Trabajo 10 – Matando a Cerbero, guardián de Hades Capricornio, 23 Diciembre – 20 Enero). Nos encontramos con Hércules realizando unos trabajos o como decimos en la masonería, pruebas o viajes, donde el que se está iniciando debe superar, para ver la verdadera luz. Las pruebas de Hércules son más difíciles, esto nos simboliza que nuestro estado de conciencia está muy bajo y hay que trabajar muy bien nuestra piedra en bruto, tallarla con nuestra voluntad e inteligencia y sobre todo mucha paciencia, es la que escasea en nuestra naturaleza humana. Aquí se puede utilizar la frase: Muchos son los llamados y pocos son los escogidos, por lo tanto muchos ingresan a las instrucciones iniciáticas y espirituales, pero solo un poco porcentaje pueden comprender este sendero, y es por lo mismo que desertan del mismo muchas personas. Este décimo trabajo de Hércules, donde debe bajar al “Jades” o al infierno, para poder resucitar o como el ave Fénix, levantarse en vuelo desde el fuego sin quemarse y mancharse. Para poder saber y comprender el sendero iniciático debes conocer lo más bajo del ser humano o de nuestra naturaleza; el mismo maestro Jesús lo dijo: antes de subir (trascender) a los cielos hubo de bajar primero a los infiernos, al inframundo de “Jades”. Claro está, si tenemos un alto nivel de estado de conciencia, nuestro paso por los mismos infiernos es para liberar a los seres humanos de las cadenas de las bajas pasiones, hipocresía, ambición desmedida, dogmatismo, fanatismo, etc. En una palabra: servir a la humanidad. Para este trabajo Hércules cuenta con el apoyo de su maestro y de la diosa Atenea diosa de la sabiduría), porque es muy delicado y peligroso pasar por el inframundo de Hades, hay que estar muy bien preparado para transitar por esos lares. Todos los avatares que nos han visitado nos cuentan los libros sagrados, pasaron por muchas pruebas de este plano de la dualidad representado en las tentaciones. Si no estamos claros en nuestro nivel de estado de conciencia, por muy alto nivel espiritual que poseamos, podemos sucumbir bajo la ley dual. Nuestro Gran Maestro Jesús demostró su nivel espiritual cuando en los cuarenta días de ayuno y meditación en el desierto, no se dejó tentar por los seres oscuros que pretendían opacar su luz. El maestro de Hércules le dijo una frase clave para realizar el más difícil trabajo o prueba: “La luz de la vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad”. Hércules se prepara para pasar el portal número diez apoyado por su fuerza y sabiduría. Su maestro tocó la frente de Hércules suavemente y surgió una visión: un hombre encadenado sobre una roca y las aves de rapiña picoteaban la parte de su hígado, causándole horribles dolores, y este pedía a gritos la ayuda para su liberación. El hombre encadenado es Prometeo (descendía de una antigua generación de Dioses que habían sido destronados por Zeus. Era hijo del Titán Japeto – hijo de Urano y Tierra – y de Asia), “aportando a la tierra el fuego divino (la inteligencia y la conciencia), dotó a los hombres de razón y entendimiento” (Blavaski), inmortal, por lo tanto esta tortura no le quita la vida, pero sufre demasiado y hay que liberarlo, solo que está en el inframundo de Jade. Este castigo es motivado porque robó el “Fuego del Cielo” para dárselo a la humanidad. Hay que liberar a Prometeo. Hércules comienza su descenso al Inframundo (lo protegen Atenea y Hermes, guía de los muertos en su último viaje). La bajada era pesada en su ambiente de malos olores, hasta que llegó al nauseabundo “río Estigia”, el cual deben cruzar en barca todos los que pasan de plano, guiada por Caronte, a quien hay que pagarle “un centavo” por los servicios. Hércules fue conducido al otro lado del río, donde se omitió el cobro bajo la sorpresa de tan insigne visitante. Luego siguió caminando por el escalofriante lugar hasta llegar al trono de Jades, quien le pregunta: ¿qué busca un mortal viviente en mis dominios?, contesta Hércules: “Busco liberar a Prometeo de su suplicio”. Jades, el rey del inframundo, le responde: el camino para su liberación está protegido por Cerbero, un perro de tres cabezas y cada una con serpientes enroscadas, que tiene como fin no dejar entrar a ningún mortal vivo y no dejar salir a ninguno que esté muerto. Si logras vencerlo con tu fuerza, que nadie ha podido hacerlo, puedes liberarlo. Hércules con su fuerza y sabiduría, y recordando la frase que le pronunció su maestro: “La Luz de la Vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad”, venció al perro Cerbero de tres cabezas, y luego liberó a Prometeo rompiendo las cadenas que lo tenían cautivo. Prometeo simboliza a la humanidad encadenada a lo material: la escasez de virtudes. Hércules al liberar a Prometeo, libera a la humanidad del dolor de estar sometida a la materia. Hércules simboliza al Iniciado en Nuestros Augustos Misterios, el aprendiz está representado en Hércules. Al vencer al monstruo Cerbero, se libera de las limitaciones del estado físico. Con esta acción nos liberamos de las bajas pasiones, la hipocresía, dogma y fanatismo, pasamos del estado de la ignorancia al estado del conocimiento y la sabiduría. Las tres cabezas de Cerbero simbolizan: la Sensación, el Deseo y las Buenas Intenciones. Hércules ataca primero la cabeza central de Cerbero: los deseos. Bien lo decía el Maestro Buda en sus cuatro nobles enunciados: “si quieres suprimir el sufrimiento en este plano, suprime los Deseos”. La cola de Cerbero simboliza las ilusiones de este plano que nos impiden ver el sendero espiritual. El Iniciado en la Masonería está dispuesto a bajar a los infiernos para liberar a la humanidad, con su conocimiento y sabiduría. Los trabajos de Hércules tienen como objetivo controlar el temor y conocerse así mismo. A medida que el Iniciado en la Masonería interioriza las enseñanzas contenidas en los Símbolos, empieza a “abrir conciencia”, porque es autoconsciente de su estado y trabaja con la voluntad de la Gran Energía Universal, mediante la transcendencia de los apegos y desprendimiento al mundo de los deseos. Se convierte en un Iniciado, se convierte en un ser “libre”, servidor de la humanidad. Hércules con este décimo trabajo, entra como iniciado a la dimensión del mundo espiritual.
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