Continuando con el tema de “¿De dónde surge la masonería?”, me voy a referir a los planteamientos históricos hechos por Herbert Ore Belsuzarri en su libro: Origen de la masonería sobre el inicio de su operatividad, claro está, basándonos en la “Albañilería o Constructor”, de donde la masonería tomó sus instrumentos para convertirlos en símbolos iniciáticos en su futuro “especulativo”.
Cuando aparecen los primeros poblados humanos, lo primero que se forma es su método de comunicación: lenguaje y escritura. De acuerdo con los antiguos historiadores, la primera forma “urbana” que se conoce es la de la civilización de los sumerios. Según los arqueólogos, hallaron un poblado llamado Uruk (3.000 a 3.500 a.C.) y allí se encontraron los primeros vestigios de la escritura más antigua, y otros poblados que formaron la civilización sumeria.
Los sumerios estaban formados por varias ciudades-estados y cada ciudad o pueblo tenía un zigurat (pirámide escalonada) para observar los astros y el hogar del Dios de la ciudad, un palacio y un rey.
Los sumerios fueron grandes constructores, pero el material usado era el adobe de barro, el cual no soportó el paso del tiempo, y quedan pocos vestigios. El pueblo sumerio estaba ubicado en Mesopotamia, el actual Irak. En este sector de Babilonia (Bab ili, puerta de Dios) se construyó la famosa Torre de Babel (un zigurat cuadrado en su base).
Nosotros en la masonería nos definimos como arquitectos de nuestro templo interior.
¿Qué es un arquitecto? Según los griegos, “es el que conoce la técnica para la construcción del templo”, y no eran sacerdotes de cultos religiosos. Los arquitectos son los primeros albañiles, los que conocen la técnica, el conocimiento, son los constructores iniciados. La palabra arquitecto viene del griego: arkho, el primero, el que sabe cómo, y tekton, obrero que construye, carpintero…”arkhitekton: el obrero primero, el que sabe cómo construir el templo”.
Es importante destacar que si un arquitecto no “construye” no está en la función que el rito le asigna. Los arquitectos tuvieron una evolución en su conocimiento que los llevó a hacer grandes obras, que muchas perduran todavía. Conocían la geometría, la aritmética, la astrología, la escritura, la mecánica. Desarrollaron la astronomía, dividieron el año en 12 meses, los meses zodiacales, las horas del día y la noche: el 12 para los sumerios era el número del Universo. Solo utilizaron el adobe de arcilla, la piedra no la tenían.
Los egipcios heredaron el conocimiento sumerio sobre la arquitectura, solo que utilizaron la piedra como elemento de construcción, lo cual ha permitido que podamos apreciar sus grandes obras en los tiempos modernos. La Gran Pirámide de Keops constituye la mayor noble realización arquitectónica del mundo, hecha a mano, piedras de gran tonelaje, y no se utilizó la rueda. Imhotep (hace 4.600 años) conocía las ciencias, tenía reputación como arquitecto experimentado, los escribas de Egipto lo catalogan como el más inminente arquitecto de su tiempo. Fue el sucesor de los arquitectos sumerios: rey, sacerdote y arquitecto. Tenía conocimiento de las leyes del Universo.
Los conocimientos de los arquitectos sumerios fueron transmitidos por medio de la palabra a los arquitectos egipcios. “Su tradición transmitida en palabra de maestro a aprendiz a lo largo de los siglos alcanzó un altísimo grado de sabiduría que permitió soluciones técnicas y de gestión de recursos, tanto naturales como humanos, de los que hoy no tenemos explicación”, y este conocimiento se perdió para el mundo moderno. No comprendemos cómo hicieron esas grandes estructuras arquitectónicas.
Egipto es la civilización donde el arkhitekton refleja su carácter, el primer obrero, el que sabe. No hemos podido aun hoy en día recuperar la sabiduría perdida que los arquitectos egipcios poseyeron, se perdieron en el tiempo porque solo se transmitió de maestro a aprendiz en forma oral, no escrita. Ahora pasamos a Israel, donde el rey Salomón recibió en sueños instrucciones de Jehová para que construyera el Gran Templo. Pidió ayuda a Egipto, que se la prestó, y para sellar ese pacto se casó con la hija del faraón Saimon.
El faraón designó a su más grande arquitecto para ese proyecto: Hiram Abib, el fundidor. En Grecia, a la entrada del frontispicio de la Escuela Platónica había un letrero que decía: “Que nadie entre aquí si no es geómetra”. La geometría es la base del arte de la construcción y de la arquitectura, es la ciencia de los números. La geometría es el cuerpo del número (Pitágoras) y armoniza las partes diversas. La geometría necesita de un proceso de iniciación para su conocimiento y práctica, como ciencia iniciática es de carácter sagrado y secreta para el profano.
En Roma, el rey Numa Pompilio (segundo rey de Roma) creó y organizó los Colegios de Arquitectos (siglo VII antes de la era actual). Los escritores alemanes Krause, Heldmann y otros sostienen la teoría de que los Colegios Romanos de Arquitectos tiene relación con la Sociedad de los Francmasones. Su organización, ideas y acciones se deben a los Coleegii Artificium romanos que pasaron a la actualidad con muy pocos cambios a la masonería.