La Cátedra Libre Edgard Sanabria, así con d, según nos corrigen acertadamente sus familiares y verificó el profesor José Alberto Olivar en documentos de aquellas épocas, surgió de las conversaciones consuetudinarias que sostengo con el diputado amigo Luis Barragán. Le fuimos dando forma. En las reuniones para las protestas los estudiantes volvían a pedir creatividad, porque naturalmente contrarían la palabra paro, disonante a sus intereses. Barragán decía que la protesta debía ser con más clase -no creo que por la elevación social. Me fijé en la puerta de nuestra universidad tomada y listo, macerada la propuesta.
Una vez conjuntados los apoyos de egresados, estudiantes, profesores y trabajadores, compartida la idea dentro y fuera de la universidad con posibles participes, nos lanzamos. Pensamos que debía ser alguien de la Universidad Central de Venezuela como primer orador. Lógico. La idea de unidad en las luchas. Sanabria fue profesor allá. Evitar la endogamia tan propia de Sartenejas. Abrirnos. Porque la Cátedra está pensada en torno a la libertad, a la irradiación.
Todo llevó en ida y vuelta al exrector Giuseppe Giannetto. Estupenda selección. Allí estuvo y dijo de Autonomía, de libertades, de país, de democracia, de historia universitaria, de la USB con autoridades impuestas y no electas. Justo lo planeado para dar inicio a la Cátedra. Dictó cátedra, como buen rector. Frente a estudiantes luchadores, frente a colegas, a trabajadores. Incluso un concejal quien paró su carro, aplaudió y se acercó luego a saludar.
La Cátedra también surge de la concepción de que la lucha no puede cambiar su rumbo, no puede detenerse en detalles sucedáneos. Aunque, desde luego, es verdad que los sueldos son miserables, que nos robaron todos los avances laborales de tantos años, que desconocen el derecho laboral y todo derecho, especialmente los humanos. No me canso de repetir como una cantinela que los derechos laborales son derechos humanos. Pero el núcleo de la cuestión no está allí. El problema es la concepción del Estado por parte de este régimen. El problema es el desconocimiento de la Constitución y el atropello a todo acuerdo nacional e internacional firmado. El problema es la corrupción que corroe como las ratas. El problema es el país, la democracia, la libertad. Sin eso no habrá vida digna. Así que lo que protestamos son los sueldos, la vida digna soñada y el país distinto elaborado.
Allí está la Cátedra. Ya nació. Seguirá. Urgida de apoyos. Recordaremos las palabras de Giannetto, la queremos circulando. La demostración de que la universidad está viva, de que el país cuenta con ciudadanos activos en la lucha, en la transmisión de las ideas. Ciudadanos probos, inteligentes, capaces, respetables, para conducir en cualquier lugar los destinos institucionales. Me complace enormemente la concreción de la idea. Hay otra universidad, más allá de la tomada. Hay otro país, más allá del secuestrado. Debemos llegar a él, cuanto antes.
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