«El cambio es la ley inmutable de la vida. Todo lo que es, ha sido y será, es cambio”. Heráclito, Fragmento 12, “Los Fragmentos de Heráclito” (siglo VI a.C.)
En el fascinante mundo de la política, a menudo nos encontramos con promesas grandiosas y afirmaciones audaces. En esta ocasión, el candidato presidencial Edmundo González Urrutia sorprendió con su declaración de que su victoria abrirá paso a “nuevas realidades políticas” en Venezuela. Si bien es emocionante imaginar un futuro político transformado, no podemos evitar preguntarnos qué tipo de realidades nos esperan y que en boca de González Urrutia ha generado un gran interés en la política venezolana. De entrada, una de esas nuevas realidades es que la elección de él como candidato de la oposición ha sido un paso significativo hacia la unificación de los partidos opositores. Dicho de otro modo, la PUD, que agrupa a 10 partidos políticos, ha logrado superar las divisiones internas y presentar un candidato consensuado. Esto es un indicador, hablando por mí, de que la oposición venezolana está dispuesta a trabajar juntos para lograr un cambio político.
Una de las nuevas realidades políticas que podrían surgir es la posibilidad de una transición pacífica y democrática. Esto podría marcar un cambio significativo en la política venezolana, donde la violencia y la represión han sido comunes en las últimas décadas. A la par, surgiría la necesidad de una reforma política profunda. González ha hablado sobre la importancia de revisar las leyes y los procesos políticos para asegurar que sean más transparentes y justos. Esto podría incluir la reforma del sistema electoral, la creación de un consejo electoral independiente y la protección de los derechos humanos, alto menguados en los días que corren. Además, la victoria de González podría llevar a una mayor participación ciudadana en la política, real, no simulada, como ocurre en la actualdiad. La oposición venezolana ha trabajado arduamente para promover la participación ciudadana y la transparencia en las elecciones. Al lograr una victoria, esto podría impulsar una mayor conciencia ciudadana sobre la importancia de la participación política y la defensa de los derechos humanos.
Es fácil ver, que las nuevas realidades políticas en Venezuela podrían marcar un cambio significativo en la política venezolana y llevar a un futuro más próspero y democrático debido a factores tales como el desenvolvimiento de la economía, visto que la economía venezolana se encuentra en una situación de crisis, con una generación insuficiente de empleos, filtraciones de capitales y una inflación sostenida. Una reforma política y económica podría ayudar a superar estas dificultades y generar un crecimiento económico más sostenible. En igual sentido obraría el reconocimiento internacional. La victoria de González Urrutia llevaría a un reconocimiento internacional más amplio y a una mayor presión para que el gobierno venezolano cumpla con las normas democráticas y los derechos humanos una vez derrotado en las urnas electorales. Esto podría incluir sanciones económicas y diplomáticas más efectivas para obligar al gobierno a cambiar la política desplegada actualmente. Ello, sin duda alguna, sería posible si se logra una victoria de la oposición y se implementan reformas políticas y económicas profundas, que tienen como presupuesto un cambio.
A vuelo de pájaro, un análisis de las estrategias de campaña para abordar las elecciones por parte de Edmundo González y Nicolás Maduro, aportan elementos para considerar el escenario que presenta mayor viabilidad para hacer realidad lo expuesto con anterioridad. Preste atención, la estrategia de campaña de González Urrutia se basa en el respaldo popular que tiene María Corina Machado, la ganadora de las primarias opositoras, y se enfoca en consolidar su imagen como un líder que puede unificar a la oposición y llevar a un cambio político en Venezuela. En consecuencia, la campaña de González Urrutia se centra en la transición democrática y el rescate de la democracia en Venezuela, lo que se considera una estrategia para atraer a los votantes que buscan un cambio político. Así las cosas, la estrategia de la oposición se enfoca en la defensa del voto y en mantener la estructura de los llamados “comanditos” para trabajar en la defensa del voto y asegurar que los votantes se presenten a las urnas. Con esta estrategia se avizora cambio, una transición.
En contraposición, Maduro hace alarde del control del poder y ha utilizado su influencia para impedir la participación libre de los candidatos opositores y para manipular el proceso electoral. Por esa razón, el gobierno de Maduro ha sido denunciado por múltiples actos de violencia y represión contra disidentes políticos y manifestantes, con lo que se ha pretendido afectar negativamente la campaña de González y la participación de los votantes. De hecho, Maduro ha sido acusado de manipular el proceso electoral para asegurar su reelección, lo que con toda seguridad incluiría la inhabilitación de candidatos opositores y la tendencia manifiesta a suprimir la participación ciudadana. Permítanme una expresión coloquial, en ese escenario se otea más de lo mismo con tendencia a empeorar y creo que la mayoría de quienes habitamos esta tierra de gracia así lo percibe.
Basta revisar el plan de Edmundo González para abordar la crisis humanitaria en Venezuela, que se centra en la reconstrucción del país, la reconciliación entre los venezolanos, la negociación y el diálogo, las reformas políticas y económicas, y el reconocimiento internacional, para percatarse que su victoria en las elecciones presidenciales de 2024 abriría paso a nuevas realidades políticas en Venezuela. Y estas nuevas realidades podrían marcar un cambio significativo en la política venezolana y llevar a un futuro más próspero y democrático para el país, como lo dije antes en este artículo. En última instancia, el futuro de Venezuela depende de las elecciones y de la voluntad del pueblo para buscar un cambio positivo. ¡Hagamos que estas nuevas realidades políticas sean más que solo un sueño!