Dedico este artículo, gracias a la deferencia que me permite El Nacional, a la memoria de Sebastián Francisco de Miranda: “El primer Libertador”. Miranda expiró su último aliento un 14 de julio de 1816, siendo prisionero de guerra en La Carraca, Puerto de Cádiz, España. En plena lucha patriótica por la independencia de Suramérica, hace poco más de doscientos años, fue entregado en las manos de la monarquía en la persona del general Francisco Monteverde, el cual cobardemente, traicionando el pacto de capitulación acordado con Miranda, chantajeó a los patriotas, quienes a su vez se consideraron traicionados por Miranda. En realidad, Miranda con su capitulación les había salvado la vida a sus oficiales, entre ellos a Bolívar; lo que a la larga se demostró había salvado la vida a la continuación de la lucha revolucionaria por la independencia.
“O dialogamos o nos matamos”, frase del fallecido José Vicente Rangel Vale; el mismo que hizo campaña a favor de la elección de Hugo Chávez Frías diciendo que no aceptaría cargo alguno en el gobierno de resultar este electo. Sin embargo, luego fue su ministro de Relaciones Exteriores, de 1999 a 2001; ministro de la Defensa, de 2001 a 2002; y vicepresidente, de 2002 a 2007.
La retadora frase: “O dialogamos o nos matamos” de Rangel Vale, que más bien parece sacada de una ficción gansteril hollywoodense, era en realidad la que nos ponía a morder el anzuelo del miedo, para someternos a un diálogo estéril. Sabía que el tiempo corría a su favor. Cada vez más, gracias al conocimiento que alcanzó durante la democracia, al dominar información sobre las esferas militar, empresarial y comunicacional, seduciendo y pervirtiendo al contrincante, Rangel Vale fue clave en el ir controlando la institución castrense, dominando el sector empresarial de la economía del Petroestado y sectores clave de los medios de comunicación e información.
Instalados en una larga dictadura de un país arruinado, la otrora y prometedora patria de Martí la convirtieron los Castro en un turístico burdel caribeño para europeos, artistas y aventureros. La hicieron base para la administración de negocios políticos de narcoguerrillas y para la desestabilización de gobiernos democráticos en Latinoamérica. Desde la escisión soviética en 1991, el régimen ya no tenía más vida y se la inventaron con el Foro de Sao Paulo de Brasil y el Grupo Puebla de México, un disfraz a su medida.
Carlos Andrés Pérez invitaba dos años antes, en febrero de 1989, a Fidel Castro a su segunda toma de posesión. ¿Para qué? ¿Qué pretendía dialogar un presidente democrático al invitar a un dictador de tan larga data (30 años hasta entonces, 1959-1989) y de tantas tropelías como sus intentos de invasión a Venezuela en los años sesenta, intervenir en Chile en la década de los setenta y sus intromisiones en la Centroamérica de los ochenta, siempre precisamente Rangel Vale interpretando el papel de defensor de las guerrillas comunistas y sus protagonistas?
Con el intento de golpe de Estado de febrero de 1992 contra Pérez, Fidel Castro se pronunció condenándolo, para poco después traicionar aquel gesto de acercamiento de Pérez y de la democracia venezolana al invitar a Hugo Chávez Frías a La Habana, darle recibimiento especial cual jefe del Estado y esperarlo al pie de las escalerillas del avión.
Desde entonces, regresando con las maletas llenas de dólares castristas, se vendía a Venezuela a la causa del rey comunista de Cuba. Con su propia modalidad si se quiere de dictadura tropical militarista en Venezuela, y acuñando los remoquetes de “socialismo del siglo XXI” y de “revolución bolivariana” comenzaron a defecar en la historia patria, para distorsionar la esencia del orgullo libertario de las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela, empezando por el Ejército venezolano “forjador de libertades”, convertido hoy en apéndice de los intereses del eje Moscú-La Habana, que es desde donde nos gobiernan actualmente.
Conociendo al venezolano, como le conozco. Sabiendo de su condición humana de querer proteger a su familia, y a la vida misma, por lo que se arriesga al salir del país con sus muchachos a cuesta, resultando que algunos mueren en los caminos, otros de pasar trabajo desfallecen del cansancio cada día, trabajando fuera de nuestra patria para ganar el pan; con unos mínimos supuestos a cumplirse, o básicos elementos de dignidad y oportunidades para trabajar, progresar y ser felices dentro del territorio que nos pertenece, estoy dispuesto a dialogar con Gerardo Blyde, y el grupo que dice representarnos en negociaciones con el régimen de Maduro. Desde acá, desde los Estados Unidos de América, donde me encuentro temporalmente, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, y les digo parafraseando a esa genio “maquiavélico de la política” que llegó a ser José Vicente Rangel Vale, que no con su gobierno de Maduro, sino con el de nuestra supuesta oposición que representa Blyde: “O dialogamos o nos matamos”.
@gonzalezdelcas
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