A cuatro domingos de la elección primaria para escoger el candidato unitario presidencial de las fuerzas democráticas, el poder electoral de Nicolás Maduro (Cilia Flores) y la Comisión Nacional de Primaria declararon este lunes reinstalar la comisión mixta para “tener un intercambio en relación con el avance del proceso de primaria, la fase en la que se encuentra y el apoyo que pueda prestar el Consejo Nacional Electoral”. Esta intervención del CNE es el nuevo nivel de dificultad para seguir avanzando hacia una primaria exitosa el 22 de octubre.
El primer desafío fue el 18 de junio, cuando sucedió la renuncia forzada de los rectores del organismo electoral vinculados al gobierno usurpador de Maduro y los supuestos representantes de la oposición, quienes tenían el mandato hasta 2028.
En ese momento, las fuerzas democráticas superaron la barrera recurriendo a una primaria autogestionada y el voto manual, lo que despertó un mayor entusiasmo de participación entre los electores. En febrero, el entusiasmo manifestado por el proceso estaba por debajo de 50%.
La superación de ese primer obstáculo permitió que los indecisos y abstencionistas disminuyeran 19% y 39%, respectivamente, según los datos de Meganálisis.
En abril, el rechazo a la participación del CNE en la primaria fue reflejado por el estudio de la misma encuestadora: 82,5% de los consultados opinó que la elección del candidato opositor debería llevarse a cabo “sin la presencia del CNE y con votación manual”.
El 26 de julio hubo otro momento crítico: María Carolina Uzcátegui, vicepresidenta de la CNP, renunció alegando que no existían las condiciones técnicas y logísticas adecuadas para llevar a cabo unas primarias amplias y accesibles para la mayoría de los venezolanos, sin importar su clase social. Lo que en un primer momento causó preocupación entre los opositores se subsanó de inmediato con la designación de Mildred Camero para ocupar la vacante en la comisión.
La planificación de las elecciones internas siguió sin contratiempos. Los venezolanos tendrán la oportunidad de votar en 80 ciudades de 31 países y en 3.008 puntos de votación con 5.133 mesas en Venezuela, cubriendo 98,8% de sus municipios, es decir, 331 de 335. A nivel de parroquias tendrá presencia en 1.102 de las 1.141 en las que está dividida Venezuela.
No obstante, el camino hacia el 22 de octubre ha estado minado por las amenazas del régimen a los que participan en el proceso electoral, el bloqueo de los actos de los precandidatos en plazas públicas, los amedrentamientos a toda la cadena que apoya la celebración de la campaña electoral (mítines y recorridos), las agresiones físicas a los precandidatos, detenciones arbitrarias, entre otras adversidades.
Pese a estos obstáculos, la mayoría de los 13 precandidatos ha respondido con determinación y astucia. Solo en contadas ocasiones estas barreras han frenado el ímpetu de las primarias.
En esta nueva fase, el régimen intenta infundir miedo en los electores del 22 de octubre, utilizando al CNE como medio de coacción. Esto recuerda a la historia del «elefante encadenado» que, creyendo no poder liberarse, permanece atado a una estaca.
Presumimos un control total del proceso electoral por parte del régimen venezolano. Creemos que el régimen tendrá la lista de los que voten; sabrá por quién votamos; hará ganar el peor candidato de oposición; están arregladas las máquinas del CNE, entre otras acciones.
Son miedos inconscientes que durante años nos han constreñido, evitando que nos emancipemos como pueblo, similar al elefante en cautiverio.
Es el momento de reconocer que en el desafío del miedo, el CNE del régimen al que estamos sujetos, encontramos la clave para nuestra libertad. En él reside la oportunidad para liberarnos del Estado mafioso y la oportunidad de construir una nación próspera, donde nos reencontraremos con los seres queridos. Enfrentando estos obstáculos alimentamos nuestras ambiciones, damos vida a nuestros sueños y acentuamos el valor de nuestros desafíos.
Es el paso previo para conquistar la última meta de la primera fase del camino a la elección presidencial. Siempre podrá aparecer una sorpresa final para eliminar la primaria. Si opta por esto último, también acabará con su búsqueda de legitimidad de origen. Eso podría desencadenar, entonces, otras opciones que no podemos imaginar en este momento porque “tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe”.
No permitamos que el miedo al CNE coarte la voz y acción del pueblo en las primarias. Venezuela, todos a una como en la obra de Lope de Vega. La libertad es un bien que se conquista todos los días, con el compromiso individual y la unión de todos.
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