Partiendo del concepto de la palabra «magia», que no es otra cosa que la transformación o cambio que se produce en el «ser» en lo más íntimo de sí, podremos dar una ojeada a ese campo del mundo de los «psíquicos”, que por error, se le quiere dar un tinte de espiritual e «iniciático». Esa capacidad de producir fenómenos más o menos extraordinarios, son simplemente facultades de la individualidad y no del Ser, por lo tanto, esta connotación no tiene nada de «espiritual» y mucho menos de «iniciático». Estamos pasando en este momento como una especie de oscurantismo occidental, pues su ser está tan velado a los planos espirituales, que considera que todo lo que ve es puramente espiritual. Es importante destacar que en la actualidad hay un resurgimiento de hacia la búsqueda de un camino espiritual, y lo califico de camino, porque para que sea “sendero” debe estar dirigido por “Maestros cualificados y que hayan recibido una transmisión espiritual” en un ritual tradicional. Podemos afirmar, que hay muy poca información y conocimiento. Pero no falta alguno que salga diciendo que vio la luz y organiza un grupo de seguidores o funda una iglesia. Un auténtico Maestro no tiene esa actitud, esto es una falsa espiritualidad dirigida por seudomaestros espirituales, y por esta razón han surgido falsos chamanes, gurús y seudomaestros. Al ser humano solo se interesa lo «fenomenológico» y no por la realidad espiritual de su ser, es una comprensión errónea. Alberto Alfaro Keim, en su libro Falsa espiritualidad, nos dice: Las religiones las divide en dos líneas. Primera línea: Religión Traslativa, es la religión corriente basada en dogmas y se pide obediencia a los fieles, el yo está dormido, son como un opio, son felices, tranquilos, se sienten seguros y salvados. Segunda línea: la Religión Transformadora, lleva consigo el rompimiento de la personalidad, aparece el individuo y es personal, tiene autoridad de su vida, es el reconocimiento y práctica diaria del espíritu, esta no es una religión, es un “sendero espiritual». El que busca lo fenomenológico, se queda en el mundo de la «razón», en el mundo físico, en el mundo horizontal. Está muy imbuido por las facultades que se desprenden de su individualidad, que de las proyecciones espirituales que pudiera recibir de la «Unidad». En cierta medida el psiquismo es como un velo que cubre la verdad del ser, pues sus fenómenos deslumbran y dispersan al individuo, pues lo «psíquico» fundamentalmente le interesa el dominio de los individuos y no la búsqueda de ese contacto con la Unidad. Tampoco hay en el psiquismo «poderes mágicos», pues la magia tiene que ser tratada como una ciencia natural y experimental. A pesar de existir «poderes» o «magia», allí no hay nada de espiritual, pues la ignorancia de los que la practican quiere cubrirlo de «elevamiento espiritual» e incluso se pretende de llamar Iniciados a los que la ejecutan, no teniendo la menor idea del concepto «Iniciático». No hay más absurdo que un individuo con poderes psíquicos desarrollados camine por los senderos de este plano físico haciendo alarde de ellos, e incluso, usándolos para crear dominio sobre los demás individuos, pretendiendo decir que recibió esos poderes de los más altos niveles superiores en donde supuestamente se inició y le fue dado la proyección espiritual que lo protege. Si estos individuos conocieran lo que es un «Iniciado», les daría vergüenza utilizar este término. Un Iniciado real, que va en busca de la LUZ, en busca de la palabra perdida, que no es otra cosa que la VERDAD. Es un ser espiritual humilde, sin hacer alarde de su condición de Iniciado. El tener poderes psíquicos, pretender desarrollarlos, o incluso moverse en el mundo de los magos (término mal empleado) es un asunto delicado. Es este un medio donde se pone a vibrar energías, que no estando preparado para ello puede provocar desequilibrios mentales, es el caos, desorden en la individualidad. Como podemos comprender, la mayor parte de los seres humanos que practican estos menesteres, son personas de un nivel intelectual bajo, y por su misma ignorancia es que pretenden sostener la tesis de que son personas de niveles espirituales muy altos y por lo mismo se auto-califican de «Iniciados». En síntesis: los poderes psíquicos no tienen nada de espiritual y mucho menos de trascendente, porque ellos pertenecen al orden individual y no al «ser» en sí. H. Saraydarian, en la Ciencia de la meditación, dice que hay dos clases de psiquismo: «Inferior y Superior». En el inferior, el sujeto se hechiza y piensa que todo lo que recibe es la verdad absoluta y que es un elegido. Puede dañar el cuerpo físico a través del desequilibrio de las diversas glándulas con las que el psiquismo inferior trata y puede conducir a desórdenes mentales. Muchos seudolíderes espirituales son producto de estas condiciones. El psiquismo superior es el poder del Ángel Solar. El objeto del alma humana es evolucionar hasta tal grado que se funda con el Ángel Solar, Luz interior, el psiquismo inferior desaparece y comienza el psiquismo superior. Dios no está por encima del ser humano, sino que el ser humano es parte de Dios.