolado no era  un animal si no un humano, múltiples grupos ofrecieron vidas humanas y animales como sacrificio. Como todo, tiene dos acepciones: una trascendente y otra no trascendente. En el término “Sacrificio” tenemos dos acepciones: Trascendente, es ceder o renunciar a algo en beneficio propio o de otros. Desde el punto de vista bíblico, el sacrificio está ligado al amor, al servicio por los demás. En la Iglesia Católica, el sacrificio lleva a las personas a la santidad, como lo han demostrado muchas personas declaradas santas por lo mismo. El Maestro Jesús es la figura más representativa del sacrificio, según la historia, su muerte fue por amor a la humanidad, para que esta comprendiera que el amor es la fuerza más grande del Universo, y en su memoria, se realiza un Rito llamado “Misa” donde se hace un recordatorio, en la Eucaristía, sobre su muerte y resurrección: El vino representa su sangre derramada, su espíritu y el pan representa su cuerpo inmolado, este momento de la Eucaristía se llama “Transustanciación”, la cual es la trascendencia del cuerpo y del espíritu, convertidos en uno. No hay un rito en el mundo religioso que tenga estas características iniciáticas de tan profunda comprensión como la Eucaristía. Según la Biblia, en la última cena, el Maestro Jesús, dice: “19. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. (S. Lucas 22:19-20). Este es el objeto sagrado de la Santa Misa. La Biblia, el libro sagrado del cristianismo, nos cita otro ejemplo de sacrificio: Jehová le pidió a Abraham, como prueba de su lealtad y obediencia, sacrificar a su hijo Isaac, cuando se iba a ejecutar lo pedido, un Ángel enviado por Dios le impidió realizarlo, pues estaba convencido de su respeto que Abraham le tenía (Génesis 22:1-19). Y él no trascendente es cuando usamos el sacrificio material para obtener algo más provechoso en este plano, como un esfuerzo, pena o trabajo impuesto para merecer o conseguir algo. Se ha tomado por equivocación que el sacrificio se vincula con el dolor de una pérdida de un ser querido o el abandono entre personas, el sacrificio solo tiene que ver con el amor, entrega sin esperar prebendas, y por qué no decirlo, es desapego y desprendimiento. El mayor sacrificio en el masón es la lucha contra el dogmatismo, fanatismo, hipocresía y ambición desmedida. Por lo que comprendo, el sacrificio es servicio, y el mayor sacrificio es “conocernos a nosotros mismos”. Si partimos del concepto del “sacrificio”, que es la inmolación de un animal, para dedicárselo a los dioses para recibir prebendas de los mismos, el conocernos a nosotros mismos implica  hacer una serie de sacrificios, de inmolar simbólicamente, al ser humano viejo, para recibir al ser humano nuevo, trascendiendo la razón. El verdadero masón es un ser humano de sacrificios, lucha contra las bajas pasiones devastando su piedra en bruto, que es el mismo, con el mazo y el cincel, que nos indica que debemos utilizar la voluntad y la inteligencia para que el sacrificio dé buenos resultados. El sacrificio es lo contrario de tenerlo todo, es limitarse, ya sea para beneficio de otros, es para crecer internamente, aquí entra el no apego. Como dicen los monjes lamas, la mayor felicidad es no tener nada, es desapego total, y este es el acto más difícil de cumplir de un ser humano, porque desde pequeños nos educan que debemos ser los mejores para que en el futuro tengamos lo que queremos: consumismo y sacrificio no se relacionan. El problema del consumismo es que nunca se satisfacen los deseos y siempre hay algo superior a lo que poseemos; estos deseos también incluyen cosas y personas. Buda lo decía muy bien en sus nobles cuatro enunciados: para ser feliz, hay que suprimir los deseos, sacrificarse, limitarse y desapegarse. En la actualidad el sacrificio tiene un valor humano. Las personas también hacen sacrificios para obtener beneficios que mejoren su calidad de vida, y para esto renuncian a muchas cosas que necesitan, como la comodidad o cosas de mayor gusto. Los sacrificios tienen sus propósitos, y un esfuerzo, puede llevar a la persona a lograr un buen rumbo en su vida, el sacrificio te lleva a desprenderte de lo que quieres conservar a cambio de lo que amas, es una virtud maravillosa, que te hace crecer tu autoestima, te impulsa al trabajo, donde el egoísmo y la envidia no tienen cabida. Hay que tener mucho coraje, ser muy positivo, luchar contra las adversidades, con mucho sacrificio para lograr las metas, con dedicación y perseverancia. Cuando adolecemos de conocimiento, el ser humano se vuelve religioso creando dioses antropomorfos, lo más complejo que se conoce es el ser humano y habitan los cielos con seres humanizados. Como podemos observar, la palabra “Sacrificio”, se usa tanto en lo religiosos como en lo profano, y aun así, lo traduce en renuncia, no apego y desprendimiento. Por lo regular el sacrificio está destinado a cambiar algo en términos de futuro y es temporal. El lograr algo con sacrificio, es maravilloso, pero lo es más, conservar el logro con más sacrificios. El sacrificio expresa también lo que está más allá de lo físico, por lo tanto no es nada fácil, la práctica es más dura que la teoría. El sacrificio convierte una realidad en sagrada, es una oportunidad, por eso vemos que su definición viene del idioma latín en el cual “Sacrificium” significa “hacer sagrado algo”, nos ayuda a superar dificultades, nos imprime carácter de optimismo, superación y crecimiento personal. En conclusión: el sacrificio nos imprime un deber con uno mismo, y una lealtad, cuando lo realizamos en pro del bienestar de otra persona. El sacrificio es el orden al caos.