OPINIÓN

Obreros de Hiram Abiff: Cristo y los Siete Principios Herméticos – II

por Mario Múnera Muñoz P.G.M. Mario Múnera Muñoz P.G.M.

“Psicología Trascendental de Cristo” (Prof. Pablo Trinidad Zavarce). Continuamos en la reflexión sobre este interesante libro, donde se analiza las Parábolas del Maestro Jesús orientadas a los siete principios herméticos. Principio de correspondencia: como arriba es abajo, como abajo es arriba. “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis1:26). “Dios es espíritu” (Juan 4:24), el ser humano también es espíritu. Esto coloca al hombre aparte del mundo animal, (Génesis 1:28), y capacitándolo para tener comunión con su creador. Moralmente (trascendente), la humanidad fue creada en “justicia y perfecta inocencia”, un reflejo de la santidad de Dios. El mundo de arriba creó el mundo de abajo, a su imagen y semejanza. Para comprender esto, solo se puede hacer por medio de la meditación, porque no pertenece al mundo material, está más allá de lo físico: hay que interiorizarlo. El ser humano, como imagen y semejanza del Creador, también crea constantemente, e incluso cambia a veces la realidad, para la comodidad en su estado de conciencia. También desvirtúa la realidad ante su Creador, formando una imagen diferente, y errónea, como es el caso de crear la idea de un dios antropomorfo, en una palabra, cae en la impureza o pecado, también creado por el mismo, supuestamente para controlarse o regirse. Esta creación del ser humano adultera la realidad, y de seguro no tiene cabida en los Estados Superiores. El temor, el miedo, el castigo, el pecado, no tienen cabida en los Estados Espirituales Superiores. La masonería tiene como objeto principal, por medio de nuestro conocimiento y simbología crear: seres libres, de dogmas, prejuicios, hipocresía, ambición desmedida y fanatismo. Este es el mensaje del “Maestro Jesús”: despréndete de todo y sígueme. Desprenderse, consiste en no estar apegado a nada, e igual lo predico el Maestro Buda: elimina los deseos, y serás feliz. En nuestro libre albedrío, y de acuerdo con nuestro estado de conciencia, creamos: el Cielo y el Infierno. Cuando creamos un estado así, la realidad de abajo jamás será la realidad de arriba, porque la realidad de arriba crea la realidad de  abajo, que es completamente pura. Hermes Trismegistro lo expreso  así: “El alma que ha pasado su vida pura y comedidamente alcanza como compañeros de viaje y guías a los dioses, y habita en el lugar que merece”. El principio de correspondencia nos llama a la meditación para que comprendamos por qué el ser humano tiene una inquietud de buscar algo que le hace falta: su Estado Primigenio, es como una chispita que busca su origen, pero estamos velados para conocerlo, porque tenemos un nivel espiritual muy bajo o para mejor comprensión: un estado de conciencia muy bajo. A medida que elevamos nuestro nivel espiritual, se va develando nuestra sabiduría, conocimiento y comprensión de nuestro estado en este plano y vamos deduciendo cómo es realmente el Creador. Vibrar a los niveles de vibración de  los Estados Superiores nos da un poder muy fuerte, que debemos aprender a manejar: Los maestros Jesús y Buda y demás seres espirituales elevados nos han manifestado ese poder, el cual lo usaron para transmitir amor y bondad. Este principio nos enseña que hay una armonía entre los planos: fisico, mental y espiritual. Hay armonía entre el microcosmos y el macrocosmos. Tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior. Para controlar tu mundo exterior, debes controlar tu mundo interior: conócete a ti mismo. Si quieres buscar la causa de tu existencia, búscala dentro de ti mismo, porque eres creado a imagen y semejanza del Creador. El maestro Jesús expresó: “Por tus frutos los conoceréis”. Abajo es el plano material, en condiciones humanas visibles. Arriba, es el plano espiritual, es lo invisible o mental. Los planos son escalas de evolución, y nuestro estado humano es perfecto, no somos dioses,  pero tenemos todas las virtudes del Creador, las cuales debemos develar para tener una conciencia plena de lo que somos. El principio de correspondencia nos hace comprender, que los estados de correspondencia son de evolución o de conciencia, y los más avanzados van a otros planos de conciencia. La evolución es un grado de comprensión. Este principio de correspondencia es uno de los más difíciles de comprender. Basta conocer una parte para comprender el conjunto. Comprendiendo el mundo material, comprendemos el mundo espiritual. Juan 1:1 “En el principio existía el verbo, y el verbo estaba con Dios, el verbo era Dios. Es el principio de correspondencia.