El ser humano se asombra al observar el cosmos, sería difícil encontrar a una persona que no perciba el orden en este Universo y ver la perfecta armonía que tiene, unas leyes inmutables que coordina cada movimiento en el cosmos, y su ser solo logra admitir que hay una inteligencia que esta más allá de lo físico, más allá de nuestro entendimiento y que realmente lo único que lo puede develar, es por medio de la “comprensión”, con una mente y una consciencia libre. El ser humano aun sin instrucción académica ve  asombrado el cosmos. El Gran Arquitecto del Universo, dentro de nuestro ser, se envuelve en miles de velos, los cuales se desvanecen a medida que abrimos conciencia. Cuanto más nos enteramos del Universo, más percibimos  lo exacto y maravilloso  de su sistematización. Cuando se instalan las reuniones masónicas e incluso se consagra un Templo Masónico (Templo a la Sabiduría) se hace en nombre del Gran Arquitecto del Universo, quien es artífice del ser humano, que es causa y efecto de su naturaleza. La existencia del Gran Arquitecto del Universo es punto de “comprensión”, no de creencia. Los masones no creemos en nada que no lo dicte la razón, claro está, todo depende del nivel de estado de conciencia de cada individuo. Es verdaderamente asombrosa la vida en este plano, donde comprendemos que el Gran Arquitecto del Universo es el foco espiritual de la masonería, el principio divino de todo, es el alfa y el omega. No tiene valor las reuniones que no se hagan en nombre de “ÉL”. La comprensión del G.A.D.U. es inminentemente iniciática, y el proceso  de conocimiento  no tiene límite, todo depende del Estado de Conciencia para abrirse a la Luz Masónica. Es un trabajo interno, es un Arte Real, una realización intima y profunda. Se trata de reconocer y manifestar la perfección  del ser íntimo, la idea Divina que habita dentro de nosotros, y nosotros somos la manifestación del “Todo”. Detrás de este mundo de las apariencias solo existe una realidad, el Bien infinito, omnipresente, omnipotente, el Gran Arquitecto del Universo, y fuera de “Él” nada existe. La vía masónica es una ofrenda a la razón que conduce a la mente hasta su límite superior. E.G.A.D.U. su nombre proviene del renacimiento europeo y lo utilizaron los alquimistas, quienes fueron los científicos de la época, los astrónomos, filósofos y artistas. Es la síntesis de toda “Verdad”; la raíz de todo el estudio masónico, está dentro y fuera de mostros. Dice Lao Tse: “como no sé lo que es, le llamo “Tao”, está en este planeta, pero no pertenece a este mundo”. Es la brújula y motivación, en la cual se basa la búsqueda de la verdad llevada por los iniciados en la orden. Cada masón es libre de creer en el Dios y la religión que profesa basada en sus libros sagrados, cualesquiera que fuese la modalidad de su creencia, están orientados hacia E.G.A.D.U., para el Mason representa la verdadera expresión de Universo simbolizados en sus Templos (erigidos a la Sabiduría). E.G.A.D .U. es el puente entre la realidad y la irrealidad, es la meta del infinito. Para los masones no es israelita, ni zoroástrico, ni budista, es una fuerza superior que el iniciado en la Orden acepta y reconoce trabajar en su nombre, ir en el sendero de la búsqueda de la verdad, en su crecimiento espiritual trazado en la fraternidad: abrir conciencia (no apego y desprendimiento), es el medio e instrumento simbólico, es el fin de la búsqueda y desbastamiento de la “Piedra en Bruto”. “Es la única realidad inmaterial que causa movimiento del Universo y asegura el orden perfecto, “Unidad del Ser con el Supremo Ser”, porque la Realidad es lo que es, por oposición a lo que no es; y si sólo Dios es real, sólo Dios es, y no hay más ser que Su Ser”, (filosofía aristotélica). E.G.A.D.U. no hay mas realidad que la realidad, es la síntesis de toda verdad y la raíz de todo el estudio masónico. Como ya lo dijimos antes, E.G.A.D.U. existe, pero se encuentra velado para la razón y los sentidos externos.   “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios, este era el principio con Dios”, (Juan 1:1-2), “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3); este fue para el Génesis el comienzo de la Creación”. La masonería no es una religión, ni tampoco cree en dioses “antropomorfos” (con pasiones humanas), no dirigen destinos humanos, no concede penas ni da recompensas temporales y o eternas. Dios para los masones es un Principio Creador, inteligencia ordenadora de esa energía del Universo. No tiene nombre propio, es origen y causa primera de cuanto existe, nadie la ha visto jamás, pero se “comprende” en nuestro ser interno. Nadie lo conoce porque nuestra realidad humana esta velada y limitada por los sentidos y condicionada por el nivel de estado de conciencia. No ha sido ni creado ni engendrado. Dice Hermes en el apartado II del libro I: “Dios es aquel que no es ninguna de las cosas pero que es, para todas las cosas, causa de su existencia, tanto para las cosas en general, como para cada ser en particular. Dios no es el intelecto sino la causa del intelecto, no es el aliento sino la causa del aliento, no es la luz sino la causa de la Luz”. La Divinidad está en todas partes, porque en la unidad absoluta no hay polaridad que distinga al sujeto y objeto, conocedor o conocido. Es el Primero y Último, el Exterior y el Interior. La Masonería es elevada y misteriosa, exigente y poderosa. Todo lo profano es externo, en la que el “ego” concede su atención a las cosas de este mundo sólo por sí mismas. Los landmarks, los principios del edificio masónico dice: XIX: “Es ineludible, para todo masón la creencia en la existencia de un Principio Creador o de Dios, como G.A.D.U.”. El Gran Arquitecto del Universo que la Masonería no puede ni debe determinar, porque, es inexpresable e indefinible. “La hermandad es el don precioso que la Divinidad hizo sobre la Tierra para consolar al hombre en medio de las tribulaciones de su vida”. La Doctrina masónica más pura que debemos observar es: la moral, la caridad, la paz, la misericordia, el honor, no fanatismo, no dogma, no hipocresía, no ambición desmedida y la honradez, son el cofre de esperanza de la humanidad y de nuestra Orden. La conciencia, o sea el Verbo de la Divinidad, es el medio por el cual el G.A.D.U. nos hace llegar el conocimiento y la sabiduría para nuestro sendero iniciático. Abrir Conciencia. El masón debe cumplir los dictados de su conciencia para cumplir su misión en este plano.


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