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Nunca hallaron el Nirvana

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https://citas.in/frases/2105462-alberto-jimenez-ure-la-escision-de-cualquier-individuo-que-respire-en/

Un «etnomusicólogo» y flautista fue el primer hacedor de arte con quien departí en Mérida, tras haberme residenciado en la montañosa ciudad venezolana. Me persuadió formar parte de un exclusivo grupo de jóvenes (chicas y varones, 1975) que pretendían experimentar un encuentro con extraterrestres, en el Páramo La Culata, Sector Valle Grande. No le creí, pero me gustaba una de las muchachas. Por ello, acepté ser uno de los «elegidos»: para recibir a los «aliens», atenderlos y aprender su idioma luego de un ceremonial con https://nida.nih.gov/es/areas-de-investigacion/la-psilocibina-setas-u-hongos-magicos que no me interesó y me aparté para hacer el amor con mi furtiva pareja yanquee. Todos debían depurar su ser físico primero, prescindir de carnes o huevos durante el resto de su existencia. Raro porque eran proclives a la ingesta de psicotrópicos.

-El filósofo https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Manuel_Brice%C3%B1o_Guerrero dictará una conferencia sobre el «Nirvana» esta tarde, Albert –me informó-. Será en las instalaciones del Centro Experimental de Arte de la Universidad de los Andes [actual Facultad de Arte].

Fui a esa charla y me senté en primera fila. En el pódium estaban dos hombres con mostachos, pero sin barbas [que años después estigmatizaría, fundamentalmente, al profesor de Filosofía] a los cuales veía por primera vez: Briceño Guerrero y Alexis Silva, quienes se identificaron antes de discernir sobre Budismo. La asistencia fue numerosa. En Mérida crecía el interés por temas esotéricos, el ocultismo y las drogas alucinógenas entre los jóvenes universitarios. Silva era uno de los directivos de la Gran Fraternidad Universal que impartía conocimientos sobre el https://granfraternidaduniversal.org/yoga-y-yoghismo/, muy lucrativa porque incluía un concurrido restaurante vegetariano.

Los chamánicos Briceño Guerrero y Silva insistieron en la necesidad que todos los seres humanos aceptásemos el vegetarianismo. Decían que las carnes envenenaban el cuerpo y espíritu. Terminada la conferencia, permitieron preguntas. Fui el único que les hizo una:

-¿Han alcanzado ustedes el «https://www.significados.com/nirvana/»? –en alta voz, pregunté ante un público expectante y silencioso.

Los ponentes se miraron. Ninguno quería responder. Pero, Briceño Guerrero instó a Silva.

-«¡Sí, en ocasiones! –exclamó discípulo de José M. y produjo estupor en los presentes-. Se requiere de una gran preparación» […] No comemos carnes, no ingerimos licores, ayunamos con frecuencia, somos célibes, «ascetas»

Culminó el evento académico. Oscurecía. Salí de prisa hacia una famosa arepera, ubicada en la Avenida 03. Allá me esperaba el estudiante de Arquitectura Juanín Astorga Anta, para comer y conversar sobre los efectos místicos del hongo alucinógeno [abundante en el Sector Valle Grande, donde había potreros].

Cenamos y bebimos varias cervezas. Nos despedimos poco antes de la medianoche y caminé, de prisa, hacia el edificio céntrico en cuya azotea tenía alquilado un anexo. Pasé por entre kioscos móviles que vendían hamburguesas. Aun cuando estaban tenuemente iluminados, creí ver a uno de los conferencistas masticar –con fervor- dos a la vez. Lucía muy desesperado. Fui perseguido por el sujeto mientras yo aceleraba mi paso. Pero, logró alcanzarme en el Viaducto Campo Elías. Era Alexis Silva. Consternado, me suplicaba:

-¡No le digas a nadie, por favor! […]

-¿Qué no debo decir, amigo? –indagué, muy sorprendido, mirándole su intimidante rostro. La salsa de tomate de una hamburguesa le chorreaba por sus labios.

-No comentes que me viste consumir carne: por favor, por favor, por favor […] Te recuerdo, estuviste hoy en nuestra conferencia sobre el Budismo. Si divulgas lo sucedido, perjudicarás nuestro negocio.

-Cálmate, siento sueño: dormiré. No es mi problema, no contaré nada relacionado con esta conversación. Disfruta –tranquilamente- ese alimento cada vez que te plazca.

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