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Obreros de Hiram Abiff: comprender a “Dios” (E.G.A.D.U.)

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El ser humano en todos los tiempos de su existencia, su historia, se aparta de la conciencia de su propia esencia, e instituciones Iniciáticas como la Masonería, como las hay otras de gran importancia, con su simbología y enseñanzas, le abonan el camino para ir hacia el sendero de la comprensión de su propio origen. Claro está, tiene que librar batallas con las creencias populares, mitos, dogmas, fanatismos, que le nublan la razón, que de acuerdo a nuestro estado de conciencia, sabrá sortearlas para no dejarse manipular, pero no es que sea malo que le manipulen con dogmas, siempre seremos ignorantes y esta ignorancia es vencida por la Verdad y la Luz de la sabiduría. El objeto en este plano no es “Creer”, si no “Comprender”. No podemos confundir los términos: Creer, Conocer, saber, Fe y Comprender. El “Comprender” trasciende las anteriores, y te liberan de las cadenas de la manipulación de cargos de conciencia. Del G.A.D.U. (Dios, Yave, Jehová, El Yo soy) conocemos más de lo que no es, que lo que es, y esto lo afirmo cuando “Dios” para nosotros es antropomorfo, porque le incluimos todas las debilidades humas tales como: que es justo, que es misericordioso, que castiga, tiene ira, tiene venganza, etc. La Creación del Universo tiene incluida sus propias leyes a las cuales estamos sometidos todos: El Maestro Jesús lo decía muy bien: No hagáis a otros lo que no te gusta que te hagan. El que a hierro mata, a hierro muere. Nada es casual, es causal, ley de causa y efecto. Cada quien recibe lo que ha dado. Si no das amor, no recibirás amor, porque nadie da lo que no tiene. El G.A.D.U. no existe como nosotros existimos, porque esto implica una limitación, tendría principio y fin. Bien le dice Dios a Moisés, en la zarza ardiendo, si te preguntan quién te envió diles, me envió: “El Yo Soy”. El Es, Alfa y Omega. El objeto de la Masonería, es el estudio de Dios a la Luz de la razón. Somos limitados y no llegamos a conocerlo, pero si comprenderlo dentro de nuestro ser interior. La Masonería es una Institución Fraternal dedicada al estudio de la ciencia y la práctica de las virtudes. Es una sociedad de libre pensamiento basada en la tolerancia. Su objetivo es la búsqueda de la verdad y el perfeccionamiento moral y material de la humanidad. Es por esto que un Mason es un ser humano Libre y de buenas costumbres. Ser libre, es no estar sujeto a dogmas, fanatismo, ignorancia y prejuicios. La palabra masón se traduce como albañil, constructor. Los masones «operativos» eran constructores de edificios materiales, pero en la actualidad, se les denomina masones «especulativos», esto quiere decir que son constructores del edificio moral del perfeccionamiento del ser humano. Son obreros libres del límite de la materia, donde el no apego y desprendimiento los hace «cualificados» para comprender el «sendero iniciático». Los masones se hicieron también teólogos, y reconocen a un Ser Superior como El Gran Arquitecto Del Universo (E:.G:.A:.D:.U:.). Con este nombre no se limita a ningún ser humano que practique una creencia religiosa y desee ser parte de la Institución Masónica, pues su condición es que crea en un Ser Superior, independientemente del nombre que se le atribuya. Con este nombre a un Ser Superior, la masonería pretende aunar «la razón y el espíritu», que no puede estar separada la una de la otra, si no que se complementan. El racionalismo, actitud de la persona que atribuyen a la razón un papel importante sobre la voluntad o la emoción y es la fuente principal y única base de valor del conocimiento humano, para conocer las cosas que posee. Es lo que nos distingue de los demás reinos de la naturaleza. Desde que el ser humano tuvo uso de su «razón», la espiritualidad ha estado presente en su ser, no como religión. Nuestra razón nos plantea las siguientes preguntas: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿para dónde voy? La espiritualidad en el ser humano es tratar de comprender esa trascendencia de lo material, de la vida y la muerte. Esa experiencia de los estados superiores de la conciencia, ese otro algo que todos sentimos. Pero para comprender esto, hay que trascender la razón, porque este conocimiento está más allá de lo físico y de la razón. Cuando leemos las palabras de Gran Arquitecto del Universo, las vemos en un trívium que contiene una Gran Energía Creadora que sustenta el Universo: «Gran» es una palabra con la que expresamos la magnitud del Ser Superior. «Arquitecto» es una palabra que nos relaciona o conecta con el diseño de lo creado. «Universo» es un apalabra que nos expresa una magnitud sin límites, infinito, no concebible a la razón. Las tres palabras son términos abiertos al conocimiento y a la comprensión de quien lo nombra. Abierto a cada individualidad, pues lo llevas dentro de tu ser como parte de su creación. Es una energía que realiza el orden al caos. Nos exige nada que no entendamos, que no pensemos y no veamos. Pero si nos hace interrogarnos sobre su significado, y nos invita a la investigación, el conocimiento sobre su existencia y la nuestra. Pero este nombre también nos invita a la espiritualidad y trascendencia. En el sendero iniciático, de él parte lo primigenio y la tradición, legado que transmitimos a los que vienen detrás de nosotros. Nos llama siempre a una reflexión: desde la materia y desde nuestro espíritu. En él tienen cabida todas las creencias religiosos y nos mantiene consientes de la trascendencia de la vida. El sendero iniciático en la masonería E.G.A.D.U. te induce a la mente a la trascendencia a sí misma. Es la Raíz de toda la Verdad y como tal da certeza a la razón y la Masonería es el vínculo de unión entre E.G.A.D.U. y el ser humano, pero se encuentra velado por los sentidos externos. Es indivisible, sin partes, uno y único, está en todas partes, no hay polaridad que distinga sujeto y objeto, ni conocido o desconocido, es uno y todo. La masonería es el medio divino del triunfo de lo absoluto. El discernimiento sobre Dios se fundamenta en nuestra conciencia. El masón busca “comprender” antes que “creer”.

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