Ha comenzado la temporada de juicios al expresidente de Estados Unidos. Con suerte para Donald Trump, solo el que se inició el lunes en Manhattan llegará a una sentencia antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Trump es el primer expresidente de Estados Unidos en enfrentar un juicio penal. Una inverosímil novedad en los dos siglos y medio de vida de la democracia americana. También fue el primer presidente en someterse a dos procesos de impeachment (enjuiciamiento político) durante su turbulento mandato. ¿Será también el primer presidente electo desde la celda de una prisión?
Después del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, nada debería ser sorprendente. Estados Unidos se parece cada vez más a América Latina. Aunque por estos lados se puede inhabilitar sin juicio y allá ni siquiera una sentencia en este caso impediría a Donald Trump el ejercicio de sus derechos políticos. Una diferencia notable.
El expresidente está acusado por la Fiscalía de Nueva York de 34 cargos por falsificar casi 3 decenas de registros comerciales con el objeto de encubrir un pago a Stormy Daniels -cuyo nombre real es Stephanie Clifford-, estrella del cine para adultos quien dijo que había mantenido un encuentro sexual con Trump en 2006. El pago de 130.000 dólares lo recibió antes de las elecciones de 2016 del que era abogado del candidato, Michael Cohen, y se hizo aparecer bajo el concepto de «gastos legales».
La Fiscalía de Manhattan, a cargo de Alvin L. Bragg, un demócrata, entiende que se intentó «influir ilegalmente» en las elecciones en las que Trump derrotó a Hillary Clinton. El pago a Daniels era para comprar su silencio y, según ha declarado, posteriormente tanto ella como su hija fueron amenazadas. El exmandatario se considera inocente, niega la relación sexual y ha denunciado que los cargos tienen motivación política. Trump es el eventual candidato presidencial del Partido Republicano.
Estados Unidos vive otro momento histórico y de máxima tensión, que pondrá a prueba a su poder judicial. Trump ha probado todos los recursos legales para retrasar su enjuiciamiento en este caso como en los otros tres que se le siguen en Florida, Georgia y Washington. Es un peso pesado político que aspira a volver a la Casa Blanca y que, se comenta, provocará situaciones que evidencien la manipulación política y, de esa manera, acorralar al juez del caso.
Al frente del tribunal que lo juzga está el juez Juan Manuel Merchán, un veterano jurista de Nueva York que, según una nota de The New York Times, “ha sido consistente en rechazar las mociones de la defensa sobre temas como la divulgación tardía de documentos por los fiscales y los esfuerzos para retrasar o incluso desestimar el caso”.
Merchán, para agregarle más picante y una pizca de ironía al juicio, nació en Bogotá y llegó a Estados Unidos con seis años. Creció en el barrio de Jackson Heights, Queens, y fue el primer miembro de su familia en ir a la universidad. Trabajó como auditor, lavó platos y fue director de noche de un hotel. Ahora, a los 61 años, es juez en funciones de la Corte Suprema del Estado de Nueva York.
El juicio en Nueva York puede durar unos cuantos meses. Las sesiones iniciales se han dedicado a escoger el jurado de 12 miembros, en un proceso de selección donde los candidatos tendrán que responder un extenso cuestionario. Cuando el juicio entre en materia, se espera que el abogado Cohen sea la estrella de la acusación. Trump pasará hasta cuatro días a la semana en el banquillo de los acusados. El final es impredecible.